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Tensión máxima en el PP

Ofensiva de Génova para promover un cambio de liderazgo provincial ante la falta de pulso electoral, la crisis de Orihuela y la debilidad frente a Cs y Vox

Císcar y César Sánchez conversan con el actual coordinador provincial del PP, Raúl Dalmau. jose navarro

Alta tensión en las filas del PP. Génova está maniobrando para promover un cambio de liderazgo en la cúpula provincial ante la falta de pulso de la maquinaria electoral del partido, la debilidad frente a Ciudadanos y Vox que se traduciría en fugas de cargos públicos y militantes y la gravedad de la crisis en Orihuela. El pulso por la continuidad de Emilio Bascuñana, apoyado por Madrid frente al aparato provincial y regional, se ha convertido en la gota que ha colmado el vaso. El punto de inflexión de una pugna que lleva larvada desde que finalizó el último congreso del PP con la victoria de Pablo Casado frente a la posición de la dirección alicantina, encabezada por José Císcar, a favor de Soraya Sáenz de Santamaría pero que aflora ahora a cuatro meses de las elecciones municipales y autonómicas con un conflicto de consecuencias impredecibles y que amenaza la estabilidad del partido en un momento en el que se está jugando el liderazgo del bloque de derecha junto a la posibilidad de volver al gobierno a base de acuerdos a tres bandas.

La intervención en el campo de juego oriolano de César Sánchez, presidente de la Diputación y máximo dirigente del PP de toda la Comunidad en la ejecutiva de Pablo Casado, para ungir a Bascuñana frente al criterio de la dirección local, provincial y regional -depositaria de las competencias para designar a los candidatos de los municipios de más de 20.000 habitantes- se ha convertido en el síntoma de la enfermedad que aqueja a los populares alicantinos. El pasado martes, tras las declaraciones en Orihuela, el responsable de la institución provincial mantuvo una conversación de dos horas con el presidente provincial del PP, José Císcar. César Sánchez defiende abiertamente la continuidad de Bascuñana sin tener en cuenta los informes de Sanidad que detallan como estuvo seis años cobrando de la conselleria en época del PP sin acudir a trabajar.

En Génova, apuntaron fuentes populares, se mira con preocupación el escenario en el que se mueve desde hace meses el PP de Alicante. Cuatro son los motivos que, entre otras cosas, más cuestionan los partidarios de Casado en la provincia, descontentos con la gestión de Císcar. Primero. El relevo en la coordinación general del partido con la renuncia de Rafa Candela y la elección de Raúl Dalmau, una persona de la absoluta confianza del presidente provincial del PP que no ha tomado aún las riendas del partido. Segundo. Falta de pulso en la estrategia electoral del partido. A falta de menos de cuatro meses para esos comicios, la dirección popular, señalan, no tiene ni siquiera un plan para esa cita. No se ha generado apenas actividad de precampaña ni tampoco hay agenda prevista para las próximas semanas. Tercero. Incapacidad para hacer frente a la presión de Ciudadanos y Vox, que ahora compiten con el PP en el flanco de la derecha. Al menos dos alcaldes populares en activo y otros dos más que lo fueron hasta hace un tiempo estarían en tránsito hacia la organización de Albert Rivera a la vez que se da por hecho que habrá incorporaciones de exafiliados del PP en las listas de la formación de ultraderecha. Y cuarto. El citado enfrentamiento entre el aparato nacional y regional por el conflicto oriolano.

Ante esa situación, afines a Pablo Casado consideran que el presidente de la Diputación, César Sánchez, debe coger de inmediato las riendas de la dirección provincial del PP para unificar el mando del partido y de la institución, lo que pondría punto y final a la actual bicefalia. El malestar con la gestión de Císcar y su equipo es grande. César Sánchez rechaza postularse en público como relevo para mantener el perfil que ofrece de hombre de consenso y sortear por todos los medios un choque frontal con Císcar. Pero el murciano Teodoro García Egea, número dos de Casado, estaría dispuesto, según estas fuentes, a avalar la operación siempre que se produjera un acuerdo para esa transición. García Egea ya llamó a capítulo a Císcar y a la secretaria regional del PP, Eva Ortiz, por la pugna de Orihuela y por la elección de otros candidatos municipales como el de Alcoy. El problema, en estos momentos, es la fórmula que se podría utilizar para poner en marcha todo ese proceso interno. Y eso no parece nada sencillo en las filas del PP en vísperas de las elecciones.

Solo caben dos posibilidades. Una pasa por una intervención directa de Génova y el nombramiento de una gestora. Esa ficha, apuntaron, estuvo en un tris de moverse hace unos meses cuando, tras la victoria de Casado, la cúpula nacional del PP maniobró para cambiar al presidenta de la gestora en Valencia. Pero, finalmente, esa operación se congeló. La segunda posibilidad pasa por una salida más o menos pactada con Císcar para la convocatoria de una Junta Directiva Provincial en un plazo breve que eligiera a un nuevo presidente del PP en Alicante, el único territorio de los tres de la Comunidad en el que Génova puede intervenir directamente para dar un golpe en la mesa sin desaturorizar directamente a Isabel Bonig, ya candidata al Consell. Fuentes populares apuntaron que a Císcar se le podría facilitar una salida -continuidad en la lista autonómica aunque no en cabeza- a cambio de que dejara paso. Sin embargo, desde el entorno del presidente provincial del PP descartaron que se vaya a producir una salida voluntaria de su puesto, emplazaron a dar la cara a los dirigentes que están promoviendo esta situación de inestabilidad y recordaron que José Císcar fue elegido por los compromisarios en un congreso. Más y más tensiones en el PP.

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