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Cs se abre ahora a la reforma electoral en plena crisis por la supervivencia del partido

El grupo parlamentario participará en la tramitación que busca rebajar el listón electoral al 3% en la Comunidad, algo que rechazaba Toni Cantó - Los naranja ponen el foco en la representatividad de votos

La nueva síndica de Ciudadanos visita Alicante tras los cambios en las Cortes. La recién elegida como portavoz parlamentaria de Cs, Ruth Merino, protagonizó ayer su primera visita a la provincia junto al eurodiputado José Ramón Bauzá, el que accederá al escaño de diputado en el Congreso, Juan Ignacio López-Bas, y la secretaria de organización en la Comunidad, Teresa Ortiz. Alicante es, precisamente, el territorio donde los que eran afines a Cantó han perdido poder en las Cortes frente a diputados críticos con el exsíndic, como José Antonio Martínez.

Hace exactamente dos meses, cuando Toni Cantó capitaneaba al grupo de Ciudadanos (Cs) en las Cortes Valencianas, pronunció un duro discurso desde la tribuna de oradores para cargar contra el Botànic y su intento de promover la reforma de la Ley Electoral autonómica. El entonces síndico de los naranja clamó contra la proposición de ley que durante esa sesión, la primera del mes de febrero, iniciaba el trámite parlamentario para su posible aprobación. Cantó aseveró entonces que, con la que estaba cayendo por la emergencia del covid, no era el momento de abrir ese melón, y menos sin haber consensuado previamente con la oposición cuestiones básicas como la rebaja del listón electoral. Ahora la situación es radicalmente distinta y todo apunta a que se están abriendo nuevas vías de diálogo. El que fuera síndic se encuentra haciendo campaña por Ayuso en Madrid y los de Arrimadas, que atraviesan su momento más complicado, no quieren cerrar la puerta a participar en un debate que, en definitiva, supone cambiar las reglas del juego. Unas reglas que, de hecho, pueden ser clave para garantizar su supervivencia en los próximos comicios en la Comunidad, al fijar la barrera de la representación en el 3%.

El grupo parlamentario de Cs, liderado ahora por Ruth Merino, está dispuesto a estudiar la proposición de Ley Electoral presentada por el grupo socialista, Compromís y Unidas Podem. El giro de estrategia es evidente y obedece en parte al cambio de coyuntura que condiciona el devenir político desde la fallida moción electoral en Murcia y sus importantes derivadas. De la negativa tajante de Cantó durante su etapa final como síndico, se ha pasado a un escenario en el que diferentes voces del grupo de Cs en la Cámara valenciana apuestan por materializar un acercamiento, al menos con el PSPV como interlocutor, para aportar vía enmiendas sus consideraciones a la propuesta inicial del nuevo texto legislativo. Ello teniendo en cuenta, además, que el Botànic ha ampliado el periodo de presentación de esas enmiendas en un gesto evidente hacia los naranja, que han estado envueltos en la ruidosa salida del exsíndic y la posterior batalla por la sucesión de poder durante las últimas semanas.

Ahora que las tensiones en Cs se han reducido, al menos de cara a la galería, hay parlamentarios que admiten que ven con buenos ojos la oportunidad de abordar la reforma de la Ley Electoral y, con ello, tratan de explorar las posibilidades que brindaría un cambio de táctica. A nadie se le escapa que en este asunto tienen la sartén por el mango, ya que sus 18 votos son imprescindibles para acometer un cambio legislativo que precisa el apoyo de dos terceras partes de la Cámara, es decir, 66 diputados frente a los 52 del Botànic. Esa es una posición de poder que no quieren desaprovechar. Si se parte del planteamiento inicial que revela que ni el Partido Popular ni Vox apoyarán la reforma, la única opción del Botànic para sacar adelante el cambio legislativo es apoyándose en Ciudadanos. Ello tras fracasar hace dos años, cuando no consiguieron apoyos para aprobarlo por el rechazo frontal de la oposición, que cerró filas para tumbar la iniciativa.

El grupo que dirige ahora Ruth Merino tiene claro que uno de sus caballos de batalla será avanzar en la cuestión de la proporcionalidad de voto para toda la Comunidad, pero eso es algo que, si se aplica de forma literal, obligaría a modificar el Estatut d’Autonomia, ya que Castellón se quedaría con 18 diputados, cuando la norma estatutaria fija un mínimo de 20. Lo que se barajó la pasada legislatura fue que Castellón perdiera dos escaños y quedara con 22, a la vez que Alicante y Valencia sumarían uno por provincia, con un total de 36 y 41, respectivamente.

Nueva hoja de ruta

El posicionamiento definitivo de la formación en torno a la reforma electoral estará en parte condicionado, no obstante, por el resultado de las elecciones de Madrid, fijadas el 4 de mayo, y la hoja de ruta que marque desde entonces la cúpula nacional. Si el batacazo electoral que pronostican las encuestas deja fuera de juego a la lista que encabeza Edmundo Bal, es muy posible, según señalan en algunos círculos de Cs, que Inés Arrimadas respalde la operación para rebajar el techo electoral en territorio valenciano. Se pretendería así evitar casi a la desesperada quedar fuera del tablero político de la Comunidad, donde se consiguió el 17% del total de sufragios en las elecciones de 2019.

La nueva norma propuesta por el Botànic permitiría, entre otros aspectos, rebajar el listón electoral del 5% al 3%, fijar la paridad entre hombres y mujeres, establecer la posibilidad de voto preferencial (sin llegar a ser listas abiertas) o la incompatibilidad de ocupar cargos locales y autonómicos. Está por ver cómo se moldea esa propuesta inicial en busca de apoyos que son imprescindibles, como es el de Cs.

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