Cartas de los lectores

Las casetas llamadas de los «hippies»

Zona del paseo marítimo que los "hippies" de la Explanada.

Zona del paseo marítimo que los "hippies" de la Explanada. / JOSE NAVARRO

Manuel Sánchez Monllor

Manuel Sánchez Monllor

Durante quince años se ha ocupado con las casetas llamadas de «hippies» un espacio tan emblemático de la ciudad como es la Explanada, hurtándolo al libre esparcimiento de los ciudadanos. Lamentable abuso por parte de quien lo autorizó y deterioro de imagen de la ciudad.

¿Qué justifica la ocupación de ese u otros privilegiados espacios creados para el libre esparcimiento? La Explanada, al igual que otros magníficos paseos frente al mar, son patrimonio de libre disfrute ciudadano. No deben en ningún caso ser lugares de comercio privado. ¡Y qué comercio!, camisetas, gorras, banderas, cinturones, baratijas, bolsos, batas… Nada que no se encuentre con mejor calidad en los comercios de la ciudad.

El puerto ha sido recientemente objeto de una importantísima mejora en innovación, calidad de materiales, estética-coherencia urbanística y ampliación del paseo, creando otro paralelo de suelo de madera elevado sobre la superficie del agua. Ha mejorado, lo que constituye tal vez el mayor espacio de esparcimiento, a la vez que el más visitado de la ciudad. Todos, propios y extraños, coinciden en el gran logro obtenido, siendo objeto de satisfacción por los muchos que lo disfrutan. Sólo cabe la felicitación y agradecimiento a la Autoridad Portuaria, al Ayuntamiento, y, por supuestoa al arquitecto Javier García-Solera Vera por su excelente proyecto. Así se hace ciudad. Cuando se especula con la posibilidad de que las casetas pudieran situarse en zonas como la del puerto, asalta el temor de que una vez más se violen mediante la ocupación espacios públicos creados con otra finalidad distinta a la del comercio de unos pocos. Los atractivos existentes en el entorno de esos espacios son suficientes y de excelencia. No más chiringuitos. Los ciudadanos que amamos a nuestra ciudad no lo entenderíamos ni lo perdonaríamos.

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