Benidorm persiguió su objetivo de acoger la Copa Davis durante meses. Cuando la Federación de Tenis (RFET) la descartó en mayo de 2008 para organizar las semifinales de aquel año, se puso enseguida en marcha la maquinaria para que la primera eliminatoria de la competición de 2009 fuese en la capital del turismo. El mismo proyecto que se preparó para 2008, montando un estadio con gradas gigantes, con capacidad para 14.000 personas en las inmediaciones de Terra Mítica, se volvió a ofrecer a la RFET, que esta vez sí aceptó. De algún modo los interlocutores eran los mismos. Por parte del Ayuntamiento actuaron Gonzalo Morell y Enrique Muro, de los que la UDEF dice que no tienen vinculación contractual con el consistorio benidormí, y por parte de la Federación, siempre estaba presente Alberto Riba, director general de la entidad, que más de un año después de disputarse la competición firmó un escrito, en nombre de la RFET, avalando que se tuvo que hacer una modificación de la pista que generó un coste extra de 607.700 , pieza clave en la investigación.