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María Teresa Pérez: «Los jóvenes necesitan más apoyo, no se trata de buscar culpables ni estigmatizar»

Directora general del Instituto de la Juventud. La máxima responsable del Injuve, organismo nacional encargado de promover actuaciones en beneficio de los jóvenes, es nieta, hija y sobrina de aparadoras alicantinas. Tras una breve paso por el Congreso -fue diputada con 25 años-, María Teresa Pérez (Petrer, 1993) fue repescada por Pablo Iglesias para dirigir la política juvenil de Gobierno de coalición, lo que la convierte en la componente alicantina de Podemos más cercana al poder en Madrid. Además, es la nueva número dos de la dirección autonómica del partido.

María Teresa Pérez en su despacho de la sede del Instituto de la Juventud, situado en Madrid.

P La juventud española, ¿está comprometida contra la covid o está distanciada del problema?

R En España tenemos una juventud muy comprometida. Los datos indican que es la juventud más solidaria de todos los países europeos, que está incluida en diversos programas de voluntariado y solidaridad, y creo que en esta crisis en concreto, en la covid-19, ha demostrado que juega un papel fundamental cuando se le necesita porque fue una explosión de solidaridad intergeneracional de muchísimos jóvenes, cuando nos confinaron, montando redes de apoyo solidario con los vecinos más mayores, para hacer la compra, pasear mascotas o llevar productos farmacéuticos. Ahora bien, hay una minoría, más imprudente, más irresponsable, como en cualquier otro colectivo, pero creo que eso no debería tapar la buena labor de la gran mayoría de jóvenes responsables.

P ¿Se ha venido abajo la imagen de una juventud solidaria, avanzada y responsable?¿Por qué?

R Cuando hay una crisis así se necesita buscar al culpable. Yo creo que lo que necesita nuestra juventud es más apoyo y menos señalamiento. La clave está en concienciar antes que en generalizar y estigmatizar. Eso es injusto y no es efectivo, porque los rebrotes no los provocan solo las reuniones de jóvenes. Vemos imágenes del metro lleno, del autobús, el transporte público va a rebosar sin haber aumentado la frecuencia, hay empresas que no han cumplido la normativa y vemos cómo se originan rebrotes. Esas cosas hacen que no llevemos la pandemia lo menor posible y que haya una segunda ola que nos lleve a final de año con otros desafíos.

P Verano, ocio nocturno, jóvenes. ¿Un cóctel peligroso?

R No se le puede pedir a la juventud que renuncie a su propia juventud y al presente. Pero sí se le tiene que pedir, en una situación extraordinaria como esta, más prudencia que nunca. Por eso, las administraciones nos hemos afanado en lanzar campañas de información y sensibilización, que apelan a la responsabilidad. En su gran mayoría ha surgido efecto y ha sido una juventud bastante responsable, pero ha habido una minoría conque ha tenido actitudes imprudentes.

P Donde no hay duda que han sufrido un gran varapalo los jóvenes es en el empleo. España ya era el líder europeo en paro juvenil, con un 41,1%, y ahora son los trabajadores más vulnerables, al estar afectados por miles de ERTE. ¿Cómo se afronta esta situación tan complicada?

R Con el escudo social y las medidas del Gobierno vamos recuperándonos poco a poco, pero la verdad es que juventud es el colectivo que sigue más a la cola. Los datos son alarmantes, no solo por las cifras sino por las vidas de jóvenes a los que, por segunda vez, se les ha truncado la posibilidad de tener un proyecto de vida, de ser autónomo, de emanciparse por completo, de tener una vivienda que le exija la mitad de su sueldo, de un sueldo que probablemente ni siquiera tenga porque hay mucho paro, y si lo tiene, probablemente sea un empleo precario. Hay que trabajar para buscar un horizonte digno, para intentar saldar la deuda que España tiene con los jóvenes y que sean los jóvenes los que, más adelante, saquen adelante el país.

P ¿Los ERTE son la única solución? ¿Se debería hacer más?

R Por supuesto, hay que continuar. Debe haber un sistema de protección pública, un gran pacto contra la precariedad, que ya ha anunciado la ministra de Trabajo, que tenga el objetivo de recuperar las aspiraciones de nuestros jóvenes. A medio plazo, tenemos propuestas para adaptar el sistema de garantía juvenil y el plan de choque por el empleo juvenil, que debe actualizar el enfoque para que no sea una búsqueda de empleo puntual. Tiene que haber estrategias de acompañamiento, de jornada prolongada, reducir la burocratización y poner una mayor implicación con las empresas. Y a largo plazo, la reindustrialización verde y la inversión en I+D+I.

P Hay jóvenes cuyas familias esperan cobrar en Ingreso Mínimo Vital. ¿Qué les puedes decir?

R El Ingreso Mínimo Vital es una medida imprescindible, que había que poner en marcha desde antes de esta crisis, y ahora, mucho más rápido. Precisamente, esa urgencia ha hecho que quizá no se haya implementado de la mejor manera posible. Hay que reflexionar y ver de qué manera se puede reducir tramitación y mejorar la coordinación con las comunidades autónomas que la incrementan, pero eso no quita para que esta medida sea indiscutible y necesitemos ponerla en marcha lo antes posible.

P Estos días se ha conocido el resultado de una macroencuesta sobre violencia de género. ¿Ha cambiado el comportamiento de los jóvenes respecto esta otra lacra?

R La macroencuesta del Ministerio de Igualdad ofrece datos estremecedores y sirve para tapar la boca a los negacionistas. Si más de la mitad de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia, en la franja 16 y 24 años llega al 71,2%. Una novedad es que las jóvenes sufren violencia fuera de la pareja. Hay cierto auge del machismo y, a la vez, hay cierto auge del feminismo entre mujeres jóvenes. Las chicas jóvenes cada vez toleran menos el machismo y eso da esperanza para avanzar hacia la igualdad. Necesitamos políticas para avanzar en esta línea. Le pese a quien le pese, este es en Gobierno feminista, comprometido con avanzar hacia la igualdad real.

P ¿La pandemia modificará el planteamiento político de Podemos?

R Esta pandemia nos han puesto como retos urgentes los retos que teníamos para dentro de 10 años, en materia de calentamiento global, de violencias machistas, de deslocalización de nuestra industria. Si no le podemos freno, tendrá consecuencias irreversibles a largo plazo. El momento es ahora, con esos presupuestos, con un gobierno progresista valiente para afrontar esos problemas. Antes todo eran parches, ahora hay que afrontar medidas de un calado más profundo.

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