El candidato del Partido Popular a la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha abierto un frente en Elche contra Ximo Puig y Carlos González sacando brillo a su gestión en la ciudad desde la Diputación y lo que esto ha supuesto para la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana y principal feudo de los socialistas. Ha sido tan sencillo como poner blanco sobre negro en dos cuestiones capitales: inversiones realizadas este mandato, que él cifra en 41 millones de euros en la ciudad; y la situación de parálisis en la que se ha convertido el proyecto de Centro de Congresos.

Si desde la institución la semana pasada aseguraban que se aprobaría en el pleno de octubre el pago de los cerca de 4,5 millones de euros previstos para las expropiaciones, pactadas a finales del pasado año, este miércoles, aprovechando una visita a la ciudad invitado por los rotarios, aseguraba que el tema se estancaba hasta que el Ayuntamiento de Elche le envíe la documentación.

Ha sido tan sencillo como poner blanco sobre negro en dos cuestiones capitales: inversiones realizadas este mandato y la situación de parálisis en la que se ha convertido el proyecto de Centro de Congresos.

Mazón mide mucho sus pasos. Hace una semana, en una reunión en la Diputación, se enteraron sus asesores y diputados oficialmente que el alcalde quiere incluir más terrenos en este proyecto por un valor de 1,2 millones de euros. Le pidieron a la edil, en este caso Ana Arabid, de la plena confianza del regidor pues ha estado al tanto de dichas negociaciones, que el regidor ilicitano llamara a Mazón para explicárselo y, aunque ambos coincidieron en IFA el pasado viernes, con ocasión de IV Alicante Gastronómica, no hablaron del tema, por separado sí hicieron declaraciones al respecto. Y, es curioso, hablando de lo mismo: las prisas del proyecto.

Hace una semana, en una reunión en la Diputación, se enteraron sus asesores y diputados oficialmente que el alcalde quiere incluir más terrenos en este proyecto por un valor de 1,2 millones de euros.

Ayer miércoles, se cumplió una semana desde que se pidió a González que llamara al presidente Mazón y le explicara para qué 1,2 millones más de suelo y cómo podía afectar, para mejor, esa inversión extra que ahora aparece. Pero esa comunicación solicitada no se ha producido y dirimen el asunto a través de los medios de comunicación. Es un partido de tenis infinito en el que el único objetivo es agotar al contrincante.

Mazón, en el mercado de la palma de Elche, cuando anunció que pagaría el estudio del proyecto del Tram en Elche Matias Segarra

Mazón ha roto la baraja en este asunto y, aunque se pueda querer entender que con esa paralización es el culpable de que el proyecto entre en la deriva de la política y no de los hechos consumados por la buena gestión entre dos administraciones de signo distinto pero que han repetido hasta la saciedad que quieren lo mismo, la realidad es que al presidente de la Diputación no le ha quedado otra porque sin documentación que aportar al pleno de la institución que preside difícilmente se puede aprobar este asunto. Si Mazón después de asegurar que quería dar carpetazo a esta fase del proyecto cuanto antes hubiera retirado este punto del orden del día sin explicaciones a buen seguro los socialistas habrían visto este movimiento como un paso atrás independientemente de que pueda ser el alcalde de Elche el responsable de que la documentación siga en el sueño de los justos.

Un éxito de Mazón en Elche puede ir en detrimento de Ximo Puig a quien, como ya dije no hace mucho, no hay visita a la ciudad en la que no le salga un grano o dos.

Es difícil saber si Mazón actúa en este procedimiento como presidente de la Diputación al intentar impulsar el proyecto o como candidato del PP a la Generalitat Valenciana, como también es complejo adivinar si a González, con estos diez meses que llevamos desde que se anunció dónde iba el Palacio de Congresos, está haciendo todo lo que está en su mano para acelerar un proceso porque sabe que un éxito de Mazón en Elche puede ir en detrimento de Ximo Puig a quien, como ya dije no hace mucho, no hay visita a la ciudad en la que no le salga un grano o dos.

Aún resuena el discurso del rector de la UMH en la apertura de curso donde no dejó bien parado al presidente de todos los valencianos al que directamente acuso de anteponer decisiones políticas, como conceder el grado de Medicina a la UA, a la gestión, aunque eso pueda llevar al derroche, que fue de lo que lo acusó.

Mazón y Puig,en el Palau de la Generalitat durante la pandemia INFORMACIÓN

Y si este supuesto derroche de Puig se ve en decisiones como la adoptada en la UA, en cambio no se le ve para cumplir con la deuda histórica de Elche, de la que hemos cumplido cuatro años desde su anuncio y lo que queda. Esta semana el alcalde, quien en verano aseguró que antes de acabar septiembre iba a tener firmado el protocolo, se le ocurrió decir en un acto que ya tenía fecha para la firma del mismo. Y no se le ocurrió otra mejor que la del 9 de Octubre, el Día de la Comunidad Valenciana.

Carlos González y Carlos Mazón, junto a la concejala Patricia Macià ANTONIO AMOROS

Mientras todo esto ocurre, ayer Mazón recordó cuál es la cantidad que ha recibido Elche de la institución que preside en estos cuatro años: 41 millones de euros. ¿Y Puig? Seguro que mucho más porque, entre otras cuestiones, las competencias en muchas materias fundamentales para el devenir de la ciudad son suyas aunque solo citaré Sanidad o Educación donde se ha hecho o se está haciendo buena parte de lo previsto y acordado, que nunca se podrá confundir con el pago de la citada deuda.

Pero esa comunicación solicitada no se ha producido y ambos, González y Mazón, dirimen el asunto a través de los medios de comunicación.

Oiga, esos 43 millones de euros en que se tasaron los terrenos de la UMH que ahora hay que reintegrar a Elche, al cabo de casi tres décadas desde que se expropiaron para el campus ilicitanos, deben salir de aportaciones extraordinarias de la Generalitat Valenciana. Y este, a mi modo de ver, es el principal problema que nos vamos a encontrar, el tener que discernir si un proyecto que se anuncie para la ciudad es para pagar la deuda pendiente o dentro de las inversiones ordinarias que la Generalitat Valenciana tiene que realizar en la ciudad, como hace en el resto de la Comunidad Valenciana. Y no es nada fácil discernirlo y les pongo un ejemplo. A cuenta de esos 43 millones de euros Puig compró por 800.000 euros el antiguo edificios de Correos en Elche pero meses más tarde también hizo lo propio en otras ciudades importantes con esos mismos inmuebles. Entonces, ¿de qué cuenta es esta inversión?

Puig, junto al rector de la UMH, la semana pasada cuando abrió el curso académico de las universidades valencianas ANTONIO AMOROS

El PSOE no puede perder Elche como cabecera de comarca, como capital del sur de la provincia y, por qué no decirlo, como ciudad más importante de la provincia y de la Comunidad Valenciana en la que gobierna. Otra cuestión es que vaya a salir a las próximas elecciones asegurando que va a arrasar en todos sitios. Pero Mazón no va a cejar en su empeño de demostrar que aquí se ha hecho con este asunto del Palacio de Congresos una gestión pésima por parte de los responsables municipales, que no es solo más que un ejemplo de cómo le ha ido a los ilicitanos con Puig y el pago de la deuda de la Generalitat. Y ayer dejó caer estas dos frases en una nota de la institución que preside: "los ilicitanos son los grandes olvidados y descartados en los anuncios de la Generalitat” y "cumplimos así con nuestro reconocimiento explícito a la deuda histórica con los ilicitanos”. ¿Les suenan?

Y del tranvía, del que Mazón prometió pagar un estudio de anteproyecto de viabilidad del Tram en Semana Santa, que González directamente despreció, escuchamos esta misma semana a Puig en las Cortes Valencianas decir que quiere vertebrar (más, añado) la Comunidad al asegurar que desde la Vega Baja quiere que llegue hasta el aeropuerto... que entendemos sería pasando por Elche y no a través de las Salinas de Santa Pola, que son parque natural. Y ahora González le ha añadido que le va a pedir una parada.