Las mil (o casi) definiciones de la lengua de la Comunidad
La propuesta de la Acadèmia coloca en plano de igualdad los nombres «valenciano» y «catalán». RAE, el «Moliner», el «Casares» o la Academia Galega hablan de «variedad», «dialecto» o «habla»
alfons garcia
¿Qué es el valenciano? Los filólogos -la mayoría- lo tienen bastante claro. Los políticos y los juristas parece que no, dadas las resistencias a cerrar un debate que se arrastra desde hace décadas. Qüestió de noms escribió Joan Fuster en 1962, aunque el ensayo se centraba en el asunto del nombre del territorio, si bien las denominaciones de éste y del idioma han ido unidas sin remedio a una polémica que rebrota cada cierto tiempo, por más que algunas voces recuerden la esterilidad de la misma.
La última definición de valenciano, propuesta por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), ha sido rechazada por plasmar que valenciano y catalán son denominaciones «compatibles» para el idioma «compartido». La versión oficial y políticamente correcta, no obstante, es que la definición «no se acomoda» al Estatut d'Autonomia. Esto sucedería ya con el dictamen de la AVL sobre la entidad y el nombre de la lengua de 2005, si bien éste se aprobó con aplauso general y se publicó en el Diari Oficial.
Vista desde un enfoque filológico, la definición de valenciano de la AVL es un avance sobre lo que ofrecen otros diccionarios hasta el momento, al colocar en una relación de igualdad las dos denominaciones (valenciano y catalán).
En diccionarios tan ilustres como el de la Real Academia Española (RAE), el de María Moliner, el Casares, el del Institut d'Estudis Catalans (IEC), el Català-Valencià-Balear o incluso el del Institut Interuniversitari de Filologia Valencia y Bromera (que lleva el sello de la Generalitat en su portada) no se da esa relación horizontal. Al contrario, el valenciano es considerado en estas obras lexicográficas como «variedad», «dialecto» o «habla» -sin categoría de lengua, por tanto- y subordinado a la denominación de catalán, la reconocida, por otra parte, en el mundo universitario y científico (por ello, los títulos oficiales son de Filología Catalana).
Hay dos excepciones en este paisaje lexicográfico: el diccionario de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV), entidad nodriza en la lucha contra la unidad de la lengua desde los 70-la AVL ha bebido no obstante de las fuentes de esta obra-, y el incluido en las últimas versiones del SALT, el programa oficial de la Generalitat de traducción al valenciano. Este dice en la edición vigente sobre el valenciano: «Idioma oficial de la Comunitat Valenciana, junto con el castellano, según el Estatut d'Autonomia de la Comunitat Valenciana». O sea, la definición huérfana de filología que propugna el Consell Jurídic Consultiu en su reciente dictamen y que encaja con los planteamientos del Consell.
Esto no ha sido siempre así, ya que, en sus primeras versiones, el SALT reproducía la definición del diccionario del IIFV y Bromera («variedad de la lengua catalana»), editado en 1995 y en el que el Consell advirtió que introduciría cambios cuando se reeditara. No lo ha sido y lleva 30.000 ejemplares.
Desgraciadamente, diccionarios ingleses de referencia como el Oxford o el Merriam Webster no incluyen la voz valencian.
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