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CORONAVIRUS

Giro de Compromís: reforzar el Botànic y apretar a Pedro Sánchez en Madrid

Endurecerá su discurso para exigir trato justo a la Comunidad en el reparto de los fondos de emergencia

Gerard Fullana, Baldoví, Oltra, Bellido, Mollà y Grezzi, durante un acto celebrado en Alicante. a. i.

Golpe de timón en Compromís para intentar recuperar en parte la iniciativa política en esta desescalada. Un movimiento que se produce después de dos meses, coincidiendo con la etapa más dura de la epidemia, en los que la formación -la segunda con más peso del Botànic- se había diluido dentro de la primera línea de esta crisis. Con poco margen de maniobra en el Consell por el liderazgo que ha ejercido Ximo Puig, con la figura de Mónica Oltra en un perfil discreto, con las Cortes Valencianas cerradas a cal y canto, con los municipios casi invisibles por sus pocas competencias en alertas sanitarias y con Joan Baldoví votando casi todo por sistema en el Congreso a favor del Gobierno, el papel de Compromís se había desdibujado notablemente. Y todo ello en un momento en el que, además, la coalición estaba obligada a recuperar la identidad y el dinamismo perdido, y que le había facilitado una década de avance y consolidación electoral en la Comunidad.

Pero esta crisis del coronavirus, de alguna manera, le ha servido como aldabonazo a la marca valencianista para intentar revertir el decorado. Después de varias semanas de perfil bajo en la gestión y en la acción política -excepción hecha de Vicent Marzà en la conselleria de Educación o Rafa Climent en el departamento de Economía- que culminaron con la polémica abierta tras unas declaraciones de Mónica Oltra en las que urgía a repensar el modelo turístico de masas aprovechando esta crisis, en la sala de máquinas de Compromís se han dado cuenta de la necesidad de reformular su estrategia para ganar espacio político. Dentro de un escenario muy complicado con recetas nuevas para salir de esta crisis. Hoy mismo se reunirán de forma telemática los principales cargos públicos de la coalicion para abordar este nuevo escenario que se abre después de un fin de semana en el que se han producido encuentros, contactos y conversaciones en las que había notables coincidencias: intentar relanzar toda la estrategia política.

Y la posición es clara. A pesar de que en Compromís hay un cierto disgusto con algunos «detalles» de la relación con los socialistas en el Consell, lo cierto es que, en estos momentos, su predisposición es evitar la distancia con Puig. Todo lo contrario. Apoyarle en su papel como presidente de la Generalitat en episodios como, por ejemplo, el freno de Madrid a la desescalada en las grandes áreas de población de la Comunidad. Piden en Compromís que ese respaldo sea de ida y vuelta. No ha gustado en la coalición de izquierdas, por ejemplo, no disponer antes del informe que el Consell presentó al Gobierno de España para la vuelta a la normalidad. O sea que en el plano autonómico, la posición de Compromís es nítida: reforzar su posición en el Ejecutivo del Botànic y garantizar que Puig cuenta con su respaldo para que se tenga en cuenta a la Generalitat en las grandes decisiones de esta crisis. Otra cosa será, sin embargo, lo que ocurra en la escena de Madrid.

Y allí Compromís está dispuesto a apretarle las tuercas a Pedro Sánchez en el Congreso. Negociarán punto a punto con los socialistas. No es una cuestión menor. Un voto en estos momentos es determinante para la geometría parlamentaria del hemiciclo. Compromís deja en el aire su respaldo al Gobierno, hasta ahora casi sistemático. La coalición entiende que para contar con el respaldo de su diputado, el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene que responder con un trato justo a la Comunidad. Y eso, consideran, no se ha producido hasta ahora ni con el reparto de los fondos de emergencia a las autonomías ni con un respeto al papel de la Generalitat en la desescalada. Compromís considera un doble juego negar el criterio de población en ese fondo de 16.000 millones y alegar que la Comunidad no podía recibir más fondos por su buena situación sanitaria. Y, a la vez, vetar el pase a la Fase 1 de la desescalada alegando, por contra, que esos indicadores son malos. O una cosa u otra, apuntan.

Y esa incoherencia ha colmado la paciencia de Compromís y le ha concedido una vía de acción política. Es casi seguro que su portavoz en el Congreso, Joan Baldoví, no respaldará ninguna iniciativa vinculada con el reparto del fondo de emergencia ni tampoco el decreto del pasado 8 de mayo en el que se sustenta la desescalada, de la que el Gobierno de Sánchez excluyó a gran parte de la Comunidad. Y está en el aire, igualmente, el apoyo a la prórroga del estado de alarma, como explicó ayer el diputado Joan Baldoví en unas declaraciones que tuvieron gran repercusión en Madrid y que generaron, desde luego, cierta inquietud en la Moncloa.

Baldoví exige al Gobierno que el plan de desescalada se aplique con «confianza» en los gobiernos autonómicos, con «transparencia» y sin «chantajes» o «intereses partidistas» porque, de lo contrario, avisa, su formación rechazará «legumbres mal cocinadas» y eso incluye otra prórroga del estado de alarma, apoyadas hasta ahora siempre por Baldoví. «El Gobierno tiene 15 días para corregir sus recetas y ser transparente con los territorios o seremos nosotros los que tendremos que rechazarlo», advierte para reclamar una financiación justa por habitante y que los municipios puedan gastar el superávit que tienen acumulado. Giro estratégico en Compromís. Y de enorme calado.

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