Hacer una «Pedroruizada»

Llevo tiempo pensándolo. Siempre me he interesado por el devenir de mi país, por conocer los entresijos de la política. He leído, escuchado y visto medios de la más variada índole, para tener una equilibrada opinión de lo que ocurre en esta España que adoro, a pesar de algunos «luciérnagos», que me quieren hacer creer que todo vale, que debo tragarme lo que sea, simplemente porque han sido los votados por la ciudadanía.

Hace unos años escuché, en una entrevista muy interesante de esas que ya no se hacen, a Pedro Ruiz y no me atreví a adoptar su posición. Él reconocía, sin tapujo alguno, que no votaba y que, como le habían dado por todos lados y echado de varios medios de comunicación por ser libre, había tomado esa decisión y se sentía mucho más tranquilo desde entonces.

He tardado casi cuarenta años en darme cuenta pero creo que «la dicha es buena». No les voy a perdonar, jamás, la metedura de pata que han protagonizado con respecto a los asesinos de ETA. Ni a los que, supuestamente, no se dieron cuenta de la intromisión de esa cruel parrafada, por ágrafos y vagos, ni a los que, a cambio de unos votos, por amorales, son capaces de admitir cualquier cosa, con tal de proseguir su andadura con las posaderas pegadas a sus más que cómodos asientos. Los palmeros del grupo terrorista son repugnantes, así que no voy a emplear más palabras para calificarlos. Y a aquellos que los justifican únicamente puedo decirles que no sé cómo son capaces de dormir tranquilos. Me he puesto en la piel de los familiares de los asesinados y heridos y sólo puedo decir que me solidarizo con ellos y que muchos entendemos su enorme desazón.

Eso sí, creo que nadie tiene derecho a decirme que, por no votar, no debo opinar. ¡Faltaría más!

Pago mis impuestos y cumplo con «Somos Todos».

Me he quedado muy a gusto. ¡Gracias!