Hoy me he despachado con la noticia de una futbolista molesta porque un taxista le dijo que las mujeres no tenían que jugar al fútbol, Lo argumenta primera diciendo que el taxista le pidió conversación, cosa poco normal para aquellos que cogemos un taxi, es todo lo contrario el cliente el que entabla conversación. Segundo la persona en un ambiente coloquial expreso una opinión que uno no comparte, pero respeta, como cuando esas personas trabajadoras del trasporte público, nos puedan expresar y estar en las antípodas de la ideología de uno. Para eso existe la tolerancia en un sistema democrático y por supuesto la libertad de expresión que sería de este diario si estuviera mediatizado y teledirigido por una casta dominante.

Recordarnos no obstante que se trata de condenar a un trabajador del taxi, por una opinión, que hay que quitarle la licencia o ir a la caza del estigmatizado como elemento represor de censura y coacción con ese desafortunado termino que, aunque por el uso del mismo hasta la RAE lo reconoce.

Machismo, porque no masculinismo; por cierto, la RAE solo reconoce; masculinísimo, porque no hembrismo en vez de feminismo. Esta palabra denota animal y por tanto exento de razón y culpa.

Gran problema tenemos en este mundo: si el misógino o la misandria toman el mando; esos hombres que odian a las mujeres y mujeres que odian a los hombres.

Una reflexión propia. “La bondad o la maldad, la inteligencia o la estupidez, no dependen de la entre pierna sino de la azotea”.

Mientras el sexo vaya por delante del intelecto y se provoque una guerra entre los mismo. No dejaremos de ser unos simios en periodo de evolución a personas o seres humanos.

Aquí en este mundo y utilizando un símil romano, solo existen patricios y plebeyos incluyendo esclavos. Ricos y pobres, explotadores y explotados. Menos manipulación y más información.

Gracias trabajadores del taxi, por estar siempre cuando se os necesita y aguantar nuestras impertinencias.