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El reparto de las competencias encalla el nuevo Consell y aplaza la firma del acuerdo en Alicante

Compromís se niega a ceder más áreas en un ambiente de alta tensión con los socialistas y también con Podemos - Los consellers de la coalición de Mónica Oltra no acuden a la última cena del gobierno en esta legislatura y los negociadores del Botànic se vuelven a citar hoy

El socialista Manolo Mata habla con Antonio Estañ, secretario general de Podemos, mientras Àgueda Micó, coportavoz de Compromís, habla por teléfono. fernando bustamante

La nave del nuevo Consell del Botànic está embarrancada otra vez hasta el punto de que se ha tenido que aplazar la firma del acuerdo de gobierno, que se había previsto para hoy mismo en la ciudad de Alicante como gesto simbólico en el territorio electoral más débil para el pacto de izquierdas. Después de cuadrar un ejecutivo que, finalmente y como este periódico adelantó hace un mes y medio, tendrá doce consellerias, incluido el departamento del presidente Ximo Puig, el PSPV, Compromís y Podemos se atascaron, en un ambiente de alta tensión y muy enrarecido, en la distribución de las competencias que tendrá cada uno de los departamentos. A solo 24 horas de la sesión de investidura de Puig en las Cortes Valencianas, hay diferencias notables, por ejemplo, con la ubicación de Igualdad que afecta a la relación entre la coalición de Oltra y los socialistas o las áreas de la conselleria de nuevo cuño que servirá para dar encaje en el gabinete a Rubén Martínez Dalmau, el líder de los morados.

La maratoniana reunión del domingo, finalizada bien entrada la madrugada, sirvió para cuadrar el programa de gobierno. Un acuerdo de mínimos que permitía salvar la investidura de Puig y que los socialistas validaran ayer el acuerdo en un referéndum interno, algo que ocurre por primera vez en la historia. Pero quedaba lo más importante: la arquitectura institucional del ejecutivo y las competencias de cada conselleria. Los negociadores volvieron a verse a primera hora de la mañana y luego por la tarde con la intención de cerrar la alianza. Pero todo sigue en el aire. Chocaron en el reparto de las competencias. Compromís se niega a ceder más areas en un intento, como desde que arrancó la negociación, de trasladar la imagen de que no sale derrotado de la configuración del gobierno. Durante toda la jornada, hubo instantes críticos. Por la mañana, los negociadores de Compromís dejaron la reunión en diferentes momentos a pesar de que se pactó el número global de las consellerias. Hubo comida al mediodía de los de Oltra y ya en la sesión de tarde esta séptima tanda negociadora, se plantaron. No se movieron.

Dicen que han cedido una conselleria en aras del acuerdo y, por todo ello, no quieren entregar más competencias para contentar a sus socios. Hasta la convocatoria para la firma del pacto en Alicante, prevista para hoy, se tuvo que posponer entre la contrariedad en Presidencia con un discreto silencio del presidente Puig. Con el pacto encallado, hoy volverán a la mesa de negociación a partir de las diez de la mañana, en esta ocasión en la sede del PSPV. El malestar de Compromís, muy evidente con sus socios, se visualizó en cuatro episodios durante una intensa jornada. El recado de Oltra tras la ronda de consultas en las Cortes. «Hemos sido los únicos que hemos afrontado la negociación con generosidad», dijo. La tensión con los socialistas, que se arrastra desde hace varios días con el control de Igualdad. Pulso, de facto, entre la vicepresidenta y la consellera Gabriela Bravo, que repetirá. Los tiras y aflojas con Podemos por el control de Cambio Climático, que Compromís no quiere desgajar de Medio Ambiente, una de las carteras que caerá de su lado. Y, finalmente, el vacío de los consellers de Mónica Oltra en la última cena del gobierno de esta legislatura, a la que optaron por no acudir. La relación entre las dos principales formaciones del Botànic ha salido muy tocada de estas elecciones. En Compromís no le perdonan a Ximo Puig el adelanto de los comicios que, creen, les perjudicó. Así que la negociación está encallada y quedan por delante asuntos aún muy conflictivos, como el encaje de todos los altos cargos. Y ahora ya están en el tiempo de descuento.

Pulso con el consistorio alicantino por el acto para rubricar el acuerdo

Ante la posibilidad de que hoy se pudiera rubricar el acuerdo y la voluntad de que se hiciera en Alicante, a las dos menos diez de la tarde, el hasta ahora delegado provincial de Presidencia, Esteban Vallejo, se puso en contacto con la concejalía de Cultura para solicitar el Castillo de Santa Bárbara como sede del segundo Botànic. Inicialmente, el Ayuntamiento de Alicante se negó a la cesión del emblemático inmueble con el pretexto de que la solicitud se tenía que realizar en función de una serie de trámites administrativos. Entonces, a pesar de esa negativa, la izquierda buscó una alternativa en el pequeño jardín botánico que está ubicado en el barrio de Benalúa. Estaba decidido hacerlo allí. A media tarde, sin embargo, el Ayuntamiento de Alicante, consciente del conflicto que se avecinaba y del impacto que ese «no» podía tener, se abrió a la posibilidad de que el pacto de legislatura de la Generalitat se pudiera acabar organizando en ese escenario. Al final, sin embargo, todas esas idas y venidas no hicieron falta al persistir los desacuerdos y suspenderse la firma.

Una ronda de consultas de lo más movida

Por el despacho de Enric Morera pasaron ayer los síndicos de los grupos que van a formar gobierno, aunque a primera hora de la mañana, Rubén Martínez Dalmau (Podemeos-EU) imponía «condiciones» a la investidura de Puig. Más franca fue Mónica Oltra, que no dejó lugar a dudas sobre el apoyo que Compromís concedía al Botànic II.

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