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Análisis

Y ahora nos vamos de congresos...

Una vez que se resuelva la investidura de Pedro Sánchez, todos los partidos cambiarán el foco para meterse en clave interna, lo que más les gusta: ordenar su organización, retocar estrategias políticas y, llegado el caso, repensar liderazgos

Una imagen del congreso que el PSPV celebró en Elche en 2017. M. Segarra

Puede que alguno de los que hayan leído el titular de este artículo piensen que me refiero a los 12 diputados y 4 senadores -32 parlamentarios al Congreso y 9 al Senado, si nos referimos a toda la Comunidad- que consiguieron acta en las elecciones del pasado domingo para ocupar escaño en las Cortes Generales. Ya les adelanto que, salvo alguna honrosa excepción como Agustín Almodóbar -un verso suelto con vida propia e iniciativas parlamentarias con criterio dentro del PP- o la ' ciudadana' Marta Martín que registra siempre muy buenos balances, apenas les conocerán en este mandato. Dure lo que dure. Pocas declaraciones y menos actividad. Pero ese trabajo parlamentario, desde luego, no se mira demasiado a la hora de decidir el voto que se acaba introduciendo en la urna.

Para que se hagan una idea, entre las elecciones de abril y las de noviembre, han caído dos de los diputados que, además de los ya mencionados y que sí continúan, mejor trabajo habían realizado durante su estancia en el Congreso. Ignasi Candela, de Compromís, ya había consolidado una línea de trabajo en números y en valor de los temas durante los tres años que estuvo de parlamentario entre 2016 y 2019 haciendo tándem de trabajo con Joan Baldoví. Ni logró acta en abril ni tampoco ahora. Y la joven María Teresa Pérez, de Podemos, que consiguió el escaño por los pelos hace seis meses. Empezó a despuntar con algunas de las iniciativas más interesantes que se han presentado durante esta corta legislatura pero ahora, sin embargo, también se ha quedado sin volver a Madrid por poco margen. De los que sí han conseguido el acta ahora, ya haremos balance. Pero, salvo las excepciones citadas, no pinta bien. Al tiempo.

Pero no tenía intención de hablar de lo que se avecina en el Congreso de los Diputados. Habrá que esperar a que se termine de perfilar una mayoría parlamentaria después de que en apenas 48 horas, a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias les diera un ataque de pavor por el avance de la ultraderecha y arreglaran en un rato todo lo que habían dejado pendiente en seis meses. Cuando eso se resuelva, decía, empezarán otros congresos... los de los partidos políticos. Es el momento, con el próximo ciclo electoral todavía lejano, de ordenar la casa de cada uno para generar, si es preciso, nuevos liderazgos y retocar las estrategias.

Telegráficamente y cuando aún faltan unos meses para las convocatorias oficiales de los cónclaves de cada partido. En el PSPV no hay discusión, la sucesión de Ximo Puig tiene nombre y apellidos: Ximo Puig. A día de hoy, es el principal activo del socialismo valenciano y, al mismo tiempo, parte del problema de una organización que empieza y acaba en el presidente de la Generalitat. En el PP, Isabel Bonig quiere retrasar todo lo más posible los congresos para celebrarlos en la fecha inicialmente prevista. Pero en Alicante, sin embargo, necesitan con urgencia entronizar a Carlos Mazón como presidente provincial para acabar ya con un directorio de alcaldes que triunfó en mayo pero que fracasó con estrépito el domingo pasado. En Ciudadanos, todo lo que pueda pasar -cambios de alianzas en la Diputación, posible relevo de Toni Cantó en las Cortes, el papel de la mencionada Marta Martín, el discurso frente al Botànic...- dependerá del congreso que se celebrará en marzo para encumbrar a Inés Arrimadas. Los socios de Compromís tendrán que determinar en sus cónclaves lo que quieren ser si algún día llegan a ser mayores, las condiciones de su futura organización y hasta dónde alargan el liderazgo de Mónica Oltra. En Podemos tendrán que resolver de una vez la salida de Antonio Estañ de la secretaría general autonómica, puesto para el que se perfila la alcoyana Naiara Davó. Hasta en Vox, pásmense con la ultraderecha, hay un importante grupo dispuesto a pedir unas primarias para plantarle cara a Ana Vega. Ya les auguro. Todo junto, mucho más divertido que lo de Madrid.

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