Los presupuestos de la Generalitat para 2019 pintan un panorama en el que, al menos en la previsión general de gastos y de inversiones a la espera de que se vaya concretando el nivel de ejecución, la provincia sale muy bien parada. Por primera vez en la historia, el volumen global de las inversiones territorializadas -aquellas que tienen un destino ya definido en las cuentas- se equipara al peso poblacional de Alicante en la Comunidad, con un crecimiento del 60%. En la conselleria de Infraestructuras, las comarcas alicantinas se llevan casi la mitad de las actuaciones en carreteras y ferrocarriles hasta los 87 millones. Igual ocurre con las obras ya delegadas del Plan Edificant -el programa de Educación para mejorar o construir nuevos colegios- en las que la provincia copa casi la mitad de la inversión prevista con otros 90 millones. ¿Cuál es la excepción de la regla? Sanidad. Es el «agujero negro» de las cuentas para la provincia con niveles de inversión muy por debajo de la media de otras consellerias.

Miremos los datos. En la inversión ya codificada por provincias para Atención Primaria, Valencia recibirá el 40,6% mientras que la provincia se queda en el 27,8%, diez puntos por debajo de su peso poblacional. Incluso a Castellón llegarán más inversiones en esta apartado de las cuentas -se lleva el 31,5% del total del dinero- que a los municipios alicantinos. Encima estamos ante unas previsiones presupuestarias en Atención Primaria que remiten a un sistema casi de corta y pega. De los 12 proyectos incluídos en las cuentas, cinco ya figuraban en anteriores presupuestos y a todos ellos, además, se les ha aplicado un tijeretazo. Sin ir más lejos, los tres centros de salud reclamados por la ciudad de Alicante -Garbinet, Pau 2 y Playa San Juan- aparecen, pero con cantidades tan pequeñas que impiden, con total seguridad, iniciar los proyectos.

Peor son todavía los números si atendemos a las partidas económicas dedicadas a los hospitales. Valencia se quedará con cerca del 80% de la inversión presupuestada mientras que a Alicante le alcanzará un 18,5%, veinte puntos por debajo de su peso poblacional. Un porcentaje que cuadra, además, con otras conclusiones que se desprenden del detalle de las cuentas de Sanidad que, como se recordará, sigue siendo el departamento con más gasto de la Generalitat. Ha desaparecido del presupuesto de un plumazo una línea dedicada directamente al Hospital de Elda -uno de los centros sanitarios más necesitados de actuaciones en la provincia- dotada con tres millones de euros distribuidos a partes iguales para los ejercicios de 2019 y de 2020.

Pero es que, además, la revisión punto por punto de las previsiones de gasto de la conselleria de Sanidad evidencia hasta que punto las cuentas se han elaborado con una buena dosis de ingenieria. De la media docena de obras en hospitales, cinco ya aparecían en presupuestos de años anteriores y de ellas, además, cuatro de las actuaciones han sufrido un recorte respecto de las cantidades que tenían asignadas. A eso hay que añadir, igualmente, ajustes en planes de inversión para apoyar a los municipios en obras de reforma de instalaciones sanitarias, que baja de 2,5 a 2 millones con un hachazo del 20%; o en un plan de investigación acordado con la Universidad Miguel Hernández de Elche, que se reduce en 100.000 euros. Y para acabarlo de adobar un nivel de ejecución presupuestaria, cuando menos, preocupante. A 30 de septiembre, según el documento que acompaña a los presupuestos, de los 70 millones presupuestados en inversiones para este año apeñas se habían gestionado un total de 14. Menos de un 20%, lo que adelanta que esas obras difícilmente se acabarán durante el próximo año.

La gestión de la conselleria de Sanidad tiene un efecto político más importante, si cabe, en la provincia del que tuvo el año pasado. Como se recordará, hace unos meses, la marcha a Madrid como ministra de Carmen Montón, luego dimitida al verse envuelta en un escándalo sobre la titulación fraudulenta de un máster, supuso el aterrizaje en el Consell de Ana Barceló como referencia del socialismo alicantino en la Generalitat. Y, desde luego, estos primeros presupuestos en el cargo no suponen una carta de presentación de la consellera en la provincia de cara a la ya próxima campaña electoral. Hoy mismo se tendrá que enfrentar en las Cortes a un primer examen de sus cuentas durante su intervención para presentarlas.