Pese al denominado Derecho al Olvido de Google, los expertos recuerdan que siempre que navegamos por internet o subimos algo a la red dejamos una huella, por lo que, tal como recomienda Isidro Pérez, «algo que no le contarías a una persona, no lo publiques y, antes de hacerlo, cuenta hasta diez».

El problema no es que las empresas puedan beneficiarse con nuestros datos al ajustar mucho más sus productos y su publicidad a los destinatarios, sino que podemos sufrir un perjuicio directo por facilitar demasiada información. El experto en visibilidad web, incide en que «el concepto de Derecho al Olvido está en pañales y es algo que nos puede hacer daño. Ahora, a todos los expertos en recursos humanos se les forma para mirar perfiles en internet, en redes sociales, en todos lados», para añadir que «les llega un currículum y entrando en Google pueden saber que hay una multa impagada o un problema con Hacienda». Otro problema, a su juicio, es que «no nos leemos la letra pequeña que es importante por ejemplo para evitar que tus datos sean vendidos a terceros, pero tampoco hay que obsesionarse».

La abogada Esther Botella incide en los riesgos de esta excesiva información. «Por ejemplo, si hago la compra por internet y sólo compro comida basura, puede llegar a una aseguradora y cobrarme más cara una póliza». Pero sobre todo, Botella alerta de los delitos que se pueden cometer por internet y que un exceso de datos facilitan, desde «informar» a los ladrones de que estamos de vacaciones, a fraude, suplantación de personalidad, captación de terroristas o pornografía infantil y abuso de menores. «Ahora los caramelos de los extraños de los que alertábamos a los niños son digitales, por eso hay que enseñar a los niños desde la escuela a aprender conductas digitales». Botella considera que los ciudadanos debemos informarnos más, y también las empresas. «Me he encontrado con empresas que no conocen las obligaciones legales que hay a través de internet y pueden ser sancionadas por saltarse la protección de datos sin siquiera saberlo». Los riesgos de que se difunda información no deseada no afectan sólo a particulares o empresas. Tal como recuerda el analista Matías de la Barra, «con estas herramientas pueden conocerse secretos mundiales. Si una empresa tiene acceso a millones de datos, imagínate la CIA».

Como medidas de protección, los expertos recomiendan no facilitar información sensible y revisar y configurar la privacidad de los espacios online, algo que los usuarios de a pie apenas hacemos. En cualquier caso, los mejores protectores de nuestros datos somos nosotros mismos siendo conscientes del Gran Hermano que nos vigila desde ese limbo del ciberespacio que todo lo sabe.