La Diputación de Alicante ha dado su «no» definitivo a sumarse al Fondo de Cooperación del Consell. Al menos tal y como se ha propuesto por la Generalitat Valenciana para poder dar autonomía en materia de inversión a los municipios. Y es que a la institución provincial le quedaba una vía todavía por explorar: la de habilitar los 13,7 millones que le correspondían para integrarse en este fondo con el dinero sobrante de los presupuestos del año pasado, de acuerdo con lo que propuso al inicio de las negociaciones del presupuesto provincial el PSPV y una vía que hubiera sido un punto de partida.

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Simplemente con la puesta en escena del lunes, día en el que Ximo Puig presentó oficialmente la inyección de 130 millones para los municipios de la Comunidad acompañado de los presidentes de las diputaciones de Valencia y Castellón y con la ausencia del de Alicante, ya quedaba prácticamente descartada la idea de sumarse a este proyecto. Si eso ocurriera aunque fuera con el sobrante del dinero del año pasado la Diputación de Alicante no se hubiera quedado sola en esta batalla. Hubiera confirmado ya esos 13,7 millones aún consciente de que no se podían gastar libremente por los ayuntamientos. Pero es que simbólicamente no ha habido ningún gesto de colaboración. Más bien críticas al sistema de reparto y dudas por parte del presidente del PP de Alicante, José Císcar, sobre si la inyección de la Generalitat se entregará íntegramente a los municipios alicantinos.

Fuentes del Palacio Provincial anunciaron ayer que se está preparando un plan inversor con el remanente de tesorería de 2016 para compensar la «imposibilidad presupuestaria» de colaborar con esa exigencia marcada por el Consell de 13,7 millones en las cuentas de este año. Pero este plan ya no será el mismo. Será para los municipios, por supuesto, pero no tendrá el mismo sentido que el de la Generalitat, ya que difícilmente los ayuntamientos podrán gastar el dinero en lo que consideren al estar sujeto el remanente de tesorería a la regla de gasto y por tanto a límites en la inversión. El plan suena similar a uno de los planes estrella de la institución provincial del año pasado, el Plan de Obras Financieramente Sostenibles, dotado con 30 millones de euros. La gran diferencia con el Fondo de Cooperación Municipal del Consell es que aquél no podía ser gastado en cualquier proyecto, tan solo en aquellos que no supusieran nuevas inversiones para su mantenimiento, lo que restaba autonomía a los municipios en materia de inversión.

Fuentes del equipo de gobierno indicaron que aún no puede saberse qué ocurrirá en este sentido, ya que al no disponer aún de los Presupuestos Generales del Estado el Gobierno Central no ha dado directrices sobre si seguirá limitando la inversión. Y aunque abra la mano, quizás no la abra del todo.

Las citadas fuentes destacaron que para poder llevar a cabo este plan inversor -para el que habrá que esperar a la liquidación de 2016 con el fin de concretar a cuánto asciende el remanente- se buscará la colaboración de la Generalitat para que sea un «plan conjunto» entre ambas instituciones. «Existe voluntad de trabajar juntos», destacaban ayer desde la institución provincial. El presidente de la Diputación, César Sánchez, dijo al respecto ayer que la institución que dirige «ha sido muy sincera». «Este año ya dijimos que era imposible desde el punto de vista presupuestario formar parte del fondo», incidió.