Cartas

Hoy es el día de los difuntos

Fotograma de la película 'Volver', de Pedro Almodóvar.

Fotograma de la película 'Volver', de Pedro Almodóvar.

Antonio Alaminos López

Antonio Alaminos López

Recuerda, –memento–, que hoy, 2 de noviembre, es el día de los difuntos. Y se realizan en todo el mundo conmemoraciones relacionadas con la muerte y el más allá: la vida después del tránsito. En nuestro país se visitan los cementerios, se ora por las almas y se limpian las sepulturas. Se comen huesos de santos, buñuelos de viento y se representa el Tenorio. Se encienden lámparas, se medita sobre el paso del tiempo y, muchos, huimos de visiones de disfraces y golosinas. El refranero tiene muchos proverbios latinos, que son expresiones que emiten una sentencia, que nos hablan del correr de las épocas, -tempora mutantur-, los tiempos cambian, y todos debemos cambiar con ellos, anima a adaptarse a los cambios sociales y no lamentarse en exceso al comparar dos situaciones temporales. El tiempo huye, –tempus fugit–, irreparablemente. Recuerda la muerte, –memento mori– y –carpe diem–, aprovecha el día. El tiempo rige el acto, –tempus regit actus–, que en Derecho comporta que el reo sea juzgado según la ley que en el momento de cometer el delito esté vigente. Pensamiento de máxima actualidad política y social.

Pero hay otras situaciones en el año en las que el tiempo también es protagonista, como los días al final y al inicio de las cuatro estaciones, –las témporas–, un periodo dedicado a dar gracias por los beneficios de la tierra y a pedir cosechas abundantes. También ayudan a medir el tiempo y predecir la meteorología otras tradiciones, irrisorias, como el día de la marmota; y a almanaques, serios, como el calendario zaragozano. Distinta forma de pronosticar son las cabañuelas, que para el próximo invierno presagian temperaturas bajas y nevadas en todo el territorio nacional. Parece que están haciendo, más bien, un pronóstico de la posible situación política, aquí y en todo el mundo: viento en la competitividad económica, frío en la dignidad laboral, heladas en el estado del bienestar, nieblas en la vivienda, granizos en la paz y lluvias en la igualdad. Por lo tanto, –memento mori–, recuerda la muerte: Y mientras vivamos la vida, procuremos hacer el bien en todo tiempo y lugar. ¿No les parece?

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