El acto del Consell para conmemorar el 40 aniversario de la Constitución Española careció de rostros representativos del PP de Alicante y de la Comunidad. El máximo referente de los populares que pudo verse en el Teatro Principal fue el alcalde de la ciudad, Luis Barcala, a quien Ximo Puig le dio las gracias por acudir después de darse un abrazo de despedida cuando el dirigente alicantino le transmitió que se marchaba una vez terminado el encuentro. El resto de rostros del PP eran concejales alicantinos, pero de pesos pesados nada de nada. El presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, se escudó con el acto oficial de Calp, ciudad de la que es alcalde; diputados nacionales por Alicante aseguraron que estaban en otros actos y otros diputados provinciales más de lo mismo.

César Sánchez dejó solo a su vicepresidente Carlos Castillo, precisamente el principal azote del Consell en la institución provincial y uno de los artífices de las políticas judiciales de la Diputación de Alicante contra las medidas de la Generalitat que afectan a la institución alicantina. Así, Carlos Castillo, con uno de los argumentarios más duros contra las políticas de la Generalitat, fue la única representación del equipo de gobierno en el Palacio Provincial que se pudo ver ayer en el acto que conviritió a Alicante en el centro neurálgico institucional de toda la Comunidad Valenciana. El plante del PP se produjo en un momento de alta tensión entre el Consell y la Generalitat, después de que esta última haya sacado adelante medidas que no han gustado nada a la institución provincial, entre ellas, la ya aprobada Ley de Mancomunidades que la Diputación tiene en el punto de mira para estudiar, precisamente, si fuera posible plantear un recurso de anticonstitucional. La mala relación entre el Consell y la institución alicantina viene de lejos, con episodios más o menos tensos y una tónica general de muy poca comunicación.

Tampoco asistieron los diputados autonómicos populares por Alicante, ni la presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig, o el presidente provincial del PP, José Císcar, que se encontraban en Bruselas.