Diez meses. Ese es aproximadamente el tiempo con el que cuenta la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, para tratar de resistir al frente de la formación popular cuando se vea inmersa en el congreso regional, una cita que desde hace tiempo muchas voces cualificadas del partido sitúan como el punto de inflexión en el liderazgo del partido.

El calendario de los procesos congresuales tiene ya una hoja de ruta, si bien, como admiten fuentes cercanas a Génova, todo es cambiable. A fecha de hoy, sin embargo, la dirección nacional sitúa ya los congresos regionales, incluido el valenciano, tras el verano de 2021. Es decir, después de los congresos locales que se celebrarán a lo largo de próximo año y antes del cónclave nacional en el que Pablo Casado opta a la reelección.

El calendario es endiablado para Bonig. De un lado, porque la convocatoria de los congresos locales bajo la supervisión de direcciones provinciales que no controla en València y Alicante juega en su contra de cara a su reelección y, de otro, porque la baza de poder influir ante un congreso nacional desaparece. La dirección regional siempre ha defendido que, como marcan los estatutos, primero debería celebrarse el congreso nacional para después desarrollar los regionales, los provinciales y locales. Casado llegó la presidencia del partido a través de un congreso extraordinario, una cita que en teoría no debería haber parado los plazos para el nacional que en principio debería celebrarse en 2021.

Génova, sin embargo, ha invertido el proceso. La autorización de los congresos provinciales pendientes ha acabado invirtiendo el orden establecido, de forma que al final Casado será el último en someterse a un proceso de primarias donde será más fácil controlar el apoyo del aparato del partido en los territorios.

La pregunta del millón es si, como muchas fuentes apuntan, forzará la renovación situando a un afín. El presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, es el favorito de las quinielas, si bien el dilema no es tanto quien señalar para desplazar a Isabel Bonig a si no si desplazarla o no y qué salida darle.

La presidenta regional ha dicho por activa y por pasiva que su intención es presentarse a la reelección y de una manera u otra se está preparando para ello. Mantiene una intensa actividad e intenta mantener a raya a sus críticos.

En principio, no apurar hasta el año electoral para el congreso podría jugar a favor de Bonig, destacadas voces del partido creen que todo dependerá de la decisión de Casado. Estas fuentes recuerdan que el líder nacional llegó las pasadas elecciones a cambiar candidatos en tiempo de descuento.

Tensa relación con Alonso

Lo hizo por ejemplo cuando fulminó al candidato a lehendakari, Alfonso Alonso, con quien mantenía una tensa relación. Cabe precisar que entre Bonig y Casado no existe una confrontación abierta. El desencuentro por el apoyo que la cúpula regional dio a la aspirante Soraya Sáenz de Santamaría se recondujo ya hace tiempo, pero lo cierto es que Bonig sigue sin encajar en Génova y los hechos demuestran que Casado quiere controlar el partido, lo que incluye las organizaciones territoriales.

Cabe recordar que las últimas decisiones importantes sobre el partido, como la propia elección de Vicent Mompó, como barón provincial se han dirigido desde Génova, sin contar con la presidenta popular. Con todo, las expectativas electorales del PP en la Comunidad Valenciana son a día de hoy pesimistas por lo que quizás sea un motivo para no quemar otras candidaturas. Otro problema no resuelto es que acomodo dar a Bonig si finalmente se fuerza su relevo, ya que el destino natural, el de senador territorial, está ocupado por el expresidente Alberto Fabra.