Dos años y medio después de presentar una primera propuesta que finalmente no salió adelante en las Cortes por la retirada del apoyo de Ciudadanos (Cs) y el agotamiento de la legislatura, las tres fuerzas que sostienen el Consell afrontan la reválida para dar luz verde de forma definitiva a la reforma de la ley electoral, una de las prioridades pendientes en la hoja de ruta del Botànic.

PSPV, Compromís y Unides Podem registrarán hoy en el parlamento valenciano un nuevo texto pactado cuya aprobación debería tener el camino allanado por la predisposición de Cs a llegar a un acuerdo. Eso sí, quedan flecos por cerrar en la negociación de la norma, puesto que los naranjas fían su respaldo a un aumento de la proporcionalidad en la elección de escaños que obligaría a reducir el número de diputados en la provincia de Castellón para aumentarlos en València.

La negociación entre la formación naranja y los socios del gobierno parecía ir tan encaminada en los últimos días que incluso se barajaba una presentación conjunta de la ley. Finalmente, sin embargo, el partido de Toni Cantó se ha descolgado de la escenografía y peleará por encajar al máximo sus reivindicaciones -prácticamente cerradas con el tripratito- a través del trámite de enmiendas. La nueva ley precisa de una mayoría parlamentaria reforzada para obtener luz verde. El texto acordado por el Botànic es prácticamente el mismo que se defendió en 2018, con la rebaja de la barrera electoral del 5 al 3% y la mejora de la paridad mediante las listas cremallera como principales objetivos.

En Ciudadanos aseguraban ayer que desconocían la propuesta final presentada de forma unilateral por los partidos del Botànic, así como la intención de éstos de registrarla hoy. En todo caso, los naranjas tienen voluntad de cerrar el acuerdo si se cumple su demanda de terminar con la «sobrerrepresentación» de Castellón, circunscripción que tiene 24 diputados. Las fuerzas del Consell se muestran abiertas a negociar una reducción de esa cifra sin llegar en cualquier caso al límite mínimo de 20 escaños contemplado en el Estatut d’Autonomia y asumen que habrá acuerdo. La fórmula para llevar a cabo estos cambios, junto al grado de proporcionalidad de la medida y la cifra definitiva de escaños que se redistribuirán entre València y Alicante -con una mayor densidad de población- es lo que está en discusión. En el mandato anterior, los naranjas condicionaron la reforma de la ley a una modificación del Estatut a la que ahora han renunciado.

Otra de las cuestiones problemáticas sobre la que Cs ha transigido es la introducción de una fórmula mejorada para las listas cremallera en virtud de la cual se podrán acumular dos candidatas consecutivas, una posibilidad vetada a los hombres. La fumata blanca sobre este punto supone un avance sin precedentes en materia de paridad. Aún así, a los naranjas no les ha terminado de gustar este planteamiento pactado por los socios a propuesta de Unides Podem, que ha generado divergencias. En lo que no hay dudas desde el principio es en la necesiad de rebajar la barrera electoral, una bandera reivindicada por el PSPV y Compromís cuando estaban en la oposición que Unides Podem y Ciudadanos también defienden, como una cuestión de supervivencia y justicia.