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La doble agenda valenciana y alicantina que debe abordar el nuevo Gobierno de España

La prueba de fuego de la voluntad que el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tendrá con la Comunidad será la elaboración de su primer presupuesto

El diputado Joan Baldoví, durante su intervención en el Congreso tras reunirse con el PSOE. EFE

El nuevo Gobierno de España que están empezando a tejer los socialistas y Podemos tendrá encima de la mesa una «doble» agenda relacionada con la Comunidad Valenciana. Los asuntos vinculados a las reivindicaciones impulsadas por el Consell del Botànic para todo el territorio autonómico pero también las cuestiones ligadas a Alicante, una de las provincias de España más maltratadas en inversión a lo largo de la última década. Los presupuestos del Estado de 2017 y 2018 -vigente en estos momentos todavía- que elaboró Cristóbal Montoro durante la gestión del PPcon Mariano Rajoy en la Moncloa, no en vano, son los dos peores de la historia para las comarcas alicantinas en materia de gran inversión e infraestructuras.

Condicionados, sin duda, por un problema territorial que tiene a Cataluña como principal exponente pero que va más allá de lo que ocurra en la autonomía vecina, el nuevo Ejecutivo de izquierdas tendrá que abordar, sin ninguna duda, lo que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, definió como el «problema valenciano». O se afronta desde Madrid la cuestión, máxime teniendo en la Comunidad a un gobierno cómplice como el Botànic conformado por los mismos socios más Compromís. O, de lo contrario, el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias derivará en una profunda decepción. Pasado el ruido de las urnas, estos son los asuntos pendientes a abordar durante esta legislatura que ambas formaciones quieren que se alargue durante el tiempo máximo: cuatro años.

1.-Financiación autonómica

El actual modelo de financiación autonómica, caducado desde enero de 2014, discrimina en el reparto, especialmente, a la Comunidad Valenciana y Murcia. Gran parte del relato del Consell del Botànic en su relación con Madrid, amplificado durante la etapa de Rajoy en la Moncloa y con algo de sordina socialista desde que le sustituyó Pedro Sánchez, ha estado condicionado por la exigencia de un trato justo a Madrid. Hasta el punto de que, año tras año, el Botànic ha previsto en sus presupuestos una partida reivindicativa de 1.325 millones anuales. Esa es la cantidad que el Consell considera que debería añadir a sus ingresos actuales para poder atender los servicios que presta. De momento, el acuerdo firmado por los socialistas y Podemos hace una referencia tibia a la reforma. Sin fecha. Ese cambio podría estar ligado con el debate de un nuevo modelo de Estado, en el que la propuesta federal que defiende Ximo Puig puede encontrar más eco, incluso, con Pablo Iglesias como aliado que con la actual cúpula de Ferraz.

2.-Fondo Asistencial y Dependencia

La Comunidad Valenciana viene reclamando desde hace años una compensación de 344 millones por este fondo que, en teoría, debe suplementar las aportaciones a todos los territorios por el gasto sanitario que generan residentes de otras zonas de España o del extranjero a cuenta del sistema que gestiona la Generalitat con especial incidencia en la provincia por el turismo. Igual que ocurre con la partida de la financiación autonómica, el Ejecutivo valenciano reivindica desde que llegó el Botànic este ingreso como una cuestión sin resolver en un territorio que atiende durante el verano a miles de desplazados en centros sanitarios sufragados directamente por las arcas valencianas. También está pendiente suplementar la financiación de la Ley de Dependencia. La Generalitat reclama el 50% de total, como se recoge en la norma vigente cuando, en estos momentos, ese porcentaje de ayuda desde Madrid apenas llega al 12%.

3.-Deuda histórica

Aunque es una cuestión muy compleja y que será muy difícil que pueda salir adelante, es una exigencia firme que debe mantener el Consell frente al nuevo gobierno progresista en Madrid. Las condiciones económicas en las que la Comunidad Valenciana asumió nuevas competencias desde el Estado entre finales de los 80 y principios de los 90; y los efectos de una falta de financiación justa desde Madrid fueron generando una deuda histórica que, como cifraron en su día los expertos de las Cortes, podría llegar en estos momentos a cerca de 16.000 millones. Con esa cifra se podría acabar con cerca del 40% del lastre de «números rojos» que la Comunidad Valenciana arrastra con los bancos y que ahoga su actividad.

4.-Cumplir con la inversión

El presupuesto que intentó aprobar en febrero el gobierno socialista de Pedro Sánchez, tumbado finalmente por los votos de las tres marcas de la derecha y del independentismo catalán, ya incluía para toda la Comunidad Valenciana un nivel de inversiones superior al 10%, similar a su peso poblacional como establece el Estatuto de Autonomía desde la última reforma. Así que el primer presupuesto del nuevo Ejecutivo será una prueba de fuego para determinar si aquella intención inicial de los socialistas se mantiene con Podemos sentado en la mesa del Consejo de Ministros. El problema, sin embargo, viene con la distribución que se realice de ese dinero dentro de la propia Comunidad. Es cierto que el presupuesto de febrero cumplía con el conjunto del territorio pero, sin embargo y a pesar de que había un avance, mantenía relegada a Alicante en las cantidades. Resolver ese desequilibrio interior también será clave.

5.-Infraestructuras y Vega Baja

Habrá que ver, además, del dinero que se destina a la Comunidad Valenciana en ese primer presupuesto que elabore el Gobierno de izquierdas, la voluntad política para completar grandes infraestructuras imprescindibles para la actividad económica como, especialmente, la culminación del Corredor Mediterráneo. Junto a esa actuación, en la provincia se esperan dos infraestructuras más que son fundamentales: la conexión ferroviaria del aeropuerto de El Altet y el tercer carril de la A-7 a Murcia. Parece complicado que se puedan abordar otras obras pendientes como el tren de la costa, con varios informes en contra y con el que, quizá, el nuevo Gobierno debería explorar fórmulas alternativas como un plan junto a la Generalitat para sustituir ese proyecto por la mejora de la línea de Tram. Pero la primera prueba de fuego será ver si los socialistas mantienen el final del peaje de la AP-7, reivindicación histórica de numerosos colectivos a la vez que se iban alargando los plazos de la concesión. Y una cuestión más: clarificar la inversión de todo tipo que necesita la comarca de la Vega Baja tras la catástrofe climática del pasado mes de septiembre. Una respuesta, hasta ahora, tibia desde Madrid a la vez que positiva desde el Consell.

6.-Agricultura y Medio Ambiente

6.-Agricultura y Medio AmbienteEntre las cuestiones ambientales que debe resolver el nuevo Gobierno, sin duda, el agua, la Xylella que afecta a árboles de la zona norte de la provincia o la respuesta ante los acuerdos comerciales que afectan a los agricultores por los cítricos. Habrá que ver lo que acaba entrando en la «agenda» de este Ejecutivo de izquierdas.

Compromís ya se desmarca de Errejón para poder negociar sin intermediarios en Madrid

Baldoví deja claro que tiene «personalidad propia» y pide resolver la financiación en su primera reunión con el PSOE

Compromís quiere que su negociación con el PSOE para una futura investidura de Pedro Sánchez se produzca de tú a tú. El portavoz de la coalición en el Congreso, Joan Baldoví, asegura que aunque son tres los representantes que ha obtenido en las elecciones del domingo la coalición entre Más País y Compromís cada uno de ellos tiene su propia personalidad, y entre esas diferencias está su perfil valencianista. Por ello, el diputado de Compromís quiere retomar la negociación con el partido que lidera Pedro Sánchez directamente donde la dejaron el pasado verano cuando el presidente en funciones se acercó a València un caluroso 5 de agosto para reunirse con el propio Baldoví y la lideresa de Compromís, Mónica Oltra. La coalición envió tras aquel encuentro un documento al PSOE con las propuestas que planteaban para apoyar la investidura, pero ya no recibieron respuesta. Tampoco hubo investidura, lo que precipitó la repetición de las elecciones en noviembre.

Compromís está ya dispuesto a marcar un perfil propio en la negociación para la investidura y quiere que los socialistas hagan lo mismo que con Podemos, es decir un encuentro, en el que la coalición plantee sus propuestas. Según explicó ayer Baldoví durante una comparecencia en solitario en el Congreso tras un encuentro con la número tres socialista, Adriana Lastra, Compromís quiere sumarse al preacuerdo que han alcanzado los socialistas y Podemos. Baldoví aseguró ayer que su talante a la hora de negociar es favorable al acuerdo. Insiste en que la negociación debe retomarse donde ambas formaciones la dejaron en verano.

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