Cartas de los lectores

Las hogueras y el fuego

Las hogueras son uno de los iconos de la noche de San Juan.

Las hogueras son uno de los iconos de la noche de San Juan. / Shutterstock

Francisco Penalva Aracil

A los alicantinos nos gusta el fuego. De chiquillos celebrábamos la noche de San Juan en nuestros pueblos amontonando en un descampado maderas, trastos viejos y cartones para quemarlos en una gran hoguera que, una vez encendida, corríamos alrededor de ella. Incluso los más atrevidos saltábamos por encima de las llamas. Observando después, con una gran expresión de alegría en nuestras caras enrojecidas, cómo se apagaba lentamente.

El quemarlas se remonta a antiguos rituales paganos que celebraban la llegada del verano. Era un momento decisivo en la relación del hombre con la naturaleza.  

Las hogueras de Alicante son auténticas obras de arte construidas por artistas falleros a lo largo de todo el año. Y representan, en formas de ninots, elementos de la vida cotidiana, con un toque de humor y sátira, pero sin herir a nadie. Denunciando situaciones sociales o políticas, junto a carteles en los que hay escritas palabras alusivas a las mismas. Son un símbolo de nuestra cultura, de la pasión el arte y el sentido de comunidad, que nos caracteriza a los alicantinos.  

El fuego es tan viejo como el mundo. Se podría decir que el inicio de la vida empezó al frotar los hombres primitivos, primeros pobladores de la tierra, un palo de madera seca sobre una piedra y crear al hacerlo chispas, de las que nacieron las primeras llamas que hicieron arder las hogueras.

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