Cartas de los lectores

El señor Berenjena y los cenizos

Gente trabajadora.

Gente trabajadora. / INFORMACIÓN

Pedro José Baños Márquez

El señor Berenjena luce muchas veces trajes de ese color. Le sientan muy bien, pues es el más guapo del reino y lo sabe. Para su desgracia, el rey es más bello y más alto. También mucho más digno, pero ese es otro asunto. Cualquiera de los demás mortales no se atrevería a ponerse un traje tan hortera. Pero él es especial.

Está encantado de conocerse a sí mismo, se cree sus propias mentiras y nos toma por imbéciles.

Yo jamás le votaría, pues no le debo mi sueldo ni tengo montado un puesto de verduras subvencionado por su desgobierno, es decir, pagado realmente por todos los españoles.

Muchos periodistas, asesores de sus asesores, miembros de comités de expertos de la TIA -con todos los respetos al genial Ibáñez- cientos de comediantes y «comediantas», que deciden cuál es el humor de fachas o el bueno -que es el suyo, por supuesto- le deben cada cucharada de sopa boba que toman con fruición.

Por otro lado, quienes deberían ser la oposición me parecen tan cenizos que me inspiran absoluto sopor. No han estado a la altura con mi Valencia y nunca se lo perdonaré.

Sobre las radicales, a un lado y al otro, podría escribir mil y una palabras, mas no merece la pena perder el tiempo con quienes prometieron cambios en el sistema y se han mimetizado tanto con él que cuesta trabajo distinguirlos de los demás, excepto a los que huelen a terror: esos son unos desgraciados y unos malnacidos.

Hay tanto estómago agradecido en nuestra sociedad que de vez en cuando me gusta ver la escena de la película de Garci El Abuelo, basada en la novela homónima de Pérez Galdós, en la que Don Rodrigo de Arista Potestad -Fernán Gómez en estado de gracia- le canta las cuarenta a varios personajes que representan a la sociedad española de la época. Se parece tanto a la actual que sonrío y me doy cuenta de lo que hemos mantenido de antepasados y de lo poco que hemos aprendido.

España es así pero me siento muy orgulloso de ella, le pese a quien le pese. Sigue habiendo héroes: sanitarios, empresarios, deportistas, militares... Gente trabajadora, honrada y con valores.

Perder el tiempo con fobias es una patochada. Hay que actuar y pienso, a pesar de todo, que la juventud nos salvará.

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