Las negociaciones entre Ciudadanos (Cs) y los grupos de izquierda en las Cortes para pactar los presupuestos de la Generalitat de 2021 marchan a buen ritmo, pero el acuerdo final podría quedar en manos de Compromís, en concreto, de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

El partido naranja habla de «buenas sensaciones» en la mayoría de las propuestas planteadas que buscan reforzar las inversiones en sanidad, educación y en las ayudas a los sectores más afectados por la crisis: turismo, hostelería, etc. Sin embargo, hay un asunto que Ciudadanos señala ya como el principal escollo: la enmienda, aún por redactar, en la que se pedirá ampliar las plazas de residencias mediante la colaboración público-privada.

La propuesta choca con la filosofía de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que, aunque hoy por hoy mantiene el sistema de conciertos que heredó de la etapa popular, quiere apostar por la titularidad pública de los centros sociales. De hecho, el polémico presupuesto de Oltra refuerza sobre todo las partidas destinadas a la construcción de residencias públicas. Aceptar una enmienda de Cs que le obligara a modificar sus cuentas para aumentar su dependencia con el sector privado en materia social podría ser complicado de encajar.

Tal es así que, según fuentes del partido naranja, su portavoz en las Cortes, Toni Cantó, se está planteando pedir un encuentro con Oltra con tal de vencer reticencias. La petición de entrevista no se ha formalizado, pero Cantó sopesa los pros y los contra. Para Cs es importante arrancar ese compromiso del Botànic respecto a las plazas de residencias ya que ellos mismos han ido rebajando sus peticiones. Incluso el recorte a la Generalitat se ha quedado en «una auditoría externa para avanzar en la eficiencia».

Cabe recordar que Cantó ha mantenido varias reuniones privadas con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para el pacto de presupuestos. Encuentros que en su momento generaron recelos en los socios de Gobierno. La foto con Cs beneficia sobre todo a Puig ya que él es quien mejor rentabilizaría un consenso de estas características, pero a Compromís no le entusiasma tener a Cs como compañero de viaje, aunque sea para lograr un respaldo mayoritario y prácticamente histórico del hemiciclo a las cuentas del Botànic.

Recelos

Los recelos que Ciudadanos y Compromís se profesan se evidenciaron ayer de nuevo en el debate sobre las enmiendas a la totalidad de la Ley de Acompañamiento de los presupuestos con el cruce verbal entre el portavoz de Compromís, Fran Ferri, y el diputado de Ciudadanos Tony Woodward a cuenta de la subida de impuestos. También la síndica de Unides Podem, Naira Davó, echó en cara a Cs la incongruencia de presentar una enmienda a la totalidad a la ley de acompañamiento y luego tender la mano para pactar las cuentas.

Pese al contratiempo que ha supuesto para Ciudadanos que finalmente el tripartito haya pactado una reforma fiscal que aumenta la presión sobre las clases altas, sigue adelante con su estrategia de dejar atrás su imagen de partido frentista para ofrecer su rostro más centrado y pactista. Los partidos de centroderecha, Vox, PP y Cs, volvieron ayer a ser un bloque ya que los tres votaron a favor de devolver el texto. Ninguna de las enmiendas a la totalidad salió adelante y la ley de medidas siguiera su curso. Eso sí, el tono crítico de Cs no tuvo nada que ver con el de PP y Vox, mucho más duros en su ataque al Botànic.