Cartas de los lectores

El comprador de piedras preciosas

El comprador de piedras preciosas.

El comprador de piedras preciosas.

Miguel Terrés Hernández

Le disgustaba pertenecer a la clase media alta. Anhelaba codearse con los oligarcas de la metrópoli en la que había nacido y vivía pero nunca se le había presentado la oportunidad de tratarlos. Le incomodaba que sus amigos y conocidos considerasen imposible que saltara la barrera inexpugnable de los estatus sociales con la intención de incorporarse al escalón más alto.

Cierto día le llegó la ocasión de demostrarles que se equivocaban. Fue cuando falleció un rico pariente lejano suyo sin ningún otro familiar más que él solo. Heredó así varias fincas con dachas y la impronunciable suma que aquel había ido acumulando en su cuenta corriente.

Desde entonces perdió el complejo que le había atenazado de por vida. Y como siempre había deseado comprar piedras preciosas, una mañana entró en la joyería más distinguida de la ciudad. Compró un zafiro azul magenta y un rubí. «El diamante lo descarto; es una joya muy manida», se dijo.

Entró en el coche y arrancó. Enfiló despacio por la orilla izquierda del río. De repente, sonó un estallido brutal. Según la identificación que realizó la policía, él fue una de las seis víctimas mortales del ataque lanzado con misiles desde la frontera con Ucrania.

Tracking Pixel Contents