La cúpula provincial del PP está dispuesta a cortar de raíz el descontrol en el manejo del dinero de sus direcciones locales. A falta únicamente del visto bueno de Génova, la ejecutiva que lidera José Císcar tiene ya perfilado un modelo que permitirá regularizar el actual sistema -muy extendido y que funciona con "contabilidades paralelas" a nombre de particulares o de asociaciones- y garantizar, de esa manera, un cierto control sobre los balances económicos de las agrupaciones, que hasta ahora vienen escapando a cualquier tipo de fiscalización, como viene públicando este periódico desde el mes de febrero.

Los conflictos internos han terminado por destapar una fórmula de gestión del dinero que mueven los colectivos locales del PP marcado por la falta de transparencia y por la "picaresca" para evitar tanto las auditorías públicas como las que pudiera realizar el propio partido. Es un modelo generalizado en el que la inmensa mayoría de las agrupaciones mueven sus fondos a través de cartillas de ahorro a nombre de particulares o de entidades sin ánimo de lucro -Asociaciones Populares o, incluso, de organizaciones culturales-, algo que evita al Tribunal de Cuentas. Ese sistema convierte esas cuentas -en las que se ingresan aportaciones de concejales, cuotas de afiliados y donaciones de particulares- en opacas y de muy difícil acceso. Muy pocos saben el dinero que se maneja a través de esas cartillas que funcionan en direcciones locales del PP como Benidorm, Elche, Elda, Dénia o El Campello, sólo por citar algunos ejemplos. En medio del grave escándalo en el que está inmerso el extesorero popular Luis Bárcenas, esa anomalía detectada en las contabilidades municipales del PP disparó todas las alarmas.

Desde entonces y mientras ha crecido la polémica, la cúpula ya ha concretado un sistema en el que cada agrupación tendrá un CIF -hasta ahora el código de Génova sólo servía para las organizaciones autonómicas y provinciales- y, por tanto, una cuenta legal a nombre del partido de la que se responsabilizará directamente cada presidente local. El secretario general del PP, José Juan Zaplana, ya dio alguna pista en esa dirección durante la reunión que mantuvo con dirigentes locales de su partido que están en la oposición. Finalmente, se ha descartado la opción de que fuera la cúpula provincial la que tuviera un control más directo, algo que han rechazado algunos dirigentes locales. Ahora sólo falta que Génova levante el pulgar y que el nuevo sistema se ponga en marcha.

Una "patata caliente" que quemaba a todo el mundo

La polémica por la gestión del dinero de las agrupaciones locales del PP se había convertido en una "patata caliente" de la que nadie quería oír hablar. Pero, en medio de la actual escena política, los populares saben que es una necesidad. No queda otra. Una de las exigencias ciudadanas, de hecho, es que el control de los fondos se realice con la máxima pulcritud.

En esa estrategia cabe enmarcar la operación de la dirección provincial que lleva semanas dándole vueltas a un sistema que, de alguna manera, le permita supervisar los movimientos económicos sin vulnerar la autonomía de sus agrupaciones locales. En todo caso, la cúpula del PP piensa que, una vez que se regularice la situación, es momento de pasar al contraataque y por tanto, así lo han pedido a sus cargos locales, de investigar como gestionan su dinero el resto de las formaciones políticas.

En gran medida, la culpa del actual descontrol de las agrupaciones locales corresponde directamente a Génova. La dirección nacional del PP, de hecho, descartó extender el principio de "caja única", aplicado a las organizaciones autonómicas y provinciales, a los municipios para evitar, por ejemplo, que un eventual embargo a una agrupación afectara a sus reservas. Eso abrió la vía, admiten en el PP, a que cada junta local hiciera la guerra por su cuenta y cuadrara una fórmula propia de gestión.