El magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco abogó ayer en Alicante por «poner coto a los aforados» y «orden» en Hacienda. En el transcurso de una conferencia que sobre los delitos de corrupción impartió ayer en el Colegio de Abogados de Alicante, el instructor del caso Púnica y del fraude en el adjudicación de contratos en la empresa pública Acuamed aseguró que «es una asignatura pendiente de esta legislatura poner orden en Hacienda tras haberse producido cosas bastante irregulares ordenadas por mandos políticos». Como ejemplo citó la postura de la Abogacía del Estado y del fiscal en el caso Noós y se refirió también a un presunto fraude fiscal que está instruyendo, y sobre cuya comisión no tiene dudas, donde Hacienda «no ve el impago».

Tras disertar sobre todos los delitos que se enmarcan en la órbita de la corrupción, quien fuera director general de Justicia en la Comunidad se refirió también a las ventajas que conlleva el aforamiento («cuando van a declarar ya saben del asunto más que resto, además de que se libran de registros y detenciones», dijo) para exponer ante los presentes, abogados en ejercicio la mayoría, la necesidad de «poner coto» a esta figura.

Velasco, quien a preguntas de este diario no ocultó su malestar porque el CGPJ haya frustrado su deseo de ocupar la plaza que tras su jubilación ha dejado vacante el magistrado alicantino Joaquín Giménez en el Tribunal Supremo, «donde creo que podía haber aportado mucho», matizó, se refirió también en su intervención a la figura del «conseguidor» en los casos de corrupción, «auténticos genios que lo mismo se entienden con el PSOE que con el PP», precisó. Unos «profesionales del tráfico de influencias que se infiltran en las administraciones y venden humo» y que, remarcó, se mueven como pez en el agua en este país «donde el que no farda de conocer a alguien es un pringao».

El magistrado hizo también mención al cambio que se ha producido en España sobre la percepción de la corrupción desde los tiempos en «los que se ataban los perros con longaniza» a la sociedad que ha sufrido una crisis financiera en la que los ciudadanos, recalcó, han salido perjudicados «sin tener culpa alguna».

En otro momento de su charla, a la que siguió un pequeño coloquio, Velasco habló de la prevaricación administrativa, de la que aseguró que es la que más se produce. Y volvió a poner ejemplos: el enchufismo en ciudades como Madrid o «allá arriba» (dijo en alusión a Cataluña) «donde los partidos que gobiernan parecen no tener nada más que familiares para darles trabajo». O la política de contratación que tenía el fallecido alcalde de Marbella Jesús Gil, que «metía en el Ayuntamiento a quien le daba la gana». O la actuación de su ya excompañero Epidio Silva cuando mandó a prisión a quien fuera presidente del consejo de administración de Caja Madrid Miguel Blesa, «un acto arbitrario e injusto».

Velasco tampoco se olvidó de criticar que sean competencia de del jurado popular delitos tan complejos como el cohecho, «difícil de comprender para el ciudadano normal».