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Un acuerdo bajo control en Alicante

Cs solo se ha apartado de la línea fijada por Barcala para pactar con el PSOE el Presupuesto y un texto urbanístico

Sánchez (Cs) y el socialista Sanguino posan con el pacto presupuestario. | INFORMACIÓN

En el Ayuntamiento de Alicante, el acuerdo de gobierno firmado por el PP y Ciudadanos a mediados de junio de 2019 nunca ha estado realmente en cuestión. Las desavenencias reales han sido menores, casi anecdóticas en comparación con lo vivido en las últimas horas a nivel nacional tras el terremoto generado por la moción de censura anunciada en Murcia, y sus posteriores derivadas, sobre todo en Madrid. En contadas ocasiones, los naranja se han salido de la línea marcada por el alcalde, Luis Barcala (PP). En todas, eso sí, han estado presentes los socialistas como actor invitado. Y es que en los veinte meses que han transcurrido desde que se suscribió el pacto, en un acto celebrado sin excesiva pomposidad en la planta más noble del Consistorio, apenas se recuerdan choques graves entre socios, ni públicos ni de puertas adentro.

El encontronazo inicial que no se hizo por ocultar, lo contrario, ocurrió poco después del primer aniversario del bipartito de Alicante. Era verano, finales de julio de 2020, cuando Cs y el PSOE pactaron la aprobación del Catálogo de Protecciones, que estaba pendiente desde tiempos del tripartito. El acuerdo, además, se dejó por escrito, y con foto incluida, lo que provocó un importante enfado en Alcaldía. La instantánea la compartían el concejal de Urbanismo, Adrián Santos Pérez (Cs), y la portavoz adjunta del PSOE, Trini Amorós.

No fue hasta finales de año cuando Ciudadanos se salió de nuevo de la estrategia marcada por Barcala, siempre más próxima a Vox que al PSOE. Fue, además, con el documento más importante del año en todo ayuntamiento: el Presupuesto municipal. Entonces los naranja querían centrar su discurso, acercándose a los socialistas para distanciarse de los ultras. Lo consiguieron a medias: pese a las reticencias del portavoz socialista, Francesc Sanguino, que hizo todo lo posible para que ese acuerdo no llegara a buen puerto a pesar de la orden expresa del PSPV, finalmente hubo pacto. Y foto, en ese caso con los cabeza de cartel: Sánchez y Sanguino. Y de telón de fondo, el paseo de la Explanada. Sin embargo, los naranja no lograron apartar de las cuentas a Vox, que también se abstuvo en la votación inicial, al igual que los socialistas.

En los últimos meses, ha habido algún que otro guiño entre Ciudadanos y el PSOE, aunque de menor entidad, de consumo municipal. Entre ellos, un pacto para trabajar a favor del primer Plan LGTBI de la ciudad de Alicante y para avanzar en la peatonalización del Centro Tradicional, haciendo frente común a la propuesta defendida por el grupo popular.

Y así, en un ambiente normalizado entre los socios del bipartito, con la mayoría de miembros de la formación liderada por Arrimadas acomodados en sus cargos, llegó este miércoles el inesperado terremoto con ruptura del gobierno regional en Murcia, y lo que vino después. En Alicante, el grupo municipal de Ciudadanos se apresuró a descartar una moción de censura a Barcala. Para sacarla adelante, además de la necesaria voluntad política, haría falta que la respaldase al menos un partido de la oposición (Compromís o Unidas Podemos). «No hay motivos. La sintonía que existe en el gobierno es sólida, es buena», alega Sánchez. El tiempo dirá si Cs se mantiene fiel al pacto con el PP o acaba buscando aliados para gobernar con los socialistas.

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