Cuidadín, cuidadín

Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio en una reunión del pasado mes de septiembre en la sede del Gobierno regional de Madrid, en la Puerta del Sol.

Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio en una reunión del pasado mes de septiembre en la sede del Gobierno regional de Madrid, en la Puerta del Sol. / EFE

Moisés Aparici Pastor

Moisés Aparici Pastor

Tras esa mirada lánguida y súper aprendida a las que nos tiene acostumbrados la lideresa del PP Ayuso, debe de haberse quedado sumida en la inquietud y mascullar algún tipo de letanía admonitoria, al conocer que el último barómetro autonómico del CIS, le aleja de la mayoría absoluta, por lo que, en ningún caso la presidenta regional va a poder alcanzar los 69 diputados que le permitirían prescindir de Vox, quien también baja diputados. ¡Perdón! Que el PP no cree en los barómetros del CIS, y menos aun cuando este dibuja un panorama más favorable para la izquierda, pero si Ayuso quiere gobernar, tendrá que hacerlo con el peligroso lastre de Vox. En fin señora, que el bacalao todavía no está cortado.

Cuidadín, cuidadín, que Vox ya te ha tumbado los presupuestos para el 2023. Esa sería tu llave, la llave de tu gobernabilidad Ayuso ¿lo entiendes ahora? No se trata de rojos o gobiernos bolivarianos, se trata de la ultraderecha que te puede acompañar, la misma ultraderecha que cuando aletea la porquería de sus ideas, esa su sombra negra de su alma, tiembla. Y Ayuso seguirá proclamando que Tezanos cocina los datos a voluntad de los socialistas, pero más allá de suspicacias políticas interesadas, como ella misma ha expresado: Antes del 4M daban la mayoría a la izquierda y al final sumamos más que toda la izquierda junta, lo que nos dice en realidad, es que no te puedes fiar de las encuestas. No te duermas en los laureles, las quimeras te pueden haber favorecido en el pasado, pero éstas serán otras nuevas elecciones. Se consolida la tendencia que dice que el efecto Ayuso era eso, un efecto, y ha pinchado. Todo está abierto Ayuso, pero tu cielo político comienza a gotear, arrastra polvo de culpa y huesos de humo. Menos humos pues. No es el CIS, las urnas hablan.