La sucesión de Sonia Castedo en la candidatura del PP a la Alcaldía de Alicante para los comicios de 2015 lleva ya un tiempo en marcha. Antes del verano, en la cúpula popular se había empezado a extender el convencimiento de que la primera edil alicantina no llegaría a tiempo de «salvarse» y de renovar su condición de cartel electoral del PP. Eran conscientes de que cuando se iniciara el proceso para confeccionar las candidaturas electorales, la alcaldesa continuaría imputada por tres delitos en la pieza de Brugal que investiga el supuesto amaño del planeamiento urbanístico de Alicante a favor del constructor Enrique Ortiz. Así que, en esas condiciones y de acuerdo al criterio tanto de Alberto Fabra como también de parte de la dirección nacional del PP, en ningún caso, tendría opciones de repetir.
A la carga de la imputación, además, se sumaron en junio las escuchas con las conversaciones entre Castedo y Ortiz incluídas en el sumario del macroplán urbanístico de Rabasa. Calificadas como «detestables» por el titular del Consell, su instrucción judicial ha desembocado ahora en una segunda imputación de la alcaldesa que da la puntilla definitiva a cualquier resquicio que le pudiera quedar para volver a estar al frente de la lista del PP. Y, desde luego, pone al Ayuntamiento de Alicante en un callejón sin salida con ocho meses aún por delante sin margen para la gestión y con el consistorio bloqueado por la situación judicial de Castedo. El mandato está agotado desde hace tiempo. Y ahora más.
En este momento, por tanto y después de que la primera edil acumule su segunda imputación por el presunto arreglo del plan Rabasa -un proyecto con cerca de 15.000 viviendas al margen de planeamiento- también a favor de Enrique Ortiz, la operación para encarar la sucesión y preparar un candidato que asuma la cabecera de lista en la capital de la provincia se convierte en un objetivo clave para la cúpula popular. Cinco son los nombres que se barajan entre los notables del PP. Pero, a día de hoy, la consellera Asunción Sánchez Zaplana es la principal alternativa del PP. Conocedora de los entresijos del consistorio, saltó de la arena municipal a Valencia justo cuando los problemas judiciales de la primera edil se acrecentaron. Su perfil dialogante y de gestión además de las simpatías con las que cuenta tanto en la dirección regional como también la provincial le otorgan un «plus» en la carrera interna de los populares.
Aunque la opción de Sánchez Zaplana es la que, en estos momentos, tiene más fuerza, también hay otros cuatro «outsiders» encima de la mesa. Del actual grupo municipal emergen los nombres de Carlos Castillo, que lleva meses en las «quinielas» y que además, en las últimas semanas, ha redoblando su actividad tanto en las redes sociales como entre colectivos de empresarios. Y del edil Luis Barcala, presidente de la Junta de Distrito del PP con más peso en la ciudad de Alicante y uno de los hombres de confianza de la dirección provincial en el consistorio. Otra de las alternativas es la de la diputada Macarena Montesinos, con buenos contactos en Madrid e, incluso, con apoyos en la calle Génova. Tiene en su contra su distancia con la cúpula provincial por su pasado zaplanista. El nombre de Carlos Mazón, gerente de la Cámara, que, en su día, ya salió a la palestra, cerraría, por ahora, la nómina.
