El caso Erial arrancó gracias a la «hoja de ruta» para amañar las adjudicaciones del Plan Eólico que un sirio encontró en la antigua casa de Zaplana y que acabó en manos de Marcos Benavent, el «yonki del dinero». Es el rocambolesco arranque de esta historia que ha acabado con la carrera de quien se jactaba de ser el «brazo incorrupto» del PP.

La «hoja de ruta» en manos de Benavent (seis folios) fue requisada por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en el despacho del abogado del yonqui del dinero. Tras examinar el documento, el juez del Caso Taula (Instrucción 18) dio traslado de la nueva causa que recayó en Instrucción 8, pero siguió investigándose por el mismo fiscal que ya indaga en el presunto cobro de mordidas en la Generalitat, la Diputación y el Ayuntamiento de València.

El yonqui del dinero declaró como testigo protegido, cuando la causa aún estaba secreta, que la hoja de ruta (seis hojas mecanografiadas) «se las había entregado en 2012 una persona de origen sirio llamada Imad» y fueron unos «documentos más» de los que guardaba «junto con otros muchos que fue acopiando a lo largo de su actividad profesional». Como una especie de seguro de vida ante futuras «eventualidades», como las que tuvo que afrontar. Benavent negó haber manipulado, hecho copias o mostrado a terceras personas estos documentos».

Tras esta confesión, los investigadores interrogaron al otro testigo protegido, Imad A. N. Y., «un miembro destacado de la mezquita de València y muy conocido en la comunidad árabe». Aunque inicialmente negó los hechos, Imad reconoció que entregó los documentos a Benavent tras encontrarlos «hace diez años» [alrededor de 2007] en una vivienda en la que residió alquilado durante seis o siete años en la Plaza de la Legión Española. Se trataba de la vivienda propiedad de Eduardo Zaplana y su mujer desde el 14 de enero de 1998 hasta el 18 de diciembre de 2006. El testigo aseguró que encontró los documentos «como basura, como efectos que habían quedado abandonados en la vivienda, sin precisar el número de papeles que halló, indicando únicamente que los encontró dentro de un sobre» de pequeñas dimensiones.

Una documentación que entregó a Marcos Benavent, declaró ante la Guardia Civil, «porque lo conocía y, por la posición que ostentaban, podía tener conocimiento del contenido de los mismos».

El testigo protegido de origen sirio se definió ante los agentes como «una persona de negocios bien integrada en España» donde reside desde hace treinta años, y que gracias a su «relación con la comunidad musulmana «mantenía contactos con destacados políticos como Juan Cotino» a quien conoció cuando era presidente de las Cortes.