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Mazón se hace con el control total del PPCV y mira ya a la Generalitat

El nuevo presidente, que logra el apoyo del 99,6% de los compromisarios, asume ya el rol de jefe de la oposición al Consell y candidato a las autonómicas con un discurso en el que prioriza a las clases más vulnerables, y destaca la defensa del trasvase o la lucha contra la infrafinancición

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Las imágenes del congreso regional del PP celebrado en el Palau de Les Arts Reina Sofía Alex Domínguez

El guión empezó a escribirse hace prácticamente dos años. Este sábado sólo quedaba la puesta en escena final. Más después de que a principios de junio el candidato auspiciado por Francisco Camps, José Vicente Anaya, se quedara sin apoyos para llegar hasta el congreso regional. Como marco para la escenificación, el Palau de les Arts de València, emblema por excelencia de la época dorada del Partido Popular en la Comunidad. No hubo sorpresas en el desenlace. El protagonista, Carlos Mazón, se convertía en el presidente del PP regional. Lo hacía con el apoyo del 99,6% de los compromisarios y compromisarias, lo que, a efectos prácticos, se traduce en solo tres abstenciones. Un respaldo incontestable, con unas cifras que ni siquiera el propio Camps consiguió en el congreso de 2008, cuando se quedó en el 98%. Carlos Mazón se hace así con el control total del partido en un congreso en el que ya empezó a ejercer como jefe de la oposición al Botànic y como candidato a la Generalitat. Y todo con un discurso que pivotó sobre los clásicos del PP, como el trasvase, la bajada de impuestos o la lengua, pero también sobre la lucha contra la infrafinanciación. Ahora bien, por encima de todo destacó el modo en el que puso el foco en las clases más vulnerables, hasta el punto de que Carlos Mazón dijo que, puestos a priorizar, priorizaba a las personas que se encuentran en situación de exclusión social, y habló de no dejar a nadie atrás. Un discurso más propio de otras formaciones más situadas a la izquierda y con el que, de paso, se desmarcaba de la lideresa de moda en el PP, Isabel Díaz Ayuso, que incluso llegó a tachar de «mantenidos subvencionados» a las personas de las colas del hambre en plena campaña electoral en Madrid.

Catalá, en su intervención. | ALEX DOMÍNGUEZ

Catalá, en su intervención. | ALEX DOMÍNGUEZ MaríapomaresM.p.

La jornada había comenzado un aire marcadamente festivo. Incluso eufórico. Nada extraño. El propio Carlos Mazón, en su primera intervención, aún como candidato, llegó a admitir que no era necesario pedir el voto a los compromisarios, que, con que se votara él mismo, ya sería presidente. Estaba todo ya muy cantado de antemano. Eso mismo explica que el tono en el que se desarrolló la jornada fuera más propio de un mitin que el del congreso de un partido. Un detalle: el alcalde de Alicante, Luis Barcala, y la portavoz del PP en Castellón, Begoña Carrasco, tuvieron que dejar a medias su ponencia -titulada «La Comunidad en el centro»- por la entrada en el auditorio del presidente del PP nacional, Pablo Casado. Y ellos tuvieron unos minutos. El presidente provincial de València, Vicente Mompó, ni siquiera llegó a subir al escenario. Se quedó con los papeles en la mano. Lo importante era ensalzar la figura de Carlos Mazón y demostrar un fin de ciclo y el comienzo de otro nuevo. Otro horizonte en el que quedó claro que el protagonismo pasa por Casado y por La Moncloa; por Mazón y por el Palau de la Generalitat; y por la nueva número dos del partido, María José Catalá, y por el Ayuntamiento de València. O, al menos, esas son sus aspiraciones.

Hubo miradas al pasado e intentos de reivindicar figuras que en su día cayeron en desgracia, sí, pero huyendo de herencias envenenadas. Gestos hacia Alberto Fabra, a la sazón presidente del XV Congreso del PPCV, y a quien Mazón calificó como un «referente». Guiños, muchos guiños, hacia la ya expresidenta del PP regional, Isabel Bonig, que acabó perdiendo el pulso frente a Mazón y Génova en su intento de revalidar el cargo. Guiños por parte de Fabra, de Catalá y hasta del propio Casado. Incluso Carlos Mazón puso en valor la «fuerza» de Bonig, presente en la sala y visiblemente emocionada en algunos momentos. «A Isabel le ha tocado defendernos y lo ha hecho excepcionalmente bien», sentenció. Gestos, guiños y el intento de rehabilitar la figura de la exalcaldesa de València Rita Barberá, otrora repudiada por los suyos. «Siempre peleó y sacó las garras por la ciudad y el partido», destacó María José Catalá, quien anunció que, si consigue la Alcaldía de València dentro de dos años, la nombrará alcaldesa honoraria.

No obstante, era, por encima de todo, un congreso en clave de futuro. Un futuro que, como dejaron claro los populares en todo momento, pasa en primer lugar por alcanzar la Generalitat. Por eso mismo, los ataques al jefe del Consell, Ximo Puig, y al Botànic fueron rociando todos y cada uno de los discursos. Sólo una anécdota: si el lema de la campaña del Mazón candidato fue «Mazón president», el del congreso de ayer fue «Tots a guanyar», que recordaba bastante al «Tots a una veu» que tanto ha promocionado el tripartito de izquierdas desde la Generalitat. «Gran día para el PP, mal día para el Botànic», enunció el número dos del PP nacional, Teodoro García Egea. «Le pido al presidente de la Generalitat que deje de reunirse con los ministros de su partido, porque empeora la situación de la Comunidad», subrayó Mazón, quien no se cortó y le lanzó un mensaje directo al jefe del Consell: «Que convoque las elecciones cuando quiera, que nosotros estamos preparados. Te las vamos a ganar. Tómate un zumo de naranja en el despacho y quédate quieto, que empeoras las cosas». Era, al fin y al cabo, una prueba más del triunfalismo que se respiraba en un congreso en el que Mazón estuvo respaldado por la cúpula de Génova: de Pablo Casado a Teodoro García Egea, pasando por el alcalde Madrid, José Luis Martínez-Almeida, o el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras y hasta el exportavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas y flamante director de la Oficina del Español de la Comunidad de Madrid, Toni Cantó. Nada extraño, si se tiene en cuenta que la candidatura de Mazón contó desde el principio con el respaldo total y absoluto de la dirección nacional. «Será el próximo presidente de la Generalitat, porque ya hace falta que se ponga en órbita esta tierra», proclamó Pablo Casado, consciente ya no sólo de que en Mazón tiene a un aliado, sino también sabedor de que su pasaporte hacia La Moncloa pasa en parte por lo que los suyos puedan lograr en la Comunidad Valenciana a partir de ahora.

«No os vamos a defraudar porque jamás nos habéis defraudado, vamos a defenderos siempre. Nadie os va a agachar la cabeza y, aunque seamos un instrumento, somos el mejor instrumento para el cambio de la Comunidad», señaló Mazón respecto a las aspiraciones compartidas por él y por el núcleo duro de su partido. En este sentido, volvió a abogar por un partido «cada día más abierto», demostrando que su objetivo pasa por ensanchar las bases mirando a un lado y al otro del espectro ideológico. Sus palabras llamando la atención sobre los colectivos más vulnerables así lo evidenciaba, de hecho. Para ello, como ya ha venido haciendo en los últimos tiempos, apeló a seguir construyendo el partido «de abajo arriba», y a poner en valor las provincias, con muchas referencias a la vertebración huyendo del término vertebración para desmarcarse del Botànic. «Estoy cansado de que para que la Comunidad sea grande se crezca a costa de las provincias», recalcaba el también presidente de la Diputación de Alicante, el bastión de poder más importante que, hoy por hoy, conservan los populares en la Comunidad. Y todo en un congreso que permitía que un líder desde la provincia de Alicante se haga con el mando del PP regional casi 28 años después de que lo lograra Eduardo Zaplana.

Catalá: «Veo a Ximo Puig en Alicante reivindicándose, aunque ya es tarde»

A través de referencias directas o indirectas, el jefe del Consell, Ximo Puig, estuvo presente a lo largo de todo el congreso. Hasta el extremo de que la nueva secretaria general del PPCV, María José Catalá, llegó a poner el foco sobre el «nerviosismo» que ha provocado en la izquierda el ascenso político de Mazón y subrayó que «veo a Ximo Puig permanentemente en Alicante reivindicándose, aunque ya es tarde». Como es lógico, también trató de demostrar su respaldo incondicional a su nuevo presidente. «Voy a ser tu fiel escudera, e intentar que tu camino sea más ligero. Sólo tú puedes ser mi presidente», le espetó, para, a continuación, recordar que hace sólo una semana que ha sido madre y ha tenido el apoyo de su nuevo jefe de filas en ese sentido. «El feminismo es una cuestión de todos, y para mí Mazón se ha convertido en la persona más feminista que he conocido, por su cariño y atención», sentenció.

maríapomares

«Me niego a seguir avanzando si es a costa de quienes más lo necesitan»

El nuevo jefe de los populares plantea un plan exprés para reducir la elevada tasa de paro juvenil

Los clásicos del PP encontraron acomodo en el primer discurso que ofrecía Carlos Mazón como presidente -ya de hecho y de derecho- del partido en la Comunidad Valenciana. Trasvase, lengua, bajada de impuestos, colaboración con el sector privado para la gestión de servicios públicos, apoyo al turismo y a los principales sectores productivos, e incluso infrafinanciación. Sin embargo, por encima de todo, destacó la apuesta del nuevo jefe de los populares valencianos por las personas más vulnerables y en riesgo de exclusión social. «Me voy a mojar», dijo a modo de introducción, no sin antes admitir que éste, junto al de su toma de posesión en la Diputación, era el discurso más importante de su vida. A partir de ahí, comentó que, siendo importantes y necesarios todos los puntos que había enumerado hasta el momento -entre los que incluyó el palacio de congresos de Alicante y el nuevo centro de congresos de Elche-, la prioridad en estos momentos es la gente más vulnerable, la que se encuentra en situación de exclusión social. Habló del desempleo juvenil y propuso un plan de choque exprés para reducir una tasa de paro que, entre este colectivo, alcanza el 42%, según detalló. También se refirió a los 200.000 valencianos, que, según subrayó en su discurso, están en riesgo de severa pobreza y que, apostilló, «ni siquiera han accedido al Ingreso Mínimo Vital ni a la Renta Valenciana de Inclusión». Y remató con las listas de espera para acceder a un geriátrico y con las demoras en Sanidad. «Somos el instrumento, no somos un fin en nosotros mismos. No son tan importantes los cargos como lo que vamos a hacer para acabar con problemas como las listas de espera. Y eso es perfectamente compatible con la ambición de ganar, de gobernar, no para ocupar sillones, sino para cambiar las cosas en la Comunidad», señaló al respecto.

«Me niego a seguir avanzando si es a costa de quienes más lo necesitan. La Comunidad del futuro por la que vamos a luchar no va a dejar atrás a quien más lo necesita. Esta es mi promesa prioritaria para hoy», proclamó, para, acto seguido, sacar pecho de su gestión en la Diputación de Alicante y de lo que se ha venido haciendo en materia de agenda social. «Hemos doblado las ayudas al Banco de Alimentos de Alicante y hemos doblado el fondo para Alicante Gastronómica Solidaria», defendió.

También hizo un guiño hacia el medio ambiente. Ahora bien, abogó por compatibilizar sostenibilidad y desarrollo. Como ejemplo, el trasvase del Tajo-Segura, una cuestión que fue salpicando todos los discursos a lo largo de la mañana. Mazón, no en vano, incidió en que el trasvase es la mejor prueba de que se puede conjugar lo verde con el desarrollo. «Está en juego la muerte de 50 millones de árboles con el recorte del trasvase», alegó.

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