Desde su faceta recuperada de profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Alicante, el exconseller de Transparencia Manuel Alcaraz sostiene que la Carta Magna «padece de arteriosclerosis, es absolutamente rígida», por lo que es «más reformable que nunca. Si hace años se hubieran hecho algunas reformas, quizás no habríamos llegado hasta aquí». Alcaraz fue el promotor de la propuesta política del Consell sobre la reforma de la Constitución, presentada en febrero 2018, con la que esta Comunidad fue «la única que dio el paso para contribuir a desbloquear los problemas territoriales», explica.
Con los mismos objetivos básicos (blindaje de valores y derechos, financiación adecuada y reforma federal), Alcaraz mantiene que «nunca hemos dicho que el federalismo 'per se' arregle los problemas de Cataluña, pero sí hay que debatir sin dramatismos y abrir la puerta a la pedagogía social». Una reforma que serviría para introducir nuevos valores como la hospitalidad, la sostenibilidad, la sociedad del conocimiento o la salud reproductiva, que no aparecen en el texto de 1978 y, en cambio, sí lo hace aún la pena de muerte.