Cartas de los lectores

Segunda carta a los Reyes Magos

Un momento de la Cabalgata de Reyes de 2022 en Elche.

Un momento de la Cabalgata de Reyes de 2022 en Elche. / Matías Segarra

Pilar Puche Lacueva

 Queridos Reyes Magos, os escribo de nuevo este año para pediros el mismo regalo que el año pasado un puesto de trabajo adaptado. Soy la maestra con discapacidad, sí esa que tiene parálisis cerebral y como consecuencia una movilidad reducida. Sí, esa que lleva trabajando casi veinte años para la conselleria. Esa a la que quisieron jubilar por hacer valer sus derechos. ¿Os acordáis de mi, verdad?

Quisiera contaros que tras vuestra carta, el diario INFORMACIÓN sacó mi caso a la luz. Fueron muchos los que se cabrearon e intentaron negar la situación y a otros les tocó mover ficha aunque sólo lo hicieron para poner a salvo su trasero. Al final todo quedó en nada. Yo volví de nuevo a mi centro y continúo en las trincheras guerreando por el puesto que por derecho me merezco. Los compañeros de Comisiones Obreras me ayudan en todo cuanto pueden y la administración y sus representantes directos se siguen lavando las manos y dilatándolo todo en el tiempo. Y la verdad queridos Reyes Magos, es que la inclusión sí que es un cuento, muestra de ello es la desidia y abandono que sufre el colectivo de docentes con diversidad funcional por parte de la Conselleria de Educación que ignora nuestras necesidades dejándonos en situaciones de total desamparo e indefensión.

El elevado número de colegios sin adaptar, las numerosas plataformas digitales inaccesibles para muchas personas con diversidad funcional, la falta de protocolos para realizar las adaptaciones de los puestos de trabajo que nos deja en situaciones críticas en la que nuestra salud física y mental o incluso nuestra integridad física corren peligro, la falta de expertos en discapacidad que asesoren y elaboren tales adaptaciones, el valor de recomendación y no de prescripción de los informes emitidos por el INVASSAT que no le dan a éste valor alguno, la nula formación y sensibilización de tantos inspectores y equipos directivos sobre discapacidad, y la falta de partidas presupuestarias para llevar a cabo tales acciones hacen de la inclusión un verdadero timo en una sociedad democrática en la que se supone que todos tenemos los mismos derechos a un trabajo digno.

Por eso, queridos Reyes Magos, os pido de nuevo este año que me echéis una mano. Que me deis fuerzas para seguir en las trincheras luchado por el puesto adaptado que me merezco, para seguir educando en la igualdad no solo con la palabra sino con el ejemplo. Para seguir abriendo camino y sentando precedentes. En fin para que pueda disfrutar muchos años de la compañía de mis niños abriendo ventanas para el aprendizaje y aprendiendo de ellos.

Pues una sociedad inclusiva no ha de ser un cuento sino una oportunidad de ser mejor, un deber y sobre todo un derecho.

Hasta siempre Reyes Magos, gracias de antemano.

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