Otro presupuesto en Madrid. Continúa la discriminación para la Comunidad

Tiene que haberla. No puede ser un destino histórico que esta Comunidad esté siempre marginada, discriminada y menospreciada. Los últimos cinco presupuestos han sido los peores de la historia: la aportación a la deuda histórica en infraestructuras que acumulan los gobiernos de Rajoy es de más dos mil millones. Es una situación que tiene que ser reversible.

A la Comunidad se le recorta un tercio de las inversiones

En todo el periodo de gobiernos del PP con Rajoy, la inversión real nunca ha llegado al 5% del presupuesto total para toda España cuando nos correspondería el 11%. La Intervención General del Estado, en su último año auditado que es el 2015, dice que sólo se gestionó una tercera parte de las inversiones prometidas. Estamos mal en los presupuestos pero es que además tampoco se ejecutan.

¿Es posible negociar con el resto de grupos políticos para cambiar los presupuestos

Hemos dado cumplimiento al acuerdo de las Cortes para buscar el máximo consenso posible entre las fuerzas políticas para dar respuesta a esta afrenta. Vamos a plantear lo que tiene que ser la plasmación de la agenda valenciana de inversiones en los presupuestos del Estado para 2017. Hay un principio de acuerdo: como mínimo se tiene que invertir aquello que representamos en volumen de población. Así que, al menos, faltan 600 millones. A la vez ya he pedido una entrevista con Rajoy porque entiendo que con estos presupuestos se ha dado un paso más allá. Después de la buena voluntad del Consell y de la paciencia del conjunto de la sociedad valenciana, no se puede responder así. Es una bofetada en toda regla.

¿En qué consiste esa agenda valenciana de infraestructuras? ¿Cuál sería el gesto de Rajoy para poder aceptar estos presupuestos?

Seiscientos millones. El Corredor Mediterráneo es fundamental. Y tenemos otra cuestión clave para nuestra vertebración territorial: la articulación de la Comunidad a través de AVE. No es razonable que haya alta velocidad entre ciudades mucho más pequeñas que Alicante, València o Castellón. Y que no exista para unirnuestras capitales. El AVE sólo se puede usar ahora mismo para ir a Madrid. Si hay voluntad política, eso se puede hacer en 2018. Son menos de 200 millones. Voy a proponer que sea una de las enmiendas, que deben contener proyectos de máximo consenso. Pero eso llegará si estos presupuestos pasan la primera criba del debate a la totalidad. Lo primero que vamos a hacer los grupos que damos apoyo al Consell -socialistas, Compromís y Podemos- es votar que no. Y suponiendo que esos presupuestos pudieran seguir adelante, desde luego, tenemos que reformularlos.

Asegura el Gobierno de España que vamos a tener más inversiones y a aumentar la financiación?

Es un insulto a la inteligencia. Comparando el presupuesto con la ejecución han desvelado el bajo nivel de gestión de las inversiones a las que se han ido comprometiendo durante estos años. Es una broma pesada.

Dice que le ha pedido una entrevista al presidente del Gobierno. ¿Ha llamado a Rajoy o a Montoro para mostrarle su enfado?

Ya es una cosa del presidente del Gobierno. Le he llamado?

¿Le ha atendido?

Su jefe de gabinete. Estamos pendientes de cuando tenga a bien recibirnos. Pero el problema, como yo lo veo, va más allá de los presupuestos. No puede existir esa absoluta invisibilidad del problema valenciano. Que no se entienda lo que ya dice todo el mundo. El último informe del BBVA aseguraba que la falta de inversión nos genera un quebranto de medio punto del PIB. Eso significa que el año pasado hubiéramos crecido, posiblemente, al 4,5% y la creación de miles de puestos de trabajo. Hablamos de empleo y de calidad de vida de los ciudadanos. No es un debate político. Tiene unas consecuencias: once puntos menos de renta per cápita que la media, los salarios y las pensiones un 10% por debajo? No pueden obligarnos a jugar siempre con un brazo atado. Tenemos un entramado de pymes impresionante, especialmente en Alicante. Esas empresas no pueden jugar si no contamos con las mismas reglas. Y no las tenemos. Por ejemplo: con el Corredor Mediterráneo tendríamos un ahorro de 500 millones en costes de las exportaciones agrícolas.

¿Cree que este reparto del presupuesto ya ha terminado por enfadar a todo el mundo en la Comunidad?

Es la gota que colma el vaso. Toda España ha visto ese mapa que dice que la Comunidad es la más perjudicada. No podemos seguir así. Es un menosprecio que no merecen los valencianos. La gente de esta Comunidad es trabajadora, innovadora y emprendedora? Y la respuesta que reciben no puede ser una discriminación de forma permanente.

Y por lo que llega de Madrid. Tampoco va muy bien la reforma de la financiación autonómica...

Hemos avanzado. Hay un ámbito de discusión en el que tenemos una presencia muy potente por el prestigio profesional del profesor Francisco Pérez. Y ya se ha puesto en evidencia una cuestión: hay una insuficiencia global de la financiación de las comunidades para el cumplimiento de sus competencias. A partir de ahí, como nosotros somos los que estamos peor pues creo que vamos a tener un papel muy importante en la reforma del sistema. Y debemos ganar con la razón. No usando argumentos viscerales.

¿Qué debería incluir el reparto del nuevo sistema de financiación?

No vamos a poner encima de la mesa nuestra posición. Pero nunca podremos estar por debajo de lo que nos corresponde por población. Y además queremos hablar de toda la tarta. De todos los ingresos y de todos los gastos. No sólo de una parte. Asociado, además, al problema de la financiación está la cuestión de la fiscalidad. España tiene que cambiar su concepción centralista. En los últimos años hay una serie de comunidades que salen muy beneficiadas. Y la que tiene un mayor aporte es Madrid. No vamos a hacer una guerra entre comunidades. Pero no puede ser que nosotros tengamos que equilibrar nuestros presupuestos a través de impuestos y que esos impuestos no se cobren en la autonomía de al lado. A una hora y cuarenta minutos no puedes tener un paraíso fiscal.

Sus socios de Compromís abogan por «montar un pollo» para elevar el tono de la reivindicación al Estado. ¿Usted estaría de acuerdo con sacar este conflicto a la calle?

Este Consell quiere respuestas decentes por parte del Gobierno central. Y por eso no descartamos ningún tipo de respuesta. Lo que sí quiero es que todas las acciones que tomemos tengan el máximo consenso posible.

¿Pero no cree que este discurso de reivindicación, al final, se agota?

No se agotará mientras no se cumpla con el criterio de equidad y de igualdad. No es un postureo. No es una acción partidista. En estos veinte meses hemos conseguido generar una adhesión importante de la sociedad valenciana a esta exigencia. Lo avalan empresarios, sindicatos, universidades, municipios, todos los grupos y fuerzas políticas... Hay una base sólida. Ahora tenemos que convencer a la otra parte, que ya está en gran medida convencida. Saben de la situación de injusticia pero no toman ninguna medida. Y eso es todavía peor.

Desde la campaña electoral, usted siempre hablo de «coser» el territorio. ¿Después de dos años, no cree que está lejos de conseguirlo?

Sí. Claro. No era una opción de unos meses. En menos de dos años no se puede coser lo que se descosió en tanto tiempo. Estoy haciendo todo lo posible. Pero no es una misión sólo del presidente. Debe ser más amplia. Necesitamos un mayor compromiso de todos. Lo que está claro es que Alicante debe tener un papel de mucha más referencia en el proyecto de toda la Comunidad. Fui yo el que hablé del término bicapitalidad. Es cierto que estamos lejos pero estoy convencido de que lo tenemos que conseguir.

El concepto de bicapitalidad lo puso sobre la mesa en noviembre de 2015. ¿En qué se ha traducido al final ese apunte semántico?

Veo también la Comunidad desde Alicante. Soy el presidente que más ha ido a la provincia. Pero no se trata de ir. Sino de desplegar una acción política desde allí para toda la Comunidad. Lo que intento es que haya una convergencia clara y evidente. Es verdad, como decía antes, que las comunicaciones, la conexión ferroviaria de la que hablaba antes, nos tienen que ayudar muchísimo más. Pero debe llegar también a un ámbito social y ciudadano. La vertebración no es política. Ha de ser ciudadana, de las entidades, de conocer toda la Comunidad... Todos debemos poner un poco más de nuestra parte. Y para eso, por ejemplo, puede ser importante la reapertura de la televisión pública.

En el arranque del autogobierno hace más de tres décadas, quizá, no se resolvió el encaje institucional de Alicante en la Comunidad. ¿Hay posibilidad de hacerlo ahora?

Tenemos que ser imaginativos...

Concreto. Usted mismo sugirió la posibilidad de trasladar, al menos, parte de las instalaciones del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJ) a Alicante. ¿Podría ser ese el camino?

Lo hemos formulado ya. A mí me gustaría que el TSJ estuviera en Alicante. Pero si no puede ser esto, por una cuestión operativa y de autonomía, sí quisiera que se trasladara alguna sede de las salas. Podrían ser las de lo contencioso. Es una decisión que tendremos que abordar. Hubiera sido una muy buena idea que las Cortes hubieran estado en Alicante. Y ahora es posible que cuesten más las cosas. Pero ya dijimos, por ejemplo, que la sede de la Agencia Valenciana de la Innovación estaría en Alicante. Y habrá más instituciones que reformulemos que puedan también acabar instalándose en la provincia.

¿ Es una de las grandes asignaturas pendientes del autogobierno?

Pero no se puede resolver sólo desde este despacho. Tenemos que hacer formulaciones en dos direcciones: sentido de país, de Comunidad; y respeto a la singularidad de cada uno de nuestros territorios. El gran éxito es nuestra pluralidad. No es una Comunidad uniforme y eso genera una riqueza extraordinaria. Me enamoré de la Vega Baja cuando fui y la conocí. Para mí era una gran desconocida. El problema que tenemos los valencianos, muchas veces, es que ni siquiera nos conocemos. Y no puedes querer lo que no conoces. Las relaciones interiores son muy importantes. Desde ese punto de vista, un punto clave es el turismo que hacemos entre nosotros. Desde la Agencia Valenciana de Turismo se va a hacer una campaña para promocionarlo. Como economía. Pero también para conocernos.

La Diputación de Alicante decidió desde el primer día situarse en un espacio de enfrentamiento con la Generalitat. Yo voy a mantener la colaboración. Y les lanzo una propuesta. Nosotros hemos creado el Fondo de Cooperación Local, que responde a una reivindicación histórica de los municipios y a un compromiso que se remonta a 1999 en época del PP. Hemos llegado a un acuerdo con las diputaciones de València y Castellón. Alicante no ha querido sumarse y ha dejado mermados a sus ayuntamientos, que recibirán la mitad del dinero que el resto. Dicen que no pueden acceder a este plan por una cuestión presupuestaria pero, si de verdad hay voluntad, nosotros estamos dispuestos a adelantarles el dinero a través del Institut Valencià de Finances para que todos los municipios de Alicante tengan los mismos recursos que los demás. Y que posteriormente la Diputación lo devuelva sin intereses.

Están anulados por el TSJ diciendo, simplemente, que eso hay que hacerlo a través de una ley. Y además la sentencia es todavía más clara contra la posición de la Diputación. Se hará por ley. No hay problema. Quiero cumplir. ¿Quién tiene las competencias de Turismo y Deportes? La Generalitat. Lo dice el Estatuto. Se hizo una ley de coordinación de diputaciones para evitar que se despilfarren recursos. Se ha malgastado dinero en el Patronato de Turismo de Alicante, como se ha denunciado en la Diputación. Se trata de sumar. No es centralismo. Todo lo contrario. Donde más invierte la Generalitat en Turismo es en Alicante. Por supuesto que sí. Una de las sedes operativas de la conselleria está en Benidorm. Nosotros hablamos con los empresarios de Alicante sobre este tema y apoyaron que se unieran fuerzas. Lo que se trata es de no desperdiciar recursos y de tener una estrategia común en turismo, que la locomotora de nuestra actividad económica.

¿Cuándo va a ir a la Diputación de Alicante? La vicepresidenta Oltra ya estuvo allí hace unos días...

He estado varias veces con el presidente. No tengo ningún problema. Donde me invitan, yo voy. Ahora, lo que no quiero son espectáculos. Mi misión es solucionar problemas.

Con estos decretos o la Ley de Mancomunidades de su gobierno, dicen en el PP, sólo intentan vaciar de contenido las diputaciones?

En absoluto. Otra cosa es que cada uno tenga su opinión. Y yo lo digo con total claridad: un Estado Federal en el que no existan las duplicidades. La misión de las diputaciones debe ser ayudar a los municipios. La Diputación de Alicante ha hecho cosas muy buenas. El organismo Suma, por ejemplo, quiero que sea el germen de la Agencia Tributaria Valenciana con sede en Alicante. Y ahí podemos colaborar todos y la Diputación tiene un papel que, desde luego, no es dedicarse a ser un gobierno autonómico bis. No tiene sentido. Y es anticonstitucional. La Comunidad Valenciana no es una federación de diputaciones. Esto es un gobierno autonómico.

Por cierto, hablando de grandes proyectos en Alicante. ¿En qué punto está recuperar las instalaciones de la Ciudad de la Luz como un polo de nueva economía tecnológica?

Estamos pendientes de la contestación definitiva de la UE. Desbloqueamos la situación para mantener el control de unas inversiones que le costaron a esta Comunidad más de 300 millones. Y ahora queremos que haya allí actividad económica. Estamos en contacto con personas relevantes de Alicante como el profesor Andrés Pedreño para elaborar un gran proyecto tecnológico dentro de una visión de recuperar esas grandes inversiones que eran contenedores sin contenido. Generar un gran «clúster» empresarial para Alicante.

¿Qué balance hace de la acción de su Consell en este escenario que lleva ya a la mitad de la legislatura?

Hemos aportado estabilidad, honradez y diálogo. Abordamos, en primer lugar, la emergencia social. Universalizamos la Sanidad; eliminamos los copagos en farmacia y también los sociales; planes contra la exclusión con medidas para garantizar la energía o la ley de vivienda; libros de texto gratis por primera vez para igualar oportunidades... Pero además todos los indicadores económicos mejoran. En veinte meses tenemos 100.000 personas más trabajando; lideramos las exportaciones; el PIB industrial ha crecido un 3,9%... No nos queremos apropiar. Hemos propiciado un escenario favorable pero lo han conseguido las empresas y los trabajadores.

¿Baraja una remodelación? Algunas consellerias transmiten agotamiento desde el arranque como Justicia o Economía y otras, casos de Educación o Sanidad, viven golpeadas por la polémica...

En absoluto. Este año es fundamental. Después de un aterrizaje muy difícil con una Generalitat quebrada y con una administración obsoleta, cansada, desmotivada... hemos tenido que hacer un esfuerzo importante para reactivarla.

¿Pero el «mestizaje», al final, no ha sido un freno para la acción de gobierno con voces diferentes en cada una de las consellerias?

Es una fórmula de éxito que a veces tiene dificultades. Nuestro objetivo, desde un primer momento, es que hubiera un gobierno. Y la mayoría de roces, como ocurre en cualquier equipo, entran dentro de la lógica. Faltaría más. Ha habido desencuentros y habrá más. Pero el sistema es bueno porque este gobierno demuestra estabilidad. El presidente y el vicepresidente anterior (por Fabra y Císcar) no se hablaban. Nosotros tenemos una relación normal. De afecto. Siempre habrá problemas y más con las restricciones presupuestarias. Pero yo estoy muy contento de cómo está funcionando el gobierno.

Ya que habla de su relación personal con Mónica Oltra. Hay dirigentes socialistas que recelan del protagonismo de la vicepresidenta. ¿ Habrá hostilidades entre ustedes y Compromís a medida que se vaya acercando el final de la legislatura?

No. Por mi parte, desde luego, no va a ser así. Tenemos otra misión: acabar con la hegemonía política de una derecha que nos arruinó en términos económicos, morales y sociales.

¿El objetivo es que la izquierda pueda llegar con opciones a 2019 de que haya un Pacte del Botànic II?

Efectivamente. El objetivo es que este gobierno tenga continuidad.

¿Teme que el cambio en la cúpula de Podemos afecte a la estabilidad del Gobierno del Botànic en tanto que son sus socios parlamentarios?

Respeto la decisión que ha tomado Antonio Montiel, que ha sido siempre un socio leal y a la vez crítico. Nosotros estamos cumpliendo lo que acordamos. Y si cumplimos, no habrá problemas. Siempre podrá haber algún ajuste en función de la posición que acabe tomando un partido que apoya al gobierno desde fuera. Pero lo veo desde la normalidad democrática.

¿Considera un fracaso no rescatar en este mandato todos los hospitales públicos de gestión privada?

Nuestro objetivo es fortalecer nuestro magnífico sistema de salud. Y que sea lo más eficiente posible.

Caso concreto. ¿Va a rescatarse el Hospital de Dénia antes de que finalice la actual legislatura?

En el caso de Dénia, hay una demanda ciudadana y de los municipios para que se rescate. Es evidente que hay un conflicto y estamos intentando negociar. Queremos intentar resolverlo durante esta legislatura.

Sigue habiendo una gran lista de espera en la Dependencia, del mismo orden que cuando gobernaba el PP. ¿Qué puede decirle a una familia que lleva dos años de espera?

No es cierto. Se han incorporado 50.000 personas que no estaban. Tenemos dificultades administrativas. Pero hemos sumado a los servicios municipales y vamos a conseguir que en los próximos meses se avance muy rápido en la valoración, que es donde está el atasco. Vamos a revertir la situación de incumplimiento manifiesto de la Ley de Dependencia de la etapa del PP. Y desde luego depende del nuevo modelo de financiación que debe incluir que el 50% lo pague el Gobierno, cosa que ahora no es así.

¿Cuándo veremos ampliada la red del tranvía con el túnel de la Serra Grossa? ¿Llegará el tranvía al aeropuerto de Alicante-Elche?

El túnel de la Serra Grossa está en presupuesto y el año que viene estará finalizado. Del tranvía al aeropuerto no puedo dar plazos. Creo que hay que dotar a la política de credibilidad. Y lo tenemos que hacer también con los anuncios de infraestructuras.

¿Es consciente el fuerte enfrentamiento de la Conselleria de Agricultura con un sector de los regantes alicantinos del Júcar-Vinalopó?

Estamos haciendo las obras del postrasvase. Vamos a invertir 50 millones durante esta legislatura. Y lo que estamos haciendo por tanto es para que ese trasvase sea útil.

¿Y con estos problemas, la prioridad puede ser reabrir la televisión?

¿Pan o cultura? Queremos las dos cosas. Los 50 millones que se van a invertir son fundamentales para preservar nuestra cultura y reforzar nuestra industria. No es gasto. Es una inversión. Va a generar puestos de trabajo y va a ejercer de locomotora del sector audiovisual. Es una buena inversión. Pero, insisto, cada día seguimos tomamos medidas que favorecen a las personas que tienen más dificultad.