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Carlos Mazón niega tres veces a César Sánchez en la Diputación

Ya ha enmendado decisiones del pasado mandato en el reparto de la inversión, la transparencia en el control del dinero y la imagen corporativa

César Sánchez y Carlos Mazón se abrazan en el inicio de este mandato.

Donde la mayoría ven contratiempos, Carlos Mazón parece trazar una oportunidad. Convencido de tapar el agujero creado en la Diputación por las decisiones de su antecesor César Sánchez y encontrar una manera de evidenciar que tiene la capacidad de controlar por completo la institución, pese a que su gobierno depende de los dos diputados de Ciudadanos. El dirigente provincial del PP ha establecido esa máxima como emblema a la hora de huir del estigma del pasado que solo le dejó bloqueos en las inversiones, confrontaciones con la Generaralitat, subvenciones «a dedo» y batallas en los juzgados. No tiene manera de borrar lo ocurrido. Pero sí de enmendar esos «errores» para evitar que condicionen su futuro político. En tan solo ocho meses como presidente, Carlos Mazón ha protagonizado ya tres enmiendas a la totalidad a decisiones adoptadas por César Sánchez en el anterior mandato.

El exgerente de la Cámara de Comercio no está dispuesto a comerse más sapos y ha decidido romper con tres de las decisiones más relevantes de su predecesor: las subvenciones «a dedo», la justificación del dinero que reciben los grupos políticos y el logotipo que identifica la imagen de la institución. ¿Por qué Carlos Mazón alenta este debate? Las consecuencias de no hacerlo le llevarían a dar validez a un legado gravoso que ya ha atenazado el inicio de este mandato y ha marcado alguno de sus debates. Lo hace en base a una larga sucesión de determinaciones que llevaron a César Sánchez, actual diputado en Madrid y secretario de Transparencia de Pablo Casado, a un mandato pleno de conflictos.

En primer lugar, Carlos Mazón reformuló la distribución de inversiones para garantizar que no existiera un reparto arbitrario de las subvenciones. Reaccionó así a las denominadas ayudas «a dedo» que persiguieron a César Sánchez y también, entre otros, al actual diputado y alcalde de Busot, Alejandro Morant. Nueve pueblos tendrán que esperar al próximo mandato tras recibir un trato de favor previo. La limitación de esas ayudas se ha materializado en el nuevo plan de obras que incluye, como novedad, la eliminación de las obras «a dedo». A partir de la aprobación de Planifica esas subvenciones directas estarán directamente relacionadas con renuncias expresas de los ayuntamientos a las mismas y con situaciones de emergencia. De hecho, todos los grupos están de acuerdo en favorecer un cambio hacia la transparencia en el reparto de ayudas basado en criterios técnicos como la población, la superficie, la densidad y el número de pedanías. Mazón ha conseguido el apoyo unánime de todos los grupos, que consideran imprescindible que los ayuntamientos sepan desde el primer día la subvención con la que contarán a lo largo de toda la legislatura y puedan decidir su obras de todo el mandato.

César Sánchez, además, puso fin a su etapa como presidente sin justificar la asignación de dinero público que el grupo de la Diputación transfirió durante tres años directamente a la cuenta del partido como una vía más de financiación: cerca de medio millón de euros. La presión de Compromís y la necesidad de dar estabilidad al gobierno provocó que Carlos Mazón aceptara, tan solo tres meses después de hacerse con el mando, dar más transparencia al control de las cuentas y modificar el punto número 9 del reglamento orgánico de la Diputación para que los grupos estén obligados a aportar una hoja de cálculo detallada con todos los datos sobre los ingresos que aportan a sus respectivos partidos. Además de asignar a cada grupo político una dotación económica inferior a la aprobada en 2015 por César Sanchez, el máximo dirigente provincial puso fin al procedimiento que tantos quebraderos de cabeza ha generado. Según el acuerdo del día 6 de noviembre de 2019, todos los grupos políticos de la corporación compartieron la importancia de actualizar el reglamento de 2013 aprobado por Luisa Pastor y modificar el polémico artículo 9 para acreditar todos los gastos pormenorizadamente. Esta fue la segunda rectificación aún sin resolver a la espera de que se justifiquen cantidades de las que no se ha aportado ni una sola factura.

Aunque Carlos Mazón trata de huir de las comparaciones y se rasga las vestiduras ante la prensa de puertas hacia fuera cuando se le acusa de denostar las acciones del actual diputado y secretario de Transparencia de la ejecutiva de Pablo Casado, también ha modificado la imagen de la institución y ha recuperado el logotipo que aprobó José Joaquín Ripoll. Con ello, ha retirado la denominación de «Gobierno Provincial. La Dipu de los pueblos» que César Sanchez añadió para erigirse como contrapoder al Consell del Botànic y evidenciar su perfil provincialista. Esta es la tercera enmienda a la totalidad del pasado. Carlos Mazón trata de mandar un mensaje provincial para tener vía libre a la hora de tomar sus propias decisiones y soltar el pesado lastre que le acompaña desde que se convirtió en presidente. Tres rectificaciones, de momento.

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