La victoria de Soraya Sáenz de Santamaría en la primera vuelta del proceso del PP para elegir al sucesor de Mariano Rajoy refuerza, sin ninguna duda, la influencia de José Císcar como líder provincial y pone en una situación muy complicada al presidente de la Diputación, César Sánchez, que había apostado por María Dolores de Cospedal, la gran derrotada de la jornada. El «aparato» popular en Alicante, controlado por Císcar y volcado con la que fuera vicepresidenta del Gobierno, le ofreció un claro triunfo a Santamaría por unos 400 votos de diferencia -más de once puntos en porcentaje- frente al empuje de Pablo Casado, que como se venía intuyendo en las filas del partido durante los últimos días se convirtió en el otro candidato que pasó el «corte» lo que coloca en buena posición a una serie de dirigentes locales del PP en la provincia -el ilicitano Pablo Ruz, Adrián Ballester, Alejandro Morant...- que apostaron por el más joven de los aspirantes.

Ahora Císcar, después de este resultado, acumula casi todos los ases en sus manos. Consiguió la victoria en una provincia que llevará al congreso convocado para los días 20 y 21 de julio en Madrid nada menos que 184 compromisarios -la segunda circunscripción de España con más peso en ese cónclave- con lo que el grupo alicantino jugará un papel decisivo a la hora de decantar la balanza entre Santamaría y Casado, que serán rivales por la presidencia salvo que el PP busque un gran pacto que evite la imagen de enfrentamiento. De confirmarse en el congreso el liderazgo de Soraya, casi con toda seguridad, Císcar repetirá en la ejecutiva nacional -ya estaba en la dirección que cesó tras la dimisión de Rajoy- y tendrá en su mano, incluso, poder colocar a algún peón más a su voluntad.

Pero, además, la que fuera vicepresidenta del Gobierno con Rajoy también ganó en la Comunidad Valenciana gracias en exclusiva a la diferencia que cosechó en Alicante. Entre Castellón, donde ganó Casado, y Valencia, provincia en la que Santamaría venció por poco, se produjo un empate técnico que se deshizo en Alicante. Así que Císcar no sólo gana peso en la decisión que se tome en Madrid sino que suma influencia en el proyecto de Isabel Bonig que, claramente, está abocada a apoyarse de forma nítida en los populares alicantinos tanto por músculo como por control del «aparato». Sin la provincia, la figura de Bonig hubiera salido debilitada por el avance de Pablo Casado. Con los votos de Císcar y la victoria de Santamaría en el conjunto de la Comunidad, por contra, Bonig también aparece en la nueva escena que se tendrá que terminar de cuadrar en Madrid lo que también podría facilitar la continuidad en la ejecutiva de la oriolana Eva Ortiz, su número dos y persona próxima a Císcar. El líder del PP en Alicante puso en valor, precisamente, la coincidencia de resultados entre España, la Comunidad y la provincia. Esa será su estrategia en los próximos días. Blanco y en botella.

La capacidad de movilización de la cúpula provincial del PP se notó claramente en los resultados de las principales ciudades y de la mayoría de las comarcas. Soraya Sáenz de Santamaría se impuso con claridad en Benidorm, Alcoy, Torrevieja, Orihuela y en casi todas las localidades de l'Alacantí además de empatar con De Cospedal en la ciudad de Alicante. Un resultado apreciable para Sáenz de Santamaría si se tiene en cuenta que el presidente del PP en la capital, Toño Peral, se había alineado con la que fuera secretaria general y a que fuentes populares apuntaron que el voto del alcalde Luis Barcala y de algunos de sus concejales, aunque en ningún caso lo desvelaron en público, fue a parar a De Cospedal. Al mantenerlo en secreto al menos de puertas hacia fuera, se podrían resituar en las próximas horas para intentar moverse en un sentido u otro a caballo ganador. Pero en clave interna, desde luego, también aparecen marcados.

El que sí despejó su respaldo y sale de este envite en una situación muy delicada es el presidente de la Diputación, César Sánchez, que realizó una apuesta muy arriesgada por De Cospedal que, al final, lastra su futuro. Es cierto que arrasó en su pueblo. En Calp sacó 85 de los 90 votos. Pero también es verdad que en el conjunto de la provincia, la opción que intentó impulsar, apenas se quedó en 650 votos y un 18% de apoyo. Escaso bagaje para contar con todo el andamiaje institucional de la corporación provincial durante los últimos tres años. Así que este proceso evidencia que César Sánchez está en minoría en la organización provincial del PP y en una posición de clara debilidad que a partir de ahora abre un debate interno inevitable sobre su intención de optar a un segundo mandato en el Palacio Provincial. El propio César Sánchez, hasta ahora el dirigente alicantino con un cargo más importante en Génova donde ocupaba una secretaría de área, admitió anoche, tras conocer la derrota de su candidatura, que debe abrirse un periodo de «reflexión».

La caída de Dolores de Cospedal, además, deja tocados, además de al mencionado Toño Peral y al titular de la Diputación, a diputados como Gerardo Camps, a la senadora Adela Pedrosa a pesar de que consiguió la victoria sin problemas para su candidata en Elda, a Mercedes Alonso en Elche que no logró ni la segunda plaza y firma la sentencia definitiva para Emilio Bascuñana, alcalde de Orihuela y al que la dirección del PP ya ha confirmado que no será candidato. Pero es que, además, el presidente de la Diputación tendrá que lidiar ahora con un grupo en el que está en minoría entre los «sorayos» -entre ellos, por ejemplo, Eduardo Dolón- controlados por Císcar y otro grupo que también sale reforzado después del excelente resultado cosechado por Pablo Casado, segundo a unos 1.600 votos de Sáenz de Santamaría en España.

La «Operación Casado», de hecho, refuerza el liderazgo de Pablo Ruz en Elche, donde el hasta ahora vicesecretario de Comunicación de Rajoy, apoyado por Aznar y por Aguirre como quedó claro con su triunfo incontestable en Madrid, cosechó una aplastante victoria. Y coloca en buena posición, además, a dos de los vicepresidentes de César Sánchez que se habían alineado sin ambages con Casado: Adrián Ballester y Alejandro Morant. Ahora se abre la segunda vuelta de un proceso en el que todos se examinaban y que deja un claro ganador, otros que salen reforzados y un evidente derrotado pero, sobre todo, muchos interrogantes abiertos pase lo que pase en el congreso del PP dentro de dos semanas.