La Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas tiene 637 millones sin ejecutar a dos meses de finalizar el año. Según los datos de ejecución de gastos de la Generalitat, a fecha 31 de octubre, el departamento que gestiona la vicepresidenta Mónica Oltra ha dejado un tercio de su presupuesto sin gastar tras ocho meses de pandemia en los que se han disparado las necesidades sociales. La Conselleria de Igualdad todavía tiene pendiente de invertir una parte importante del gasto que había previsto para 2020 en medio de una crisis social sin precedentes, y más después del conflicto generado la semana pasada por los presupuestos autonómicos tras exigir la vicepresidenta la consignación de 21 millones más en su área para 2021.

Las desavenencias surgieron entre la líder de Compromís y el conseller de Hacienda, Vicent Soler (PSPV), al no haberse incluido en las cuentas de Igualdad y Políticas Inclusivas esa cuantía. Oltra denunció que existía un compromiso por parte del titular de Hacienda para consignar este montante económico que le faltaba a su departamento, pero desde Presidencia aseguraron que la consellera había aceptado que esos 21 millones se sumaran como modificaciones de crédito durante el primer trimestre de 2021, una propuesta que, de hecho, fue la acordada finalmente entre los consellers tras cinco días de cuitas internas.

El bajo grado de ejecución de la Conselleria que dirige Mónica Oltra durante este año se extiende en diferentes partidas como Servicios Sociales, con 4,3 millones sin ejecutar; Infancia, con 19 millones pendientes; Diversidad Funcional o Discapacidad, con 29,7 millones; Inclusión Social (Renta Valenciana de Inclusión), con 107,7 millones sin pagar; gestión de centros de mayores, con 22 millones; Dependencia, con 126 millones; o Promoción Social, con 17 millones. De hecho, el nivel de ejecución ha retrocedido seis puntos respecto a ejercicios anteriores pese a que una de las mayores consecuencias del coronavirus ha sido el aumento de la tasa de exclusión social entre la población. De hecho, este fue precisamente el principal motivo para aumentar el presupuesto en esta área en un 19% respecto al de este ejercicio hasta alcanzar los 1.921 millones de euros. Además, a lo largo del actual ejercicio la partida de Dependencia ha subido en 79 millones a través de modificaciones de crédito y la correspondiente a la renta mínima ha ascendido en 115 millones.

Uno de los argumentos que la pasada semana dio Oltra para defender la guerra abierta en el Botànic fue la necesidad de asegurarse unos fondos que le permitiesen mejorar la ratio de personal en los centros de mayores, para su equiparación salarial y para las unidades de coordinación sociosanitaria. Sin embargo, la líder de Compromís todavía no ha comenzado a revertir la gestión de los centros de mayores para que vuelvan a ser públicos ni a desmantelar el modelo que Rafael Blasco inició y que luego consolidó Juan Cotino durante la etapa de Francisco Camps en el Consell. Pese a haber denunciado en reiteradas ocasiones este procedimiento, la consellera todavía no ha puesto fin a estas concesiones. Eso sí, en estos cinco años de gobierno de izquierda ha reforzado las inspecciones con una nueva norma que garantiza un mayor control.

Ayer, el conseller de Hacienda y Modelo Económico, Vicent Soler, hizo referencia a la crisis que ha vivido el Botànic respecto a la elaboración de los presupuestos de 2021 y dijo que las desavenencias «en principio» se han subsanado, recordando que los presupuestos destinarán a dicho departamento 1.921 millones de euros, lo que supone un crecimiento de más de 300 millones con respecto a este año. El conseller quiso restar importancia a este conflicto y dijo que «esto pasa en todos los gobiernos del mundo».

La vicepresidenta reivindica «la cultura del diálogo»

La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, reivindicó ayer «la cultura política» del acuerdo y el diálogo, de escucharse y de «saber que en política nadie tiene las verdades absolutas y que siempre se puede aprender del otro». Preguntada por la crisis del Botànic, Oltra contestó que las críticas las encaja «siempre con una sonrisa», y defendió la «seña de identidad» del Gobierno del Botànic, que según dijo «es el diálogo»