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Un testaferro de Zaplana fue estafado con copias de billetes de 500 euros

La operación fraudulenta se produjo en julio de 2011, cuando Joaquín Barceló intentó vender una parcela de Polop a un ciudadano armenio

Los expresidentes de la Generalitat, Eduardo Zaplana y José Luis Olivas, con Barceló en medio. | INFORMACIÓN

Uno de los presuntos testaferro y amigo de juventud de Eduardo Zaplana, Joaquín Barceló, alias «Pachano», sufrió una «sonora estafa» en el verano de 2011 al intentar vender una parcela rústica de su propiedad en Polop de la Marina. El terreno, por el que Barceló reclamaba 1.800.000 euros, acabó «pagado» en fajos de billetes de 500 euros en los que solo el primero era de curso legal. El resto eran meras fotocopias. A todo color.

El atestado de la denuncia que presentó Barceló ha acabado en el sumario del caso Erial porque uno de los investigados, Francisco Pérez López, conocido como «Paco Gasofa», expresidente del PP en Benidorm y propietario de una conocida gasolinera en la carretera a Finestrat, intentaba justificar por qué recibió 300.000 euros de Joaquín Barceló en 2011 a través de una de sus empresas en Andorra, Plaza Fontains. «Paco Gasofa» sería uno de los «factureros» a los que recurría de forma habitual Barceló para justificar la extracción de dinero de sus empresas que presuntamente entregaba en efectivo a Zaplana.

El relato de la estafa que Joaquín Barceló aportó al grupo de delincuencia económica (UDEF) de la Brigada de Policía Judicial de Alicante describe imágenes propias de la película de Peters Sellers de 1963, El honrado gremio del robo.

Barceló explica a los agentes que contactó con dos hombres, a través de terceros, José Manuel M. T. y otro que identifica como «Rafi», para vender la parcela de Polop. Una petición de los posibles compradores debería haber hecho saltar todas las alarmas al presunto testaferro de Zaplana. Preguntado si parte de la finca se podría pagar en «dinero b», Barceló respondió: «Es cuestión de negociarlo». El ojeador «Rafi», que aseguraba trabajar para un ciudadano armenio identificado como «señor Chekoski», pidió a Barceló en una posterior reunión privada que aumentara el precio de la finca hasta los 2,2 millones para poder cobrar un total de 400.000 euros de comisión por la compra de la parcela, de los que 300.000 euros pretendía ocultarlos a su jefe. Barceló y «Rafi» pactaron que la comisión se cobraría cuando se formalizara la venta de la parcela de Polop.

La operación de compra y la entrega inicial de 1,4 millones de euros se fija en el Hotel Hilton de la avenida Diagonal de Barcelona, a finales de julio de 2011 con la excusa de que Chekoski (un gran empresario que se dedica a la compra de diamantes, según explicaron sus supuestos representantes) visitaba la ciudad.

A fajo por minuto

En la operación de transacción se presenta el supuesto pagador del dinero, «de nombre Serg», quien alega «cuestiones de seguridad» para realizar el pago en otro hotel el Rey Juan Carlos I. En una suite, con la música a todo volumen, «por motivos de seguridad» el pagador Serg comienza a extraer «28 fajos de billetes de 500 euros» que ambos contaban a la velocidad de un «fajo por minuto» y que el intermediario Serg extraía de la puerta de un «aparador grande» que volvía a meter en un cajón.

Finalizado el recuento, Barceló relata que Serg «introdujo tres montones de fajos de billetes de 500 euros, dos de 10 fajos y un tercero de ocho en una maleta azul Samsonite con cerradura por contraseña». Y que, tras preguntarle «si todo era correcto», le pidió que llamara a «Paco el Gasofa» para que pagara a «Rafi, el ojeador» los 300.000 euros de comisión acordados. Ambos esperaban la llamada en Benidorm. Y la transacción se realizó al creer Barceló que acababa de hacer el negocio del siglo.

Tanto Serg como Barceló volvieron al Hilton para «firmar el contrato» y formalizar la entrega del dinero. A partir de este momento, Serg, «el pagador», en representación del empresario Dimitri Chekoski se ausenta y entrega la maleta, cerrada con contraseña, a Joaquín Barceló. Serg asegura que va a recoger a Chekoski al aeropuerto, quien ha pedido que lo esperen porque quiere conocer a Barceló y su abogado.

Aunque pasa el tiempo en el Hotel Hilton y la esperada llegada de Chekoski se eterniza. Uno de los intermediarios iniciales de la compraventa reclama la contraseña de la maleta a Serg vía telefónica, pero este, «bajo pretextos, no la facilita».

Finalmente, Barceló decide abrir la maleta «a golpes en el aseo del vestíbulo del hotel». Ahí es donde descubre que los fajos de billetes de 500 euros son «fotocopias con la inscripción ‘facsimile’, a excepción de los tres billetes por los que comenzaba cada montón». Un mes después, en septiembre de 2011, denunció los hechos. No lo hizo antes, por «miedo».

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