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La interinidad sin resolver en el PP de Alicante

La organización provincial deambula hacia la cita del 10-N pendiente de normalizar el liderazgo del equipo de Mazón

La interinidad sin resolver en el PP de Alicante

Las últimas elecciones municipales dejaron un doble escenario para el PP de Alicante. Una solidez institucional que le sirvió, a diferencia de lo que ocurrió en el resto de la Comunidad Valenciana, para retener o recuperar grandes alcaldías como Alicante, Benidorm, Torrevieja y Orihuela o mantener la Diputación. Aún sacando menos votos que los socialistas en la urna local de mayo, el PP proyectó la sensación de victoria electoral frente a la izquierda. Pero ese éxito en las urnas, sin embargo, se tradujo en una debilidad interna de la que la formación todavía no ha logrado salir. Hay una interinidad sin resolver en el PP de Alicante que, más pronto que tarde, tendrá que abordarse normalizando el liderazgo orgánico del equipo del presidente de la Diputación, Carlos Mazón, con Adrián Ballester como «hombre fuerte» de esa ejecutiva. Papel clave de Ballester que se vuelve a evidenciar una vez que Génova le ha ratificado como apoderado electoral para las generales del 10-N y tendrá bajo su control el registro de las candidaturas.

Así que esas últimas citas con las urnas consolidaron una red institucional municipal que, sin embargo, está pendiente de llegar a la cúpula del PP que, tras los últimos comicios, se quedó vacante con la dimisión de José Císcar. Sabía, cuestión de tiempo, que Mazón le acabaría desalojando. El miércoles por la noche, de hecho, se reunió la dirección popular para poner en marcha la próxima campaña electoral. Y la convocatoria transmitió, efectivamente, la provisionalidad con la que deambulan los populares hacia esos comicios que van a medir la recuperación del PP una vez consumada la nueva etapa de moderación en la que, inteligentemente, se ha instalado Pablo Casado. La «foto» de esa reunión, ausentes Mazón y Ballester del encuentro, fue la de Eduardo Dolón, un político cercano y apreciado en el decorado local de Torrevieja -población de la que es alcalde- pero casi inédito como referente provincial, junto a Raúl Dalmau, asesor en la Diputación, alcalde «cunero» de Benasau y coordinador general del PP casi por descarte cuando no encontraban a nadie para poder sustituir al crevillentino Rafa Candela.

Así que, en una campaña muy importante para los populares, el presidente provincial interino está fuera de la escena; el máximo responsable electoral es un hombre todavía de la confianza de Císcar, el anterior líder del PP de Alicante y, a día de hoy, de retiro espiritual en las Cortes Valencianas; y el número uno al Congreso, otra vez César Sánchez, está casi desaparecido y acomodado al exilio madrileño tras sacarlo Teodoro García Egea de la Diputación. Con este panorama y una vez pasen las generales, el partido tendrá que abordar, sin ningún tipo de duda, esa normalización de su liderazgo unificando el poder en la Diputación con la presidencia provincial del PP. Facilitando que el equipo de Mazón, apoyándose entre otros en un «pata negra» de Casado como el citado Ballester, se haga cargo de la sala de máquinas de la organización. Un relevo que, ojo, se tendrá que trasladar igualmente a la dirección regional del PP, que dirige Isabel Bonig. Y allí Mazón también tendrá mucho que decir.

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