Con un discurso por momentos con demasiados toques de moderación y todavía poco sólido, Pedro Sánchez explota el trato directo y la atención personal como pilares fundamentales en este arranque de su liderazgo. De hecho, por ejemplo, a la salida de la sesión plenaria con la que se inició el congreso socialista, el también parlamentario se pasó cerca de una hora repartiendo abrazos y sacándose fotos con militantes y simpatizantes. Fue justo antes de una comida más o menos con cierta intimidad que Pedro Sánchez con alguno de los compañeros de escaño que le apoyaron en el arranque de su candidatura hace ahora siete meses. A la cita, reducida, acudieron, entre otros, tres diputados de la Comunidad: el alicantino Gabriel Echávarri -sentado muy cerca de Sánchez en el plenario del congreso-, la alcoyana Patricia Blanquer y la castellonense Susana Ros. Fue un encuentro, apuntaron las fuentes consultadas, con mucho anecdotario y poca política.

La vuelta a la sala central del hotel madrileño en el que se celebra el congreso para su proclamación como secretario general del PSOE se convirtió en el mismo reguero de saludos, besos y fotografías de por la mañana. Un plenario en el que los notables del PSPV siguen funcionando a la vieja usanza. La delegación, a raíz del descenso de afiliados, tiene 90 componentes y es menor que la de Sevilla de hace dos años y medio. Pero, sin embargo, todos los que tienen algo que ver con los vericuetos internos del PSPV, sea por vía de delegación o de la invitación, están en Madrid. Se dejaron ver haciendo pasillos clásicos como Ciprià Císcar, el incombustible Ángel Franco o Joan Lerma; exsecretarios generales del PSPV como Jorge Alarte; miembros de la ejecutiva saliente como el exalcalde de Elche, Alejandro Soler; o el excandidato a primarias Toni Gaspar. Estuvo también en la sede del congreso hasta el exportavoz del PSPV en la Diputación, Antonio Amorós, imputado en Brugal.