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El PP se entrega al liderazgo indiscutible de Mazón con el gran objetivo de reunificar el centroderecha

Respaldo masivo de más del 98% para el nuevo presidente provincial de los populares, que promete un discurso moderado que quiere tener influencia en la Comunidad

Desembarco sin precedentes de la dirección nacional en el congreso del Adda. alex domínguez

Hacia casi tres décadas que el PP de Alicante no se entregaba a un liderazgo político tan indiscutible como el que ha arrancado este fin de semana con la figura de Carlos Mazón. Desde el congreso que le otorgó a principios de los 90 a Eduardo Zaplana el mando provincial del partido, ningún dirigente había concitado tanta unanimidad en todos los sentidos. Julio de España fue presidente con amplio respaldo pero la mayoría del partido discutía su perfil para encabezar el PP. El mandato de Joaquín Ripoll acabó golpeado por su enfrentamiento con Francisco Camps y fallido por la corrupción. Miguel Ortiz y Eduardo Dolón tramitaron interinidades. Y el papel de José Císcar se quedó en una transición. Esta etapa de Mazón que intenta ensanchar la base y reunificar el centroderecha, sin embargo, se inicia con otro aire. En los números y en el ambiente del PP. Otra cosa es el recorrido que pueda acabar teniendo. Ya se verá.

Es cierto que ni el sistema de partidos ni la escena política ni el andamiaje social es el mismo de hace tres décadas. Exigen, quizá, otras recetas diferentes a las que aplicó el PP para acabar con los socialistas, ya moribundos, en las autonómicas y municipales de 1995. Pero, de momento y como estaba cantado, Mazón, reclutado en su día por Zaplana para la primera línea del PP, se convirtió en presidente provincial del PP después de 28 años de militancia con un respaldo masivo del 98,2% de los compromisarios que participaron en el congreso celebrado este sábado en el Adda de Alicante en medio de estrictas medidas sanitarias por la epidemia del coronavirus. Un apoyo todavía mayor que el cosechado hace poco más de una semana por María José Catalá -la otra gran «esperanza blanca» en la que muchos confían para el futuro del PP- durante el congreso de la ciudad de València. Y lo más importante siempre en las filas populares: el estado de ánimo. La organización empieza a transmitir señales positivas en su termómetro. Más allá de números y porcentajes.

La nueva dirección, con Mazón a la cabeza y el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, como número dos en su condición de secretario general, es consciente de que el PP arrastra graves carencias de movilización y también de discurso en la provincia. Pero la imagen que se ha instalado dentro de la organización es que este liderazgo puede servir para volver a colocarles en situación de luchar de nuevo por convertirse en la primera fuerza electoral de la provincia, como explicitó el propio Mazón. «Es el punto de partida», remachó Pablo Casado, el primer presidente nacional del PP que clausura un congreso provincial con una movilización sin precedentes de Génova. Señal inequívoca de lo que estaba en juego en la cita alicantina. El movimiento de Madrid para convertir la provincia en su cabeza de puente para tomar el mando del partido en la Comunidad y que ejerza de locomotora al amparo de la figura de Mazón como principal referente institucional del PP desde su posición clave en la Diputación.

Así que este congreso, celebrado a caballo entre el Adda como sede central con otras 15 localizaciones para repartir a los 832 compromisarios que decidieron participar de los 1.020 que tenían derecho a hacerlo, sirvió para dar carta de naturaleza al liderazgo que Mazón venía fraguando desde hace un año en el Palacio Provincial. No fue un congreso en el que se marcaran grandes «líneas rojas» del discurso del PP para el combate electoral de 2023. Para eso aún queda casi un mundo y con una crisis por delante de consecuencias impredecibles. No se abren las urnas el domingo que viene. Hubo alguna pincelada obligada: coronavirus, defensa de la colaboración público-privada en la Sanidad de parte de la Vega Baja, ataque al Gobierno por su propuesta para incautarse de la «hucha» de los municipios, defensa del turismo, del agua... Reflexiones generales pero sin entrar en más detalles.

Reconstrucción interna

Consciente de que el PP, como esos ciclistas con problemas para seguir el ritmo, necesita regular, beber agua y pensar una estrategia antes de volcar a arrancar, Mazón se centró, sobre todo en su primer discurso,en marcar las claves de esa reconstrucción interna. Cuatro líneas como objetivo. Primera: apertura. Recuperar a cargos que abandonaron la primera línea por diversos motivos cuando el partido se desmoronó, algo que ya se ha notado en la nueva ejecutiva que liderará el presidente de la Diputación con el retorno de cargos como el exdiputado Ximo Ferrando, un notable del partido en la Marina Alta. Pero no sólo eso. Volver a enganchar a militantes y electores que se enrolaron en otros proyectos como Ciudadanos pero también en Vox. Y también generar nuevos espacios de adhesión al partido, por ejemplo, entre los jóvenes, alejados hoy del PP.

Casi todos los que subieron a la tribuna de oradores durante las cinco horas de congreso, de hecho, incidieron en ese relato. Desde el alcalde de Alicante, Luis Barcala. «Quiero un PP de puerta grande, no de puerta estrecha. Nadie puede hacer colas», apuntó el líder nacional. «Nos hacen falta más manos. Todo el espacio que hay entre el populismo de un lado y la radicalidad del otro», reivindicó Mazón. Declaración de intenciones: volver a convertir el PP en una fuerza hegemónica que aglutine desde la moderación un espacio político que sea cada vez mayor. La figura del alcalde de Benidorm como número dos y ahora obligado a un papel de mucha más relevancia es un buen ejemplo. O sumar y unir a más gente a la estructura de base del proyecto, son conscientes en la sala de mando popular, o será casi imposible retornar al Consell y a la Moncloa.

Segundo. Unidad que supere las etiquetas. Una estrategia que quedó clara en una ejecutiva de integración en la que Mazón recupera a todas las sensibilidades del PP, da cancha a los «patas negra» de Casado, recupera a viejos cargos del zaplanismo y mantiene en puestos clave a colaboradores de la etapa de José Císcar. Tercero: más actividad interna. Al nuevo presidente provincial de PP no le desagradan las nuevas tecnologías. De hecho, el congreso provincial se pudo celebrar, en medio de la alerta sanitaria, gracias al avance telemático. Pero Mazón busca retornar a la actividad en las sedes. «Una reunión con cinco personas para escuchar y dialogar sobre cualquier cosa, ya me parece una gran noticia», sugirió el nuevo presidente. Y cuarto: la defensa de los intereses alicantinos en un encaje «histórico y necesario» dentro de la Comunidad Valenciana.

Fue un congreso, de hecho, en el que, salvo la intervención del presidente de Murcia, Fernando López Miras, y el guiño de la ponencia al término «Sureste» para satisfacer al ala conservadora del PP, los populares alicantinos incidieron, desde un rol de relevancia para la provincia, en ese encaje en la Comunidad Valenciana. Hubo gestos de apertura. El vídeo de apertura utilizó lemas en castellano y valenciano. Y Toni Pérez, en su discurso como secretario general, también usó ambas lenguas. Hasta el Himno Regional del Maestro Serrano se escuchó en la clausura. Y dos hilos conductores para toda esta operación: el escaparate de la Diputación que Mazón, junto al municipalismo, exhibió en su segunda intervención y un intento de reconexión con la sociedad civil. «No queremos cambiar la provincia sino parecernos a ella en su conjunto». Ese camino toma el PP.

Bonig intenta ganar tiempo y ofrece acción conjunta a la cúpula alicantina

Bonig intenta ganar tiempo y ofrece acción conjunta a la cúpula alicantinaIsabel Bonig, presidenta regional del PP, era como una suerte de elemento extraño en un congreso a la medida del liderazgo de Mazón y en el que, con tacto, la lideresa del partido en la Comunidad estaba obligada meter una cuña de cara al cónclave regional del año que viene. Nadie se refirió, ni Mazón ni Casado pero tampoco Bonig, a la candidatura de la Generalitat de 2023. Hablaron de una reconquista para el PP en un cuidado juego de palabras para evitar interpretaciones. Todo fue medido. Hasta la petición final de Bonig en su discurso, que ofreció a Mazón trabajar juntos en la Comunidad y luego ir de la mano con Casado. Sin entrar en más. Ganar tiempo para un melón autónomico que se abrirá aunque Mazón se pueda quedar en Alicante.

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