¿Por qué ha tardado tanto en reaccionar la Unión Europea a una situación tan grave?

Porque no todos tenemos la misma idea de Europa. Algunos de los países del Este entraron en la UE para reafirmar una soberanía nacional muy diluida por los soviéticos. Otros se proclaman europeístas pero no entienden que la solidaridad es el pedestal sobre el que se sostiene el mercado interior. No entienden que estamos casados en gananciales y no en separación de bienes. Los populistas tampoco ayudan. Pocos creemos en los Estados Unidos de Europa.

¿Qué debe de hacer Europa para evitar que esta emergencia sea peor que la crisis de 2008?

Actuar de forma rápida, enérgica y solidaria. Entender que superar esta situación requiere de dos planes distintos. Uno de emergencia con la idea de que la crisis no se lleve por delante a las empresas además de para ayudar a familias y trabajadores que peor lo están pasando. Pero además otro plan de recuperación a largo plazo.

Vayamos por partes. La Unión Europea se ha atascado a la hora de buscar soluciones a la pandemia a corto plazo. ¿Cómo emplear los instrumentos financieros de una forma rápida?

En la fase de emergencia sólo tenemos los instrumentos ya existentes: la liquidez del Banco Central Europeo, los avales del BEI, los préstamos a los gobiernos del mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) y las ayudas a los trabajadores a través de la Comisión. Si no es suficiente, habrá que emitir coronabonos,una deuda mutualizada, para evitar que la crisis se transforme en una recesión duradera.

Ahora que nombra el mecanismo europeo de estabilidad, son varios los países que defienden este fondo de rescate. ¿No crearía esto una espiral de más deuda para los receptores?

Por supuesto. Por eso creo que los coronabonos deben limitarse a financiar la reparación de los daños y ayudas urgentes. Y que el plan de recuperación debe pagarse con los recursos obtenidos por las obligaciones paneuropeas que no agravan además el endeudamiento de los países miembros.

¿Aboga por lo tanto por compartir el endeudamiento para reconstruir los países más castigados por el efecto de la epidemia?

Sin duda alguna, porque los países que más están sufriendo son los que entraron más endeudados. Y más deuda nos podría meter en una crisis de consecuencias gravísimas: más impuestos y financiación más cara. Además los esfuerzos que nosotros hemos hecho han permitido a los demás ganar tiempo y prepararse mejor.

¿Cómo financiar toda esa recuperación a largo plazo?

La solución exige hacer dos cosas: anticipar las inversiones -pacto verde y agenda digital- previstas en el presupuesto 2021-2027; y emitir bonos paneuropeos. Estos bonos estarían garantizados por el presupuesto de la UE en el que se integrarían nuevos impuestos: transacciones financieras, digital, carbón y derechos de emisión.

¿Cómo valoraría la gestión del Gobierno respecto a la defensa de esos coronabonos?

El Gobierno se ha presentado en Bruselas sin una propuesta concreta ni sobre los coronabonos -plan de emergencia- ni sobre los bonos paneuropeos -plan de recuperación-. Y en Bruselas, sin un programa escrito no eres nadie.

¿Apoya esa idea de un Plan Marshall de Pedro Sánchez?

El Plan Marshall lo financiaron los americanos. Aquí lo tendremos que hacer nosotros. A mí me gustaría hacerlo con un bono paneuropeo y no con los eurobonos clásicos, porque estos últimos acaban incrementando la deuda pública de los países miembros, mientras que los otros no la aumentan.

¿Qué opinión tiene de la labor del Gobierno y de la oposición?

Pedro Sánchez se ha comportado como Zapatero en la crisis anterior. Primero creyó que a nosotros no nos iba a tocar; luego pensó que no sería tan grave y después ha salido con medidas que son improvisadas y poco sistemáticas. La oposición está siendo mucho más leal de lo que Sánchez fue con nosotros en el Évola. Pero ahora tenemos que remar juntos, que tiempo habrá para analizar.

¿Es momento de reconfigurar un pacto de Gobierno?

Sánchez tuvo dos opciones: configurar un gobierno constitucionalista con PP y Ciudadanos o hacerlo con Podemos junto a la ayuda de partidos anticonstitucionales. Sólo se puede pactar con el que cree en la Constitución y no con el que quiere reescribir la transición, cambiar el régimen, o nacionalizar hasta al tendero de la esquina.

¿Cómo deben configurarse esos Pactos de la Moncloa que propone el Gobierno para configurar la recuperación?

La transición fue posible porque fue protagonizada por dos partidos centristas -UCD y PSOE- que respetaron tres reglas básicas: consenso, respeto al marco legal y prudencia para no plantear problemas que no se pueden resolver. Cuando se hicieron los Pactos de la Moncloa no había Constitución. Ahora sí la hay. Y por tanto, cualquier acuerdo debe hacerse en las instituciones existentes, ser protagonizados por los partidos constitucionalistas e instrumentados por un gobierno de concentración nacional. Pactar con Sánchez sin estar en el puesto de mando es de una ingenuidad casi delictiva.

¿Cómo trasmitir la sintonía alcanzada entre Italia y España al resto de países europeos?

Diseñando dos programas concretos y buscando alianzas con los que mandan. Pedro Sánchez podría haber aprovechado la salida del Reino Unido y el debilitamiento de Italia para convertirse en el socio estratégico del sur que tanto necesitan Francia y Alemania, pero ha preferido pactar hoy con unos y mañana con otros.

Por las posiciones contrapuestas de países como Holanda, ¿cree que esta pandemia ha abierto la herida de Europa?

Es un clásico la división entre países virtuosos y países pródigos, pero ninguno puede sobrevivir solo en una crisis como la actual. Europa es como el Titanic: si el agua sube perecen todos los pasajeros, incluidos los de primera.

¿Perderá Europa su razón de ser si no es solidaria?

La Unión Europea no se va a romper porque ningún país puede sobrevivir en un mundo globalizado dominado por grandes potencias. Pero sí puede perder fuelle y eso nos pasaría factura cuando haya una nueva crisis. La gripe de 1918 tuvo dos recaídas. Y este virus puede mutar cuando llegue al hemisferio sur y regresar en una variante inmune a los remedios que sin duda conseguiremos.

¿Afectará esta situación a la calidad de vida de los europeos?

Sin duda. En España, hay dos escenarios. Si se levanta el confinamiento en mayo y no se destruyen demasiadas empresas, nuestro PIB caerá un 8,5%, la tasa de desempleo escalará hasta el 23%, y el déficit público no será inferior al 7,5%. Si el confinamiento dura más o desaparecen muchas empresas, el PIB caerá un 10%, la tasa de desempleo se disparará al 25% y el déficit público llegará al 8%. Si no lo hacemos bien, el coronacoma puede provocar una crisis de deuda. Y tardaremos dos años en llegar a un nivel de vida precrisis.