Como es costumbre en el Botànic, la negociación del presupuesto llegará hasta el último minuto. Si en la aprobación de las cuentas por parte del Consell el pasado 30 de octubre ya fue necesario superar el tiempo de descuento y presentar una corrección de errores, la aprobación por parte de las Cortes Valencianas de las cuentas de 2021 va a tener también un final de infarto.
El acuerdo para que Cs se sume no solo al presupuesto del Botànic, lo que ya parece decidido, sino también a la ley de medidas fiscales seguía encallado ayer.
Hubo movimientos, ofertas y contraofertas, entre ellas una de Cs pasadas las siete de la tarde que reajustaba de nuevo los tramos en la parte autonómica del impuesto del IRPF, donde sigue situado el escollo. Cambios en el porcentaje del tipo aplicable del impuesto para intentar salvar el acuerdo, al que Podem se negaba en redondo. Según Ciudadanos el reajuste a las rentas bajas evita la merma de recaudación para la Generalitat porque se compensa con la modificación del impuesto de patrimonio y la subida ya aprobada del Botànic a rentas muy altas.
Hoy está prevista la votación final. El PSPV quiere el acuerdo del Botànic con Cs porque supondría un apoyo récord a las cuentas autonómicas, pero tanto Compromís como Unides Podem recelan de Cantó y creen que la propuesta fiscal no cumple ni la progresividad fiscal y además supone una merma de ingresos al Consell.
Además, en las últimas horas se ha producido una decisión que no pasa desapercibida en las Cortes. La abstención de Compromís a las cuentas que PP y Ciudadanos han presentado en la Diputación de Alicante. Un movimiento de la coalición que los socialistas ven como una oportunidad para repetir el consenso en las Cortes con la aceptación de la propuesta de Cantó, lo que permitiría el sí de Cs y por tanto el apoyo récord a las cuentas del Consell.
El portavoz de Economía de Cs, Tony Woodward, aseguró que su partido seguía «peleando» para consensuar con el Botànic una bajada de impuestos, según recogió la agencia Efe. Ciudadanos señala que si no se admite su propuesta de bajar la tributación a las rentas de menos de 50.000 euros, que PSPV y Unides Podem consideran regresiva, será «muy difícil» votar sí.
Mientras, los síndics del PSPV y Unides Podem, Manolo Mata y Naiara Davó, destacaron ayer la «botanización» de Ciudadanos porque el partido que entró en las Cortes en 2019 «no es el que hay ahora». A un día de la votación, Woodward defiende que PSPV, Compromís y Unides Podem «no se pueden echar atrás» tras las modificaciones que ha hecho Cs desde su propuesta inicial: «Hemos llegado a un punto en el que las exigencias de Compromís están recogidas; sería un palo muy fuerte para los valencianos que no se bajaran los impuestos».
Por su parte, el portavoz socialista defendió que «por primera vez en seis años del Botànic ya hay un acuerdo con una cuarta fuerza política». Para Mata, quedan «dificultades» para «encajar» las propuestas en la ley de acompañamiento, pero el acuerdo sobre presupuestos «está cerradísimo».
Abrir el espectro del Botànic
Según el síndic socialista, estas dificultades «son sobre todo políticas, porque Compromís y Podem no están seguros de la necesidad de abrir el espectro, pero nosotros estamos convencidos de que es una necesidad en un momento de pandemia no fijarse en el quién sino el qué», señaló.
Mata llamó a intentarlo hasta el final y dijo que quedan «dos fuerzas arrinconadas: PP y Vox que no quieren saber nada».
El síndic de Compromís, Fran Ferri, señaló que existe una «derecha a la que solo interesa la defensa de los intereses de menos del uno por ciento», frente a un «Botànic que ha sabido sumar».
El portavoz de Economía del PP, Rubén Ibáñez, cargó contra la «negociación oscura» de las cuentas de la Generalitat entre Puig y Cantó en un despacho sin contar con los grupos.
