Aval de los electores para el Consell en este arranque de mandato. Apenas medio año después del adelanto de las autonómicas que decidió el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, comicios en los que el bloque de izquierdas -socialistas, Compromís y Podemos- retuvo el gobierno por apenas un par de diputados de margen, los socios de esta segunda versión del Pacte del Botànic, rubricado en la ciudad de Alicante, podrían volver a reeditar ese acuerdo. Y lo harían, incluso, con una ventaja más cómoda y amplia de la que lograron el 28 de abril, una cita que, como se recordará, iba unida a las elecciones generales. Las tres marcas de la derecha estarían ahora mucho más lejos de darle la vuelta al resultado lastradas por el hundimiento de Ciudadanos y una moderada caída de Vox que ahogarían así el avance del PP. Esta es la escena política que dibuja el barómetro de otoño elaborado por Invest Group coincidiendo con el 9 d'Octubre y a un mes la repetición de las generales para los diarios de Prensa Ibérica en la Comunidad Valenciana: INFORMACIÓN, Levante-EMV y Mediterráneo de Castellón.

La izquierda, en su conjunto, conseguiría 59 diputados frente a las 52 actas que cosechó en abril. Ese refuerzo electoral se produciría, sobre todo, gracias al espectacular incremento de los socialistas que con Ximo Puig al frente son los que mejor rentabilizan estos primeros meses de mandato. Llegarían al 32,6%, casi nueve puntos de aumento hasta llegar a los 35 diputados, ocho más que hace medio año. Pero también al ligero avance de Compromís que, de esta manera, rompería el goteo a la baja que venía sufriendo en las entregas anteriores. Volvería a ser la tercera fuerza política tras la debacle de Ciudadanos consolidando su espacio político -subiría una décima respecto a abril- con un escaño más, precisamente por la recuperación en Alicante de la formación de Mónica Oltra que sin embargo, conforme a la predicción de Invest Group, aflojaría algo en Valencia, su gran bastión.

Los principales socios del Botànic podrían, por tanto, volver a gobernar a dos bandas como ocurrió entre 2015 y 2019 al sumar entre ambos 53 escaños, tres por encima de la mayoría absoluta. Si, además, se añadiera a Podemos, esa confortable mayoría parlamentaria llegaría a los 59 con los seis diputados que el sondeo concede a los morados, que sí sufrirían un bajón y podrían verse afectados por la crisis interna que sufren en toda España. Es el único de los tres socios que pierde algo de fuelle: baja medio punto y dos parlamentarios, uno en la provincia y el otro en Castellón. Pero lo cierto es que, en este inicio de mandato, el Botànic, salvo esa limitada caída de Podemos, apenas acumularía desgaste a raiz de las tensiones que han marcado la agenda política de la Comunidad con la formación del propio Consell, las dificultades financieras que pueden desembocar en una prórroga del presupuesto, los recortes o la inestabilidad en Madrid que les llevará a competir de nuevo en las urnas el 10-N.

El electorado de los socialistas y de Compromís se muestra, al menos según estos números, muy firme. Son los dos partidos, de largo, con mayor fidelidad de voto. Respectivamente, el 83,9% y el 86,8% de los que depositaron su papeleta para esas dos fuerzas en las autonómicas de abril, lo volverían a hacer ahora. Casi no tienen fugas. Los datos, con todo, son especialmente favorables para el PSPV. Reforzaría claramente su hegemonía dentro del bloque de izquierda, es el partido preferido para gobernar, seguiría siendo la marca más votada en las tres provincias y doblaría la ventaja que sacaron en abril al PP como segundo en la tabla gracias a que es la única sigla de la izquierda que «pica» en el caladero del otro bloque al atraerse electores moderados que huyen de los bandazos de Ciudadanos. A diferencia de lo que ocurrió en el sondeo previo a las elecciones autonómicas cuando los socialistas podían tener mayoría con la izquierda o con los de Albert Rivera, en estos momentos, la única ecuación posible para formar gobierno sería la reedición de un acuerdo de progreso. No hay otra alternativa.

Dos «peros» para el Consell

La encuesta de Invest Group, sin embargo, tiene dos «peros» para los socios del Botànic II. El primero, como ya ocurrió en abril, es Alicante. A pesar de que el PSPV y Compromís mejoran y como conjunto suman más escaños para la izquierda, sigue siendo la circunscripción de la Comunidad en la que la derecha está más fuerte. Un detalle: la provincia es la única de las tres circunscripciones que se autodefine ideológicamente por encima del 5 y, por tanto, se ubica en el centro-derecha. Valencia y Castellón continúan en el lado de la izquierda. Y segundo, el refuerzo que reciben los socios del Botànic es una coyuntura electoral. Aunque hay una mayoría -superior al 37%- que sigue dando el visto bueno a su gestión, la nota y el margen sobre los que rechazan la labor del Botànic bajan. Son de los peores datos de la serie demoscópica desde 2015. Toque de atención.

Las marcas electorales de la derecha, en su conjunto, estarían más débiles ahora que en abril. Como bloque apenas llegan a 40 diputados, siete menos que los que ahora tienen en el hemiciclo del Palau dels Borja. El PP ratifica la sensación de recuperación que ofreció en las municipales de mayo. Mejora un poco: casi tres puntos y tres escaños a costa de traer de vuelta a electores de Ciudadanos y Vox para convertirse en la referencia ya sin discusión de la oposición por el hundimiento naranja. Pero se queda, eso sí, más lejos aún de los socialistas. El principal asidero del PP para su recuperación, precisamente, sigue siendo Alicante. Es el territorio en el que tiene más a tiro a los socialistas y en el que registraría mejores resultados: cinco puntos por encima de Castellón y Valencia, que sigue siendo un «agujero negro» para los populares a los que, a su vez, lastra otro elemento. Esa tendencia hacia un servero retroceso electoral a la que parece estar encaminándose Ciudadanos, conforme recogen las tablas del sondeo.

De acuerdo con los datos de la encuesta de Invest Group para los diarios de Prensa Ibérica en la Comunidad Valenciana, en el caso de celebrarse unas nuevas elecciones, la formación que lidera Toni Cantó perdería un 40% de sus votos -su retroceso es de casi siete puntos y medio- y cerca de la mitad de sus escaños. De los 18 que logró hace medio año se quedaría con únicamente diez. De entre las formaciones que perderían respaldo es la que sufre un deterioro más acelerado. No hay ningún dato positivo para Ciudadanos en la muestra. Es la formación con más deserciones entre su bolsa de electores: su nivel de fidelidad es de apenas el 53%. Tiene fugas a derecha -al PP y también a Vox en un porcentaje apreciable- y a izquierda para los socialistas. Y acumula un alto porcentaje de indecisos, que afecta al 11% de sus electores.

El desplome de Ciudadanos, incluso, afecta a Alicante, que había sido la base de su avance en abril y donde ahora perdería tres escaños. Es la provincia en la que tiene más poder institucional en el consistorio de la capital y en la Diputación, donde gobierna en coalición con el PP. Quedaría como cuarta fuerza en la Comunidad pero con menos de un punto de ventaja sobre Vox. Los ultraderechistas registran un bajón moderado de dos puntos y dos escaños pero parecen consolidar un cierto espacio a la derecha del PP. Todo este decorado de bloques ha generado, en comparación con la encuesta de hace un año, una división de la opinión pública en un bando o en otro de la escena política. La habitual ubicación de los electores en el centro registra los niveles más bajos. Un 46,7% se define de izquierdas y un 36,9% de derechas quedando un espacio centrista del 14,6%, más pequeño que nunca y con una disminución de diez puntos. Una gran polarización social.