Olga y la desigualdad

Una patera con inmigrantes en el Mediterráneo

Una patera con inmigrantes en el Mediterráneo / DPA vía Europa Press

Miguel Terrés Hernández

La conferenciante culminó su disertación argumentando:

"A lo largo de la historia de la humanidad, si el lugar que los hombres han estado ocupando no ha llegado a satisfacer sus necesidades más elementales ni ha colmado sus expectativas personales o colectivas, irse a vivir a otro distinto ha sido un rito ancestral y perdurable. Por puro instinto de supervivencia, infinidad de generaciones se han visto forzadas a cambiar sus emplazamientos. Y, tras haber comprobado que la última estancia les ofrecía los recursos idóneos para subsistir, solo a partir de entonces su existencia se convirtió en estable.

El repaso imparcial y veraz, el recuento objetivo de las vicisitudes de la genealogía de cada uno de nosotros acaba por demostrarnos a todos una cosa: que somos semejantes a esquejes de árboles desgajados de otros árboles que a duras penas echaron raíces en la tierra si esta no les cobijaba ni les nutría como necesitaban imperiosamente. Eso significa que, aunque hoy en día se halle circunscrito a unos pocos enclaves geográficos, el estilo de vida nómada ha sido la pauta que en todo tiempo ha marcado el destino de incontables grupos de individuos.

El anhelo irreductible de bienestar del género humano está en el origen tanto de las corrientes migratorias interiores como de las exteriores".

Como la mayoría de los asistentes, Olga y yo coronamos con un aplauso fervoroso el trasfondo solidario de sus palabras.

Olga es activista prorrefugiados en una de las islas griegas del Mar Egeo.

Allí contrajo el tifus y causó baja durante dos semanas. No conocía España y yo la invité a pasar los días de convalecencia en mi casa junto al mar.

Acabada la conferencia, fuimos paseando hasta la bocana del puerto.

El atardecer era apacible y sobre la línea del horizonte despuntaba la silueta de un crucero.

Señalando la proa del buque le dije a Olga:

-Por allí suelen llegar las pateras.

Ella dijo conmovida:

-Cuesta entenderlo:cruceros y pateras navegando por el mismo mar con destinos bien distintos. Es una paradoja incomprensible.

Un momento después se repuso y dijo:

-La conferenciante ha proclamado verdades como puños sobre ello.

Sus consideraciones han sido dardos certeramente clavados en la diana, ¿no crees?

-Vámonos a tomar algo, ¿te parece bien?

-Como quieras. Dejemos de intentar arreglar este mundo, que es un nido donde se acuna inacabable la desigualdad.