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La insoportable levedad del PP de Alicante

La interinidad de la actual cúpula provincial convierte en irrelevante su discurso como partido

La presidenta regional del PP, Isabel Bonig, ayer en València. efe

Hace apenas 48 horas, la dirección provincial del PP se reunía en su sede de la ciudad de Alicante para analizar los resultados de las elecciones generales del pasado 10-N. Lo hacía nada menos que diez días después de una cita con las urnas de resultado agridulce para los populares en la provincia. Aspirantes a disputarle la victoria a los socialistas en la circunscripción e incluso a dar un salto que les pudiera conceder un escaño más para convertirse en la locomotora del PP en la escena autonómica, lo cierto es que, pese recuperar algo de terreno, los comicios se convirtieron en una oportunidad perdida. No fue un paso atrás pero tampoco uno adelante claro y nítido. Ni le ganaron a los socialistas ni tampoco lograron un cuarto diputado en el Congreso. La lista alicantina del PP se estancó y, cosas de la política, fue en la provincia de Valencia, territorio con el partido sumido en una grave crisis interna, donde la formación visualizó el único avance claro en la Comunidad.

Sin vencer al PSPV y sin crecer en diputados, la dirección provincial del PP, en un juego malabar de números con sumas y restas, se felicitó por haber sacado 30.000 papeletas más que en la cita de abril, lo que les facilitó recortar la diferencia a los socialistas en 50.000 votos. El que no se consuela, ya se sabe, es porque no quiere. Más allá del comunicado de prensa con la que el PP despachó la convocatoria, lo realmente importante fue la sensación de crisis existencial que tiene el partido en Alicante, como le ocurría al principal personaje de la famosa novela de Milan Kundera cuyo título se parafrasea en esta información. Y sí. Es cierto. La cúpula alicantina se mueve entre el perfil bajo, la falta de ideas y la provisionalidad a la espera de que se celebre un congreso provincial que, de una vez por todas, acabe con la interinidad y encumbre a Carlos Mazón también a la dirección del PP para unir ese poder al que ya está ejerciendo ahora desde su despacho en la Diputación. Acabar con esa insoportable levedad.

Todos esperan la celebración de ese cónclave y, mientras tanto, se acomodan a la indiferencia. Nadie se quiere mover. De hecho, en ese comité ejecutivo provincial celebrado hace 48 horas no se escuchó ni una sola intervención sobre el resultado electoral del PP, ni sobre la recomposición del espacio conservador con el hundimiento de Ciudadanos o el avance de la ultraderecha. Nada de nada. Ni una palabra de ningún componente de la cúpula popular. La reunión se limitó al relato oficialista del presidente provincial del PP y alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, acompañado en la mesa principal de la convocatoria por Toni Pérez, primer edil de Benidorm y secretario general. La interinidad de ambos convierte en irrelevante el discurso. No hay hilo conductor ni posiciones como partido sobre temas clave. No hubo durante esa reunión ni una reflexión, aunque fuera breve, sobre la pobre y anticuada campaña electoral del PP, como reconocen muchos cargos públicos; ni tan siquiera sobre el paso atrás de una serie de alcaldes que lograron sostener al partido con mayorías amplias o resultados que, como mínimo, les permitieron gobernar en mayo pero que se estrellaron en sus resultados locales en estos comicios del 10-N. Dos de ellos, Eduardo Dolón y Toni Pérez, estaban en la mesa y otro como Luis Barcala, con los socialistas como primera fuerza en la capital, ha optado por pasar desapercibido. No hubo ni una cita para el tremendo fracaso para César Sánchez, cabeza de lista al Congreso, que perdió en Calp, su pueblo. Como si no pasara nada.

Bonig niega trato de favor del Consell del PP a la fundación de la visita del Papa

La presidenta regional del PP, Isabel Bonig, aseguró este jueves tras declarar como testigo ante la jueza que investiga las supuestas irregularidades en la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias que ha quedado «absolutamente acreditado que no hubo condonación de deuda» a la fundación que organizó la visita del Papa Benedicto XVI a València en 2006 y que existen documentos que lo demuestran. Así lo aseguró a su salida de la Ciudad de la Justicia, donde actuó como testigo para esclarecer si hubo condonación de una deuda de más de 500.000 euros a esta entidad en una gestión que se remonta en parte a su etapa como miembro del gobierno autonómico. Bonig evitó dar detalles de su declaración «por respeto al proceso, a las partes, a su señoría y al Ministerio Fiscal», pero aseguró que «ha quedado absolutamente acreditado que, efectivamente, no hubo condonación de deuda sino que se pagó la deuda o el crédito que tenía Vaersa, los 519.000 euros». «Por mi parte, esa era la cuestión. Todo lo demás que se dilucida en el proceso, ya lo determinarán las partes», zanjó la presidenta del PP.

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