Macarena Montesinos, actual diputada del PP y miembro de la dirección del grupo en el Congreso, guardó en un cajón el código ético de su partido cuando aceptó, como ella mismo ha reconocido, la invitación de Eduardo Zaplana a cruceros de lujo en yates que se habrían pagado con dinero de la trama del caso Erial. Hechos que el sumario sitúa entre los años 2008 y 2010, periodo en el que Montesinos, como actualmente, también era parlamentaria en Madrid. De los protagonistas de aquellos viajes entre el círculo más íntimo de Zaplana que recoge el sumario de la investigación, Montesinos es la única que continúa en activo y con un puesto de relevancia en el engranaje popular tras ser repescada en las dos últimas elecciones generales por Pablo Casado como número dos por Alicante. Así que, como cargo público, sigue sujeta a la normativa interna por la que se rige el PP.

Con una larga trayectoria en todos los cargos posibles dentro del partido ha ocupado, además de una concejalía en Alicante entre 1991 y 1995, un escaño en las Cortes desde 1995 hasta 2004 cuando pasó al Congreso hasta 2016. Apartada por José Císcar, entonces presidente del PP, de la primera línea, volvió a la escena en 2019 junto a otros destacados zaplanistas como Carlos Mazón en la Diputación, para volver a situarse en un escaño del Congreso de la mano de Pablo Casado y Teodoro García Egea. Su aparición entre los invitados de Eduardo Zaplana en esos viajes la pone en el punto de mira del código ético del PP. Un documento que se remonta a 1993 cuando el entonces presidente del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, José María Aznar, trataba de abanderar la regeneración en una última etapa de Felipe González marcada por la corrupción. Ese documento destacaba la importancia de que los políticos ejercieran con una «plena transparencia en el desempeño de sus funciones y con absoluta disposición a asumir las responsabilidades que contraiga en el ejercicio de su cargo». Once años después, el sumario del caso Erial ha sacado a la luz los viajes en yates de lujo que aceptó Macarena Montesinos, incumpliendo esa transparencia marcada por el PP. Una exigencia que, incluso en aquel primer código ético, sería un motivo de «expulsión» inmediata «sin perjuicio de las responsabilidades de otra índole que pudieran deducirse, la utilización del propio nombre, posición o relación dentro del partido o en un cargo público, para obtener lucro, trato o favor personal o beneficio para sí o para terceros». Los viajes con Zaplana, desde luego, no eran transparentes porque se han desvelado gracias a una investigación judicial una década más tarde y, además, la actual componente de la dirección del grupo parlamentario de Casado obtuvo un beneficio personal, aunque ella asegura que para entonces Zaplana ya era sólo directivo de Telefónica.

En 2009, justo en el momento en el que el sumario sitúa los cruceros y a raiz del caso Gürtel, el PP trató de lavar la cara de su maltrecha imagen y firmó una nueva disposición en la que ampliaba el contenido con referencias explícitas a los regalos: «No aceptarán ningún trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja en su condición de miembros del Partido Popular. Tampoco aceptarán ni solicitarán regalos, atenciones o liberalidades de cualquier tipo que, por su importe o causa, no correspondan a los usos y costumbres sociales y de cortesía o que puedan comprometer (o parecer que lo hacen) a quien los da y a quien los recibe». Con estas reglas, que se aprobaron en el Comité Ejecutivo Nacional y que en la actualidad siguen vigentes para todos los cargos públicos, el PP quiso potenciar la transparencia y el compromiso de ejemplaridad de sus representantes en las diferentes administraciones.

Incluso, por tanto, es más evidente el incumplimiento de Macarena Montesinos con la redacción actual del código ético. Un texto que se remonta a 2009 y que prohíbe los regalos, lo que por tanto pone en una situación muy comprometida a una diputada y, además, coordinadora del PP en el Congreso. A pesar de eso, sin embargo, ayer Montesinos no quiso hacer referencia alguna al incumplimiento del código ético. Tuvo conocimiento de las insistentes llamadas y mensajes de este diario pero no contestó. Hace unos días, cuando se conoció que, efectivamente, aparecía en el sumario del caso Erial por haber participado en esos viajes, sí creplicó, admitiendo que había acudido a esos viajes de lujo. «Cuando Zaplana estaba fuera de la política y era alto ejecutivo de una relevante empresa multinacional, nos invitó a mi marido y a mi. Ni entonces pensé ni ahora pienso que la persona que nos invitó pudiera ser otra que Eduardo Zaplana», declaró a este periódico.

El sumario de la Operación Erial ha sacado a la luz cómo cuidaba Zaplana a sus colaboradores más allegados en esos viajes en barco: langostas, champán y alta cocina. El expresidente de la Generalitat ha afirmado, tras levantarse el secreto de sumario del caso Erial, que ni las sociedades investigadas son suyas ni se ha beneficiado de ninguna de las transferencias realizadas. Entre los cargos que asistieron a algunos de estos viajes se encuentran la exdiputada Elvira Suanzes, imputada en el caso Erial por un presunto delito de blanqueo de capitales, el exconcejal de Alicante Pedro Romero -extesorero provincial del PP- y su esposa, Lola Peña, quien fue secretaria del grupo municipal popular de Alicante bajo la Alcaldía de Díaz Alperi. Macarena Montesinos, sin embargo, es la única que continúan en activo.

Los mensajes del clan Zaplana que revelan un chivatazo de Andorra

La Guardia Civil halla móviles con WhatsApp en los que los imputados alertan de una investigación en el Principado

La presunta organización criminal que el sumario del caso Erial atribuye a Eduardo Zaplana llegó a acumular más de 9 millones de euros en Andorra y el análisis de los teléfonos móviles intervenidos a los miembros de la trama ha sacado a la luz los mensajes que se intercambiaron antes de las detenciones. Unas comunicaciones que sugieren que la organización manejaba información reservada sobre investigaciones abiertas en España o Andorra.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sospecha que Saturnino Suanzes, hermano de la exdiputada del PP Elvira Suanzes, fue el encargado de repatriar el dinero escondido en el Principado. Los mensajes localizados en el terminal de Juan Francisco García, ex jefe de Gabinete de Zaplana, han confirmado de manera indiciaria el temor a ser descubiertos. Al parecer, la trama consultaba a este abogado experto en asuntos fiscales cada paso que daban en relación a este dinero e informaba puntualmente a su hermana sobre estas circunstancias.

Los investigadores del caso Erial han descubierto una cadena de mensajes intercambiados por distintos investigados a través de WhatsApp entre los que destaca una captura de pantalla que ha aparecido en los teléfonos de los hermanos Suanzes.

En concreto, según consta en el sumario cuyo secreto acaba de levantar el juzgado, el 30 de diciembre de 2016, dos días antes de que entrara en vigor la nueva legislación en materia de blanqueo de capitales, Saturnino Suanzes envió a su hermana copia de un mensaje de texto que previamente le había remitido un contacto que no guardaba en su agenda. La Guardia Civil ha constatado que el número corresponde al de García.

«Está en manos del regulador de Andorra. Pasaron el informe al banco y este decidió que como no estaba clara la documentación aportada de los movimientos lo escalaba arriba al regulador», le traslada en referencia a una investigación abierta por el Principado.

«No le he llamado para no amargarle las vacaciones!! Ya que puede que decidan que hay indicios de blanqueo de capitales, lo publiquen y luego Hacienda en España les busque las vueltas. Como quieras lo último es lo que me han dicho que en el peor de los casos puede pasar. Pero igual no es así», afirma Juan Francisco García.

En estas conversaciones también habría participado Joaquín Barceló, amigo de la infancia de Zaplana y uno de sus presuntos testaferros. La Guardia Civil ha localizado otra conversación entre García y Barceló que estaba almacenada en un teléfono Galaxy que localizaron durante los registros. A juicio policial, de su contenido se desprende la materialización de gestiones por parte de Juan Francisco García para concertar una cita con un responsable de PwC y Barceló sobre sus negocios en Andorra.

Tras su análisis, la Guardia Civil traza la «aparente vinculación de Zaplana con los productos bancarios radicados en Andorra, en lo que podría ser una similitud con lo acontecido en relación a los fondos radicados en Luxemburgo y posteriormente Suiza -parte de los cuales tienen su origen en las cuentas bancarias radicadas en Andorra-» sobre las que también declaró Fernando Belhot, el testaferro de Uruguay que ha confesado.