Como habitual usuaria del autobús quiero dar las gracias a los conductores que lo hacen bien. Hoy mismo he dado con uno, en la línea 23, al que le he hecho saber mi gratitud por ello y por decantar el vehículo para facilitar mi bajada. 

 Pero también quiero manifestar el descontento (y creo poner en mi carta el deseo de muchos), por todos aquellos que conducen a trompicones. Supongo que unos y otros son expertos en el manejo del volante, y conscientes de que transportan personas, por eso me pregunto: ¿dónde estriba la diferencia entre los primeros y los segundos? ¡Ya me gustaría saberlo! ¡Ya nos gustaría saberlo! Mientras, yo les animaría a expresarse con los propios conductores. Igual es que no se dan cuenta...