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El PP se enfrenta al peor escenario posible para el congreso regional

El PPCV se convierte en un polvorín donde todas las familias mueven ficha

Carlos Mazón junto a Isabel Bonig, en presencia de Pepe Ciscar, en el congreso de Alicante.

Los planes de la dirección nacional de un congreso tranquilo en territorio valenciano han saltado por los aires, máxime si el escenario ideal soñado por Génova era un cónclave en el que la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, diera el testigo al responsable de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, y sin contestación interna.

Este cuadro idílico quizás fue posible en algún momento, pero no a fecha de hoy. Los populares valencianos perdieron el poder hace seis años y los graves casos de corrupción apenas les han dado tregua. Aun así, no fue entonces sino ahora cuando el territorio se ha convertido en un polvorín, donde quién más y quién menos mueve ficha para tratar de posicionarse.

Preocupación en Madrid

Génova observa con preocupación los seísmos en la Comunidad Valenciana a cuenta de un congreso regional que ni si quiera se ha convocado, pero al que no le faltan aspirantes. El runrún de que la cita podría adelantarse a julio (estaba prevista para septiembre), pero también los propios movimientos de Génova para intensificar su control sobre el partido han agitado el territorio y la paz interna ha saltado por los aires. La sucesión de acontecimientos (el último, el «castigo» al alcalde de Ayora, José Vicente Anaya por airear sus aspiraciones a dar la batalla en el congreso) encaminan sin frenos al PP a la fractura.

El día después del controvertido comité provincial del jueves se oían ya llamadas a la calma, pero lo que existe es un ruido que no gusta en los despachos del PP nacional, pero tampoco en los de la regional. En los primeros, porque rompe la estrategia de Casado de evitar líos internos para que el partido se centre en las elecciones madrileñas. Y, para los segundos, porque pone palos en las ruedas para tener credibilidad como alternativa a Puig.

Con Pablo Casado al frente, el PP ha ido impulsando la renovación de las estructuras provinciales (primero Alicante; después València y ahora Castellón) y situando a sus afines al margen de la dirección regional. El «dedazo» ha funcionado relativamente bien, ya que los territorios han encajado los cambios con relativa docilidad. Sin embargo, el congreso en Castellón y el amago de una candidatura antiGénova, que encabeza el coordinador provincial del PP, José Vicente Anaya, son señales de un malestar creciente.

En Valencia, tras dos años de gestora, y con una organización que llegó a abrirse en canal, Génova logró en verano un congreso sin contestación. Un éxito sin paliativos, ya que la dirección nacional frenó candidaturas alternativas a Vicente Mompó, entre ellos el propio Anaya.

La situación ha cambiado. La cercanía del congreso y toda una sucesión de despropósitos ha puesto fin a la tranquilidad. Varios factores explican la tormenta perfecta para que el PP valenciano sea un polvorín. La idea cada vez más generalizada de que Génova ya no cuenta con Isabel Bonig y que su candidato es el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, ha alimentado en algunos sectores el temor a un desembarco alicantino y a que la provincia pierda peso.

Algunas fuentes hablan de una corriente antiGénova por sus imposiciones y en este clima enmarcaría la candidatura del alcalde de Ayora. Además de Anaya, otros, sin opciones, admiten estar pensando lanzarse. Es el caso del concejal de Benaguasil, Stephane Soriano, que ya se ha postulado en redes sociales, pero no es el único. En el PP se habla estos días de la doctrina Elio en alusión al edil de la Font de la Figuera que logró silla en la junta directiva tras presentarse a primarias. Casado lo integró, pese a ser un desconocido, lo que alimenta la idea de que dar el paso tiene premio.

Algunas voces en el PP aseguran que convocar el congreso puede ser un suicidio. Otros admiten que lo ocurrido desaconseja una cita inminente porque, y no es un dato menor, la militancia ya vota en los congresos, aunque también veían posible que Génova diera un golpe encima de la mesa para frenar los movimientos. La historia reciente demuestra que las primarias las carga el demonio. Bonig tiene decidido presentarse, incluso si su contrario es el elegido por Génova. Tampoco es el mejor escenario para Mazón, quien ha mantenido que no se presentará contra Bonig.

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