Con las estadísticas de los contagios mostrando en la última semana su cara bien amarga -más de dos mil infectados diarios en la Comunidad y cerca de 700 en la provincia-, y la conciencia de que una parte de la ciudadanía sigue saltándose las medidas sanitarias, el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, apeló en un mensaje institucional a la emoción para que esas limitaciones se cumplan a rajatabla durante esta Navidad que tanto preocupan a las autoridades sanitarias: «Es preferible dejar la silla vacía un año a dejar la silla vacía para siempre», subrayó Puig para justificar también las nuevas restricciones que ha acordado su administración de cara a estas fiestas y que entran en vigor precisamente este lunes. 

Puig insistió en pedirle a la ciudadanía «máxima prudencia» en estas fiestas navideñas para no asumir riesgos innecesarios en las celebraciones familiares o con personas allegadas. Y con la misma intensidad en su discurso trasladó también su afecto a las 2.700 familias de la Comunidad que este año y los siguientes tendrán «esa silla vacía en la mesa, la del ser querido que ha perdido la vida en la pandemia». «Sé que en estos días que se acercan, tan familiares y entrañables, nada será igual para vosotros, pero tenéis que saber que no estáis solos, que toda la sociedad valenciana os acompaña en ese gran dolor que supone perder a alguien. Su ausencia será su presencia, ahora y siempre, desde el recuerdo».

El jefe del Consell agregó que «precisamente las víctimas y sus familias nos dan la medida del dolor que está suponiendo la pandemia, y también nos alertan de los peligros que todavía comporta». Además, aludió a las más de 1.100 personas hospitalizadas en la Comunidad por coronavirus y a las más de 200 que están ingresadas en las UCI aquejadas de esta enfermedad, unas cifras que «tienen que servir de recordatorio ante la proximidad de la Navidad».

«El virus está matando. El virus está causando graves problemas de salud. El virus está repuntando de una manera preocupante en los últimos días y olvidarlo sería un error imperdonable» manifestó Puig.

La consecuencia es que «por doloroso que sea» resulta necesario aceptar que esta «será una Navidad diferente». «¿Cómo no va a serlo?», se preguntó el president, que dijo entender bien lo que siente la ciudadana ante tantas limitaciones: «A nadie le gusta renunciar a las comidas familiares y a los encuentros de amigos en torno a la mesa, como siempre hemos hecho y seguiremos haciendo, pero menos todavía nos gustaría llorar la muerte de un ser querido; menos todavía nos gustaría ingresar en la UCI dentro de 10 días por asumir ahora unos riesgos innecesarios».

Actuar de otro modo «sería sumamente irresponsable» señaló Puig, quien recordó que en EEUU, después de la celebración familiar del Día de Acción de Gracias, el número de personas infectadas registró un máximo histórico, con más de 100.000 personas hospitalizadas en un día.

El president argumentó que, «en esta pandemia, un día no es un día», y saltarse las restricciones puede tener graves consecuencias. «Por ello, aunque sea dentro de casa y sea Navidad, tenemos que llevar puesta la mascarilla, ventilar las viviendas y mantener la distancia social». «La solidaridad, en esta Navidad, puede ejercerse de una manera muy sencilla: limitándonos a hacer aquello que marca la normativa, por el bien de toda la sociedad».

Puig exigió «a todos» un esfuerzo por «respeto a las víctimas y a sus familias y por respeto a los 120.000 valencianos que han superado la dolencia y a quienes ahora están en el hospital». 

El jefe del Consell admitió que eso supone un sacrificio pero que ya hubo que hacer otros peores durante la pandemia: «Se trata de un esfuerzo, sí, pero es un esfuerzo menor que el confinamiento domiciliario que cumplimos en primavera; menor que los 100 días que estuvimos sin pasar de provincia y mucho menor que el enorme y admirable esfuerzo que llevan haciendo centenares de miles de trabajadores y trabajadoras en los hospitales o a las residencias desde marzo».